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Narra Jimin

Taehyung ya llevaba una semana fuera del hospital. 

Era genial no tener que pasar por urgencias cada vez que le hacía una visita, de hecho, él lucía más feliz que en la última temporada, pero sabía que algo le faltaba.

No había que ser demasiado inteligente como para deducirlo.

Tal vez estaba siendo un entrometido, o un impulsivo, pero no podía dejar así las cosas, así que, después de haber citado al castaño en aquel lugar, me presenté media hora antes de lo acordado, porque sabía que cabía la posibilidad de que llegara, se arrepintiera y se marchara, por lo que quería estar presente antes por si las moscas.

Revisé los mensajes que habíamos intercambiado la noche anterior, percatándome de que en verdad algo en él no estaba del todo correcto.

Necesitaba aclarar todas las dudas que azotaban mi mente.

Cuando menos lo esperaba, el muchacho apareció. Sin importar nada más, me levanté abruptamente de mi asiento y alcé la mano para que pudiera verme con claridad.

Una vez lo hizo, temí ciertos segundos, pues no pudo evitar quedarse estático en el lugar un breve período de tiempo. Pero después, caminó hacia mí, haciendo que volviera a respirar con tranquilidad.

—H-hola Jimin. —Murmuró antes de tomar asiento frente a mi.

—Hola Kook. Hacía mucho que no te veía, ¿todo va bien? —Asintió con desgano.

—¿De qué querías hablar? —Aquella pregunta me pilló desprevenido, pues tenía pensado conversar con él para que no fuera tan frío ni tan directo el asunto, pero aún así, suspiré profundamente y le miré a los ojos antes de contestar.

—De Taehyung. —Una vez escuchó ese nombre, sus ojos se iluminaron. No puedo decir que aquello no me extrañó, porque sería mentira. Según sabía, Jungkook no había querido saber nada de él desde que salió del hospital como si en verdad nunca le hubiera interesado, pero entonces, ¿por qué sus ojos demostraban todo lo contrario?

—É-él...¿está bien? —Dijo esperanzado.

—Ha salido del hospital. Está viviendo con Jin aunque... Yo no diría que está bien. Han pasado muchas cosas, demasiadas... —Agaché la cabeza sin querer, recordando todos los malos recuerdos que ahora tenía el rubio en su mente.

—Y yo no estuve ahí con él. —Apoyó su cabeza en ambas manos y bufó.

—Jungkook. ¿Por qué no le visitaste? —Aquella pregunta pareció dolerle al menor. Su expresión cambió por completo y humedeció compulsivamente su labio inferior. Cuando pensé que ya no iba a contestar, abrió la boca para hacerlo.

—Yo... Soy un imbécil. —Su labio temblaba a medida que hablaba. —Jimin, nunca dudes de lo que quiero o quise a Tae. Él ha sido como mi brújula invisible dentro del hospital, fui valiente y afronté mi enfermedad gracias a que él estuvo a mi lado. Nunca me había sentido tan pleno como cuando me miraba. Me hacía sentir un zoológico en el estómago. —Mientras hablaba sonreía con la mirada perdida, rememorando aquellos momentos.

—Entonces... ¿Qué pasó? —Insistí para hacerle hablar.

—Lo dicho, simplemente soy gilipollas. —Bufó. —N-nunca he sido muy bueno a la hora de hacer amigos, y, una vez que un grupito se fijó en mí, tenía tanto miedo de ser rechazado que me amoldé perfectamente a sus personalidades para encajar. Pero eso fue lo peor que pude hacer, aunque eso no lo supe hasta este mismo año, aunque hemos sido amigos desde la infancia. —Continuó tras una breve pausa para ordenar sus pensamientos. —Ellos... Nunca me han aceptado por quién soy, pero prefería vivir en esa falsedad antes que quedarme solo. —Sonrió, aunque aquello distaba de ser una verdadera sonrisa. —Y cuando volví a casa, tenía muy claras mis ideas, hasta que me reencontré con ellos. Taehyung se merece alguien seguro de sí mismo, que pueda gritar a los cuatro vientos lo mucho que le ama sin sentirse como yo me sentí en esos instantes... TaeTae se merece el mundo entero, y yo jamás seré capaz de entregárselo. —Le corté antes de que sus ojos se aguaran más y acabara llorando.

Brújula Invisible💭 [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora