El hombre que se convirtio en animal

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El dolor de parto es algo que con palabras no puede describirse, pero la emoción que provoca conocer a un nuevo ser que viene de tu interior , te hace sentir una fuerza extraña que incluso sabias que la tienes.
La mañana de 28 de junio nació mi primogénito, Mariano , es su nombre; conocido por que mi mejor amiga se llama Mariana y si habría sido niña ese seria su nombre.
Después de largas horas de trabajo de parto, mucha paciencia y fuerza, logre tener un parto fisiológico sin complicaciones, mis palabras al sentirlo en mis brazos fueron: Te amo mi vida, que Dios te bendiga siempre.
Al día siguiente me fui a casa , muy apapachada por mi tía y mi suegra. Y la familia de Ed muy curiosa de ver al nuevo integrante de la familia.
Mi hijo sin duda hermoso, de una piel Rosita y blanca, de unos ojitos divinos y muy vivos desde que nació. Es la cosa mas bella que he logrado crear...!!!
Pasaron unos días y mi tía se fue de casa....me quede con mi hijo y completamente dedicada a él.
Una mañana Ed se fue al trabajo como siempre y se despidió diciendo que al regresar me llevaría artículos nuevos para el bebé, emocionada espere paciente y dedicada a cuidar mi cuarentena como se me indicaba, amamantaba a mi pequeño a demanda y además le daba fórmula pues fue un niño muy hambriento.
Esa noche Ed no llegó a casa.
Trataba de mostrarme serena y despreocupada, pero mi suegra sabía que estaba triste de nuevo.
Me pedía que no llorara mas, me repetía una y otra vez que le haría  daño al bebe y que mejor durmiera...que Ed algún día cambiaría, que a lo mejor tenia mucho trabajo. Sin embargo lo que me decía no lograba darme paz.
Ed llego a la mañana siguiente....
Paso en el coche con sus amigos y escuche como en la sala su madre le decía que era un irresponsable, que mataría a mi hijo por su causa y que se fuera.
Paso a cambiarse la ropa y marchó de nuevo.
Esa tarde mi cabeza solo pensaba en por que permitía que este hombre me tratase de esa manera. Quería salir de ese lugar, estar con personas que realmente me entendieran, la depresión se adueñó de mi. Empecé a dejar que mi suegra cuidara a mi hijo de escasos 15 días de nacido, y me encerré en la habitación fría a llorar, sin tomar en cuenta que mi hijo me necesitaba.
Esa noche Ed regreso ebrio de nuevo, apenas se mantenía en pie.
Me ignoro tanto como yo a el. Y se fue a otra habitación.
Había pasado un tiempo razonable y salí fuera a buscar su teléfono, aquel black berry que me pertenecia, estaba dispuesta a hablar con Monica para pedirle que me dejara ser feliz con Ed, que ella había tenido su tiempo y que nos dejara ser feliz.
Siempre sentí que ella nunca se alejo y el nunca la dejo de buscar, sin embargo preferí hacerme de la vista gorda, hasta esa noche.
Después de leer un historial de llamadas bastante explicito sobre lo que el pensaba de mi y ella ...revise las fotos....
Y allí estaban.... Las fotos recién tomadas en un motel de paso, durante los días que no llego a casa. Pude notar que lo pasaron muy a gusto.
En ese momento una sensación de furia se apodero de mi, y lo único que pude hacer fue correr a levantarlo y enfrentarlo.
Totalmente histérica rompí todo cuanto estuvo a mi pasó!!!
Le reproche el haberme engañado desde un principio ..
Le expresé mi odio de mil formas, y mis palabras mas hirientes salieron de mi boca deseándole lo peor.
Por ultimo mi cuñado me abrazo y me llevo a mi habitación.
Al día siguiente prepare mis maletas, y mande llamar  a mi tía, le pedí fuese por nosotros y le explique lo que había ocurrido.
Me marche y el no hizo nada por detenerme.
Y aun si lo hubiese hecho, en ese momento lo habría rechazado.
Pase casi dos semanas en mi pueblo, refugiada con una tía.
Cuidando de mi hijo, y recuperándome de un desgarre a causa de mi desplante con Ed días antes.
Y de pronto Ed apareció en casa de mi tia, suplicando perdón por lo que había ocurrido, prometiendo y jurando que aquella relación con Mónica había terminado ya.
Mortificada por el bien de mi hijo y la idea de que creciera solo conmigo, acepte perdonar y olvidar.
Regrese a casa de mi suegra, seguí cuidando de mi hijo y tratando de ignorar las provocaciones de Mónica por teléfono.
Mi pesadilla empezó unos días después.....
Ed, quería sexo y yo aun estaba en cuarentena, algo había ocurrido pues yo no había parado de sangrar desde que Mariano nació.
Y aun cuando le explique que no me sentía bien, una noche que llego ebrio y estaba sola con el niño.....se convirtió en un animal....
Me dijo que estaba harto de esperar y que tenia que complacerlo, pese a que me negaba empezó a forcejear conmigo, me desgarro la ropa y me llevo al baño, le suplicaba llorando que me dejara, que me haría daño, que pensara en el niño que dormía en la cama solo, me ignoró, me dio la vuelta y sentí como su fuerza me lastimaba por dentro, las piernas me temblaban, sentía un dolor inmenso y ardor como si mil cuchillos me hubiesen cortado. Solo podía llorar, su fuerza siempre me ha rebasado.
Me decía que si gritaba mas me dolería. Y cuando creí que había terminado, me inclinó y me embistió con fuerza, sentí como desgarraba mi orificio anal, me quede sin aire y sin fuerzas. Sólo le repetía una y otra vez que me lastimaba y que me dejara en paz.......debí conmoverlo de alguna forma, o fue mi sangre la que lo hizo entrar en si. Se retiró y me dejo en el baño, temblorosa y a angustiada, me levante y me limpie. Adolorida me recoste junto a mi hijo y trate de dormir, pero el dolor no me lo permitió.
Al día siguiente no me desperté para atender a Ed, me dolía todo el cuerpo, solo se acercó a la puerta y me pidió disculpas...así a secas, pude notar que no estaba para nada arrepentido.

Mi suegra había salido, regreso a los dos días de aquella pesadilla, no comente nada de aquel incidente.
No salia de la habitación , y de pronto noto que me veía mal,  en efecto, tenia fiebre y apenas me paraba pues desde esa noche mi sangrado aumento mas, pidió ayuda y me llevaron a una clínica, los médicos dijeron que tenia un desgarre en la episiotomia, y que tenia una severa infección.
Los médicos sabían o al menos tenían una idea de lo violento que fue aquello que me provocó ese desgarre, no podían proceder legalmente si yo no les decía la verdad.
No pude evidenciar a Ed, en el fondo siempre pensé en que si lo encarcelaban, me quedaría sola y empecé a justificarlo en mi mente.
Los médicos no estuvieron de acuerdo, pero sin mi acusación, se trataba de una negligencia de mi parte.
Al salir de allí, después de varios días  de antibióticos y de tener que suspender la lactancia de mi hijo, le pedí a Ed que nunca mas me tocara, que prefería que se fuera con alguien mas y que no me opondría, pero que nunca mas me repitiera la violencia de aquella noche por que entonces ya no me tentaría el corazón y lo mandaría a la cárcel.
Entonces empecé a vivir un infierno diferente: la depresión postparto.

Att. La Dama de CompañiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora