CAPÍTULO 27 «editado»

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La lluvia no deja de caer, cae tan fuerte como mi corazón bombea sangre y mientras intento tranquilizar mi respiración; me doy cuenta de que el porche donde estaba, había dejado de ser un buen lugar para escapar del agua. La lluvia llegaba hasta mi y me mojaba por completo. El aire sopla cada vez con más fuerza y hago un intento de parar mis sollozos, de relajarme, solo con el fin de coger alguna prenda más abrigada.

Respiro hondo, y doy las gracias a Allah por todo. Quiero ser positiva, tener esperanzas, pero el solo echo de pensar que Faruk me había echado a patadas de casa, que Faruk me había pedido que desapareciera de su vida, solo me llenaba la cabeza negativamente.

Hacia un esfuerzo por dejar de llorar y por, una vez en mi vida, tragarme mi maldito orgullo y plantarle cara a la realidad. Pero mi dignidad no me lo permitía, no iba a seguir humillandome de esa manera, no después de haber intentando hablar con él varias veces, sin respuesta alguna.

Se portó de la forma más inhumana que jamás había visto, me había tirado a la calle sabiendo que no tengo donde ir. Le pedí explicaciones y solo supo decirme que me fuera de su vida.

No voy a seguir arrastrando mi dignidad por los suelos, no voy a seguir pasando frío en el porche de la persona que me tiró aquí, no voy a seguir esperando que él aparezca por esa puerta para aclarar las cosas. No porque llevo toda la noche aquí, llorando como si no hubiera un mañana, y ni tan solo se había dignado a lanzarme una manta, una sábana o cualquier cosa con la que me pudiera arropar.

Presa de la furia, la indignación y mi inmensa rabia, me levanto. La manga empapada de mi camisa, limpia mis lágrimas. Una inspiración profunda hace que mi pecho se inche, para luego volver a su estado normal. Miro a mi alrededor y me miro a mí, no me merezco esto, no merezco seguir sufriendo de esta manera.

Durante un largo momento, debato mentalmente, en la posiblidad de llevarme esa maleta; pero no, no haré eso. Que se meta su maleta por donde la plazca, ya no quiero nada, nada que tenga que ver con él.

Cojo el móvil y marco el número de Nour, su voz ronca me contesta. Le explico todo, todo cuanto sé. Es evidente que no puedo contestar a sus preguntas, no sé que decirle, no sé contestar a sus preguntas, porque son las mismas que yo misma me pregunto. Finalmente quedamos en que hablaremos de esto en persona y evidentemente me ha ofrecido quedarme en su casa, el tiempo que haga falta.

Volver a casa de mis padres, no es una opción, debería hacer frente a todo, todo aquello que estaba evadiendo. Hace meses que no sé nada de ellos, y para ser sinceros tampoco me interesa. No se dignaron a presentar un mínimo de interés por su hija, por la vida a la que me obligaron a vivir, cuando toda esta pesadilla empezó.

Para colmo tuve que involucrar mis sentimientos en toda esta mierda, tenía que enamorarme de Faruk. No me arrepiento, no del todo, pero estoy harta, cansada de toda esta mierda, de que un día las cosas sean perfectas y que al siguiente, todo se vaya al garete. Estoy harta de pensar que estoy estable, feliz y que todo vuelva a salir mal. Estoy harta de dar el 100% de mi, por las personas a las que quiero y que luego le traten como si no valiera nada, jugando con mis sentimientos.

Iba a ponerle punto y final a este bucle en el que me había metido, a esta infelicidad continúa; a las mentiras, los problemas y los dolores de cabeza que todo esto me estaba causando. No pienso aguantar ni una más, no pienso luchar por alguien que me echa de su vida sin antes hablar las cosas. No pienso pisar mi orgullo.

Me acerco a la maleta y dejo sobre ella el jersey que había cogido para arroparme, cuando el sonido de un coche hace que centre mi atención en él. Lo observo y analizo hasta que me doy cuenta de que es el coche del padre de Nour. Lanzo el móvil sobre la maleta, escuchando los latidos de mi corazón apresurarse. Mis dedos deslizan el anillo que se encuentra en mi mano derecha, y mientras lo hago, una lágrima traicionera me abandona. Cuando consigo deshacerme de él, lo lanzo con fuerza contra la maleta. Cacheo con mis manos en los bolsillos de mis pantalones y cuando siento mi cartera, la cojo. De ella solo me llevo mis documentos, tales como el DNI o la tarjeta sanitaria. Todo lo demás, tarjeta de banco incluida, los dejo allí y acabo dejando la cartera sobre la maleta.

INTERESES© - muslima_letters [Completa] [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora