...
—¿Qué es lo que escondes en el sujetador?— su voz seria y ese timbre que usaba hizo que todo mi cuerpo se estremeciera. Empecé a temblar.
Pero cuando, él, quiso acercar su mano, lo paré.
—¿Qué haces? Te equivocas y mucho si piensas que me vas a poner una mano encima— advertí en un primer intento. —No soy como esas putitas con las que estas acostumbrado a compartir cama todas las noches, ¡No me vuelvas a tocar! ¡Sois todos iguales!— grité intentando esconder mi nerviosismo, aunque de poco me sirvió. Mi voz sonaba rota y sobretodo débil.
—No tengo ningún tipo de intención contigo— aclaró haciendo que respire hondo —Te lo preguntaré una sola vez, ¿Qué es lo que llevas en el sujetador?— juntó sus manos y los estrechó formando dos puños. Sus venas marcadas hicieron que toda una corriente eléctrica recorra mi ser —Veo que no me vas a hacer las cosas fáciles, ¡Jamila!— gritó sin perderme de vista ni tan sólo en una milésima de segundo.
—Dime señor— dijo ella apareciendo por la puerta, como si estuviera allí preparada para que le llamaran. Él se acercó a ella y le susurró algo en el oído, asintió.
Cuando Faruk se dirigió a la puerta di todo por perdido, aquella mujer encontraría el dinero y él se encargaría de acabar conmigo y mi família.
La mano de Jamila recorría la espalda de mi vestido en un intento de bajar la cremallera y rebuscarme. Al sentirme tan vulnerable, decidí darle el dinero por mi misma. Mi corazón a punto de sufrir un pario cardiaco, se hizo sonoro y mi mano temblorosa sacó el sobre y se lo entregué a ella.
Su voz llamó a Faruk y mientras intentaba relajarme y respirar varias veces hondo, para calmar mi acelerada respiración.
—Veamos que tenemos aquí— no se me escapó su tono burlesco. Miró el sobre y empezó a contar los billetes —¿Dónde ibas con esto?— me preguntó, sin parar de contar. —Dos mil pavos llevaba encima— se dirigió a Jamila que nos miraba incrédula.
—Yo no sabía cuanto dinero había— me apresuré a decir a la defensiva.
—¿Quién te los ha dado?— me preguntó sujetandome del brazo, aunque no me apretaba ni hacía daño. —Y dime la verdad— esta vez me sacudió con algo de fuerza.
—Marwan— susurré.
—¡No te escucho!
—¡Marwan!— exclamé enfadada, él me miró y sonrió cínico.
—Escondiendo dinero ¿Para qué?— dijo pensativo. —De esto ya hablaremos luego, ahora vamos a la cena— su mano que seguía en mi brazo estiró de mi hacia la puerta.
—Qué no, que no, ni de coña. Que yo no salgo de aquí así vestida ni por cuatro millones de euros— me senté en la cama y me crucé de brazos.
—No lo hagas más difícil. No te va a ver ni tu hermano ni tu padre.
—Yo no llevo el velo ni por mí hermano ni por mí padre, Allah me ve y con eso me basta. Te he dicho que no pienso salir así y no lo voy a hacer, traeme otra ropa o yo de aquí no me muevo— él me miró sorprendido, supongo que mi respuesta no era muy predecible.
—Eres muy cabezota— dijo de alguna manera aceptando su derrota y saliendo de la habitación.
***
Jamila me trajo un vestido color rosa palo, parecía el típico vestido turco que usan las hijabist de Instagram. Evidentemente me trajo un velo del mismo color y varios complementos. Me vestí y entonces ya me sentía más cómoda y lista para salir a donde sea.
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INTERESES© - muslima_letters [Completa] [Editando]
Romance«No dejes nunca de luchar, esta vida no esta echa para cobardes» La vida de Amal, cambia de una día para otro, todo le iba mal, pero las cosas empeoraron cuando la enfermedad de su padre lleva a su hermano a meterse en líos de mafias, pero... ¿Puede...