Capítulo 28

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Olivia sale de su casa acompañada de Karla. Pensativa, mira para todos lados con la falsa esperanza de ver a Ryan. Karla la mira y llama su atención tomándole la mano.

—¿Qué pasa, Livvy? —pregunta la mujer, dulcemente.

—Nada, solo pensaba. —sonríe.

—¿En qué? o ¿En quién?

—En nadie en especial. Sólo pensaba, en mi pasado. Quién fui, quién soy. —llegaron al kiosco y Karla entró sin responderle. Olivia decidió esperarla afuera y de adentro salió, chocándose con todo, un hombre de capucha negra y una cerveza en la mano.

Chocó el hombro de Olivia y, aunque ella no fue quien lo agredió, pidió perdón de todas formas, con amabilidad.

El hombre giró al oír su voz y la miró con los ojos abiertos. Claro que Olivia no lo recordaba, pero Javier si a ella.

—¿Por qué demonios sigues viva aún? —los ojos oscuros del hombre estaban inyectados en lágrimas y odio. Olivia lo mira desconcertada y asustada.

—Disculpe, pero no lo conozco. —dijo ella, sonriendo con la esperanza de que él la hubiera confundido con otra persona. Quería que se fuera de una vez.

—¿De qué mierda hablas? —se acercó a ella, peligrosamente.

—¿Usted fue alguien de mi pasado? Disculpe si no lo recuerdo, tuve un accidente y no recuerdo nada. —Javier alzó una ceja y río con sequedad. Su voz era borracha y ronca.

—¿Así que hice que la puta olvidara todo? —Olivia no le respondió y tembló al sentir su fría mano tomar su brazo de una manera muy asquerosa.

—¡Eh! —ambos giraron la cabeza al oír aquel llamado, encontrándose con Ryan quien se dirigía a ellos con sus puños endurecidos.

Javier corrió con la botella en la mano como si fuera una rata que acababa de robar algo. Ryan intentó seguirlo, pero Olivia lo detuvo tomando su mano.

—Déjalo, está loco. —dijo ella riendo, pero notablemente asustada.

—¿Estás bien? —le preguntó, Ryan acercándose a ella y tomando su mejilla. Olivia reconoció que ése fue un gesto muy dulce.

—Estoy bien. Sólo es un tipo loco y borracho. No le entendí nada. —Ryan suspiró y aunque estuviera mal, deseó que Olivia se quedará así para siempre ya que ella no tiene ni idea de toda la maldad que la rodeaba en su pasado.

—¿Qué haces por aquí? —preguntó ella, luego de estar mirándolo durante unos segundos.

—Fui a tu casa a ver si estabas bien, y tu mamá me dijo que saliste a comprar con Karla. Cuando volvía, te vi.

Olivia asintió admirando sus ojos. Cuando parecía que Ryan se estaba acercando más a ella, al oír a Karla se separaron.

—Listo, Olivia. —ella se sorprendió al ver a Ryan—. Señor Ryan, ¿qué hace por aquí?

—Las crucé de casualidad. —dijo sonriendo y vio a Olivia que estaba notablemente sonrojada.

Horas más tarde, la cena se estaba acercando cuando Olivia se encontraba recostada en su cama, pensando.

El mismo recuerdo que estuvo teniendo estos últimos días le llegó a su mente.

Un recuerdo de una adolecente besándose con un hombre.

De solo pensar que esa chica era ella se sonrojaba. No puede ser que esa chica sea ella y ese hombre sea Ryan ya que él le había dicho que solía ser su profesor. Eso está mal.

Agustina Brusco

Ella se levantó de la cama y salió de su dormitorio. Una vez en la puerta de la cocina, la escuchó hablar a Karla por teléfono. Nombró una dirección que Olivia guardó en su memoria.

—Ya la anoté bien, señor Ryan. Cualquier cosa que pase voy a su departamento y le aviso. —-el corazón de Olivia se aceleró al escuchar su nombre. Karla colgó el teléfono y Olivia aprovechó para entrar a la cocina.

—Olivia, la cena ya está lista. —dijo ella al verla. Ambas se sentaron a la mesa ya que Cielo se encontraba durmiendo. Sus medicamentos la seguían dejando muy cansada.

—¿Qué dijeron los médicos sobre la enfermedad de mamá? —preguntó, pensando en eso.

—Pensábamos decírtelo luego... Hay buenas noticias. — hizo una breve pausa—. No es nada seguro, pero su enfermero nos dijo que la enfermedad estaba disminuyendo. Sus nuevos medicamos hicieron un gran efecto y, como siga así, y el virus no se agrande, existe la posibilidad de que mejore.

Olivia no pudo contener su emoción a la hora de abrir sus ojos impresionada. No podía creer que le dijeran eso y era realmente una muy buena noticia. Ella solo esperaba ver el día en que su madre volviera a vivir saliendo de su enfermedad. Olivia a pesar de no tener ningún recuerdo, sabía que ella siempre fue una buena madre. Quería saber, quería que le afirmaran que ella ya no padecía de esa horrible enfermedad que la había aprisionado durante años.

El resto de la cena lo hicieron en silencio hasta que Olivia volvió a hablar.

—¿Crees que recuperaré la memoria algún día? —preguntó ella, haciendo movimiento de su comida con el tenedor. Había comido solo la mitad ya que nos nervios le cerraron el estómago.

—Sí, lo harás. Hablé con tu doctor por teléfono y me explicó que será por un periodo de tiempo. No tienes de qué preocuparte. —le guiño el ojo y ella sonrió volviendo su vista a su ya fría comida.

—Creo que ya me iré a dormir. —la ayudó a limpiar para luego dirigirse a su habitación. Una vez en ella, le puso seguro a la puerta, cambió su vestimenta por algo más apropiado y salió de su casa por la ventana. Le parecía un acto inmaduro y sabía que no debía hacerlo ya que no sabía cómo moverse por las calles. Tomó un taxi con el dinero que encontró en su habitación y a los minutos, ya estaba frente a un edificio que nunca antes había visitado, pero sin embargo la numeración le decía que estaba en el lugar correcto.

Eran altas horas de la noche, pero a ella parecía no importarle, no tenía miedo. Necesitaba hablar con Ryan para contarle sobre su recuerdo y aunque le diera vergüenza admitirlo, también necesitaba verlo a él.

Luego de tomar el ascensor, se detuvo frente a la puerta número setenta y, antes de poder golpear, Ryan apareció de la nada saliendo del ascensor. Más bien, un golpeado y sorprendido, Ryan se acercó a donde estaba ella.

Como siempre: Olivia [✔] ┋ ¡Capítulos completos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora