***—¡¿Qué pasa?!— grito, cogiendo la sábana para taparme.
—Sigueme, no hay tiempo para explicaciones— pestañea varias veces y empuja de mi, hasta llevarme fuera de la habitación. No es explicable la rabia que siento ahora mismo, ni mucho menos después de que me despierte de mi velada.
—¿Dónde me llevas?— pregunté sonando mas borde de lo que intenté - ¡Niño! - grité parándome, e intentando que el haga lo mismo.
«¿Niño? ¿De donde has sacado eso, Amal?»
—Sígueme, y deja de entorpecer todo— me dice descaradamente. Vuelve a sujetar mi mano y sigue corriendo por un largo pasillo.
—Espera, ¿No ves con que pintas voy?— respondo señalando mis piernas desnudas. Él hace caso omiso de mis palabras y como si estuviese hablando con una pared estira nuevamente de mi mano.
—Corre y calla— susurra mientras corre aguantando mi muñeca con más fuerza. Gimoteo del dolor, y cuando me doy cuenta de que no cesará -porque es más terco que una mula- le sigo.
Corremos hasta llegar frente a una pared, aquel pasillo no tenia salida.
«Este niño es tonto, me despierta, me hace correr como una loca semidesnuda, para llevarme a un camino sin salida».
—¡¿Eres tonto?! — pregunto enfadada encarándole y envolviendo mi cuerpo con la sábana.
—No— dice, cuando en ese mismo momento toca la pared y se abre, dejándonos ver una gran habitación, con una cama, sofas, televisión y una pequeña cocina; también pude ver una puerta que supongo que es el baño.
Ya os podéis imaginar mi cara de tonta, a la que le ha callado la boca. Sin duda, Faruk uno, Amal cero -eso sí, solo por ahora-.
—¿Que es esto?— pregunté asombrada, Faruk me miraba en plan: «Te acabo de callar la boca» y yo le devolvía la mirada con un: «Nunca me la callaras, ten lo por seguro». Aunque me había tocado el talón de Aquiles, mi orgullo.
—Donde estaremos unos días hasta que se calme todo— responde empujando de mi y haciendo que entre. Se acerca a la entrada y cierra la puerta. Sigo sin entender nada.
—Explícame que pasa— pido de malas maneras, el achina sus ojos y me mira con rabia. Siento como desprende humo por todo el cuerpo, esta cabreado, perdiendo la paciencia conmigo y por una milésima de segundo siento miedo, me acobardo. Miro sus ojos y para nada me transmiten tranquilidad, al contrario, solo me hacen sentir mas coraje.
—¡No me hables así!— advierte quitándose las manos de la cintura y acercándolas a mi mandíbula, que seguidamente levanta —¿Entiendes?— dice soltandome con fuerza, caigo al suelo y me aguanto las ganas de llorar. —¡He dicho que si queda entendido!— y esa fue la gota que colmó el baso, aunque seguía aguantando las lágrimas. Tenía varios sentimientos encontrados, entre ellos la rabia y la impotencia, pensar que alguien te trata así y que no puedes hacer nada, te hacen ver pequeña, te restan valor y fuerza.
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INTERESES© - muslima_letters [Completa] [Editando]
Roman d'amour«No dejes nunca de luchar, esta vida no esta echa para cobardes» La vida de Amal, cambia de una día para otro, todo le iba mal, pero las cosas empeoraron cuando la enfermedad de su padre lleva a su hermano a meterse en líos de mafias, pero... ¿Puede...