Capítulo 35

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Pasaron horas desde que bajamos del avión y nos instalamos en un departamento bastante lindo.

Karla nos dijo que mañana por la tarde será el casamiento. Nosotras ya tenemos los vestidos y a la mañana iremos a la peluquería.

—Ya terminé de acomodar todo. —digo bajando de las escaleras—. Iré a caminar por ahí.

—Por favor, ten cuidado.

—Ya no hay quien quiera hacerme daño. —ella asiente, entendiendo lo que quiero decir.

Cuando salgo a la calle, me doy cuenta de que en realidad quiero contactar a Ryan. Quiero saber de él. Si está con alguien, si se mudó, cómo está su empresa. Realmente quiero ver si cambió en algo.

Luego de haber caminado durante largos minutos, termino en su departamento. Entro y me dirijo a la recepcionista. Claro, al verme, se sorprendió ya que nosotras nos llevábamos bien mientras yo estaba instalada.

—Hola. —sonrío y ella me abraza.

—Olivia, tanto tiempo. ¿Cuándo volviste?

—Hoy por la mañana. Vine para saber si Ryan seguía viviendo aquí. —ella hace una mueca extraña.

—No, el señor Ryan se mudó hace bastante tiempo. Creo que fue luego de lo ocurrido en su departamento. —mi corazón late con fuerza al recordarlo.

—¿Alguien está ocupando esa habitación? —ella niega y me extiende la llave.

Subo por el ascensor y, al abrir la puerta, miles y miles de imágenes de hace tres años se amontonan en mi mente.

Aún escucho mis llantos, aún escucho su voz, aún escucho la voz de Javier, aún escucho el disparo. Cierro la puerta y me dirijo a la habitación. Entro y, al ver la cama vacía, los recuerdos siguen llegando.

Sus besos, sus palabras de amor, sus caricias en mi cuerpo. Hacía tiempo que nadie me trataba con tanto cuidado. Nadie se había preocupado tanto por mi vida como él lo hacía. Ahora puedo decir que soy una persona totalmente diferente a la que solía ser en aquel tiempo.

Una lagrima nostálgica recorre mi mejilla hasta perderse por mi cuello, hasta mojar mi remera.

Respiro profundamente el aire cálido y salgo de aquélla habitación que tantos recuerdos me trae.

Vuelvo a bajar a recepción y le entrego las llaves.

—¿No sabes dónde podría contactarlo? —ella niega.

—Perdí contacto con él desde que se mudó. Podrías ir a buscarlo a su empresa. —asiento y me despido de ella.

Al salir a la calle, noto lo poco transitada que está. Tomo un taxi, y lo hago esperarme. Dudo estar mucho tiempo ahí.

Como siempre: Olivia [✔] ┋ ¡Capítulos completos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora