Capítulo 8

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Este libro se encuentra disponible en las
librerías de Argentina, en España por e-book,
en mercado libre por los demás países y ahora,
por ser que estamos en cuarentena, también
lo van a poder leer acá en wattpad con sus capítulos
completos.
¡Espero que les guste!
Tengan consideración de que este libro lo escribí
a los 15 años, ahora tengo casi 20.
aclaro por si llegan encontrar algún que otro error.
¡Feliz cuarentena! ojalá se encuentren bien de salud.
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Alguien golpea la puerta con rudeza y me despierto. Me levanto de la cama y bostezo. El golpe hacía la puerta de la entrada son más fuertes y me acercó a ella.

Convencida de que es Ryan la abro y un Javier todo golpeado y ensangrentado, lleno de furia me mira.

—¿Qué... qué haces aquí? —mis ojos se agrandan y no puedo evitar tartamudear.

—Sabía que te iba a encontrar aquí. —toma de mi cuello y golpea mi rostro sin piedad. Caigo al suelo y me patea.

El timbre suena...

El sigue golpeándome mientras le suplico que se detenga.

El timbre vuelve a sonar...

—¡Para, por favor! –grito con fuerza. Él se burla de mí, intenta arrancarme la ropa y patearme.

El ruido de la puerta me despierta. Era solo un horrible sueño. Respiro agitada y lo veo a Ryan entrar desesperado al dormitorio.

—¿Estás bien? —me pregunta preocupado.

—Sí, estoy bien. Solo tuve una pesadilla. —intento calmarme.

—Toqué el timbre más de tres veces y como no atendías rompí la puerta de una patada. —ese era el ruido que me despertó.

—¿Qué haces aquí? —preguntó una vez calmada.

—Vine a ver como amaneciste y te traje algo de desayunar. —asiento y me levanto de la cama. Ryan me mira de pies a cabeza. Recién ahora recuerdo que llevo puesta su remera.

No sé qué decir ya que ropa me traje y no tengo excusa del por qué me puse su remera.

—Eh, yo... —me pongo incomoda—. No tenía remera de pijama y encontré tu remera, y...

No dejo de tartamudear y al ver su sonrisa me sonrojo completamente.

Pone su dedo sobre mis labios para callarme y habla:

—Está bien, de todos modos, te queda demasiado hermoso. Puedes usar todas las remeras que quieras. —sonríe y mi cara arde. Asiento y salgo del cuarto directo a lo que parece ser la cocina

En todo el camino Ryan no aparta su mirada de cada movimiento que hago. Me mira en todo momento y eso me pone nerviosa.

—¿Cómo dormiste? —me pregunta tomando del café que le serví.

—Bien, evitando la pesadilla, dormí bien. —digo poniendo la tarta sobre un plato y la corto.

—¿Que soñaste? —me pregunta frunciendo el ceño y relame sus labios. Ese acto me descoloca.

—Nada. —digo recordando y no quiero decírselo. Arquea una ceja.

—Soñaste que ese idiota te venía a buscar, ¿no? —asiento agachando la cabeza y él se acerca a mí.

—Eso no va a pasar, aquí estarás bien. Ese imbécil no te volverá a tocar. —me dice con sus manos en mis hombros. Miro sus labios y el hace lo mismo. Me aparto de él y guardo lo que queda de la tarta en la heladera.

Lo escucho suspirar y luego habla:

—Yo ya me tengo que ir. Cualquier cosa que necesites solo llámame. No lo dudes, aunque sea solo para decirme que no puedes abrir la ventana, yo vengo y la abro por ti. —sonrío.

Se va del departamento y vuelvo a sentir esa sensación de soledad.

Voy a sentarme en el sillón cuando un fuerte dolor golpea mi costilla. Ayer cuando me bañaba era igual pero no quise decirle nada a Ryan.

El cuerpo me duele demasiado. Tomo mi teléfono, lo llamo y no atiende, que ya está entrando por la puerta.

—Estaba por tomar el ascensor. ¿Qué sucede? —me pregunta preocupado.

—Me duele mucho la costilla, desde ayer me duele todo el cuerpo. —hago una mueca.

—Tendrías que habérmelo dicho. —me carga sobre sus brazos y sale del departamento.

—Ryan, sólo llevó tu remera puesta. Se me va a ver todo. —digo, tapándome cómo puedo.

—No hay tiempo para eso. —salimos del edificio y me mete dentro de su auto. Conduce hasta el hospital. Cuando llegamos unas enfermeras nos atiende y un hombre de bata blanca se acerca a Ryan, pero no logro escuchar lo que le dice ya que entramos a un cuarto.

Luego de atenderme durante varias horas, Ryan entra al cuarto y se acerca a mí.

—¿Cómo estás? —me pregunta.

—Estoy bien. Deberías estar en el trabajo.

—Eso puede esperar. —me observa el rostro y siento pena. Estoy horrible, mis ojeras son muy notarias, tengo una venda en la frente y una en el mentón.

Aparto mi rostro, pero él toma suavemente de mi mentón haciendo que lo mire.

—Eres hermosa. —me dice sonriendo y en ese momento entra el enfermero.

—Bueno, vas a estar bien. Fueron muchos golpes y tienes varias fracturas. –mira una carpeta en sus manos y hace una mueca de pena—. Siento mucho su perdida. No pudimos hacer nada para remediarlo.

Mi respiración se vuelve densa y Ryan lo mira sin entender.

—¿Cual perdida? —pregunta el sin entender y mis manos tiemblan.

—Su bebé. —la cara de Ryan no expresa nada bueno y siento vergüenza—. Debido a los golpes, el bebé no resistió. Lo siento mucho.

Él aprieta sus puños y dirige su mirada hacía mí.

Mierda.

Como siempre: Olivia [✔] ┋ ¡Capítulos completos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora