CAPÍTULO 5 «editado»

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***

Llevaba horas allí dentro, todo me pesaba. El maquillaje me empezaba a molestar, llevar el velo me agobiaba y el vestido pesaba lo suficiente como para que me lo quisiera quitar. Me senté en uno de los minis sofás que había, mi cabeza ardía, los pies me dolían y tenía mucho sueño. Dormir estaba entre mis planes, pero no llegué a conseguirlo.

—Amal— dijo Faruk desde la puerta, la felicidad se apoderó de mi -no solo por verle, sino también por ir ya a dormir- sonreí.

—Faruk... ¿Puedes llevarme con mis padres, por favor?— pedí, levantándome del sofá y mirándole cansada. Él se limitó a asentir sin siquiera mirarme. Quise escuchar su voz, quise saber lo que pensaba, quise mantener una conversación con él, pero no osaba ni a mirarme. No entendía nada -seguía confundida- pero una cosa tenía clara, NO PIENSO PRESENTAR EL MÁS MÍNIMO SENTIMIENTO HACIA ÉL

Me acerqué a la puerta y me volvió a vendar los ojos. Iba subiendo las escaleras, que aquello era lo peor, sentía que cualquier paso en falso caería rodando. Después pasamos por varios pasillos muy largos y volví a bajar escaleras, hasta llegar al garaje donde estaba mi familia. Había una gran puerta, y Faruk la abrió sin dificultad. Entré en el almacén y me acerqué a mis padres.

—¡Hija!— gritó mama entre lágrimas —¡¿Qué le has echo animal?!— preguntaba mama histérica, negué con la cabeza, para que entendiera que no había pasado nada.

—Mama, tranquilízate, no me ha echo nada— -dije abrazándola  —Estoy bien— añadí sentándome junto a ella. Le abracé y respiré hondo.

Había sido un día muy largo -demasiado- tanto que solo deseaba dormir y sobretodo hacerme entender a mi misma que lo que estaba pasando no era una simple pesadilla, sino real.

***

Tenía necesidad de ir al baño, llevaba cuatro horas aguantando las ganas de ir, así que llamé a uno de los hombres que había en la puerta.

—¿Puedo ir al baño?— pedí, cuando el estaba delante de mí. Analizó mis intenciones durante un rato y luego asintió. Nos levantamos y fuimos al baño, como siempre me vendaban los ojos. Llegué y entré, hice mis necesidades y mientras me lavaba las manos escuché:

—Traeme a la hermana de Marwan— ordenaba la voz de Faruk, escuché unos pasos bajando las escaleras y acabé de lavarme las manos.

Me senté sobre la retrina y respiré hondo. «¿Qué querrá?». Estaba claro que ese horrible día no iba a acabar.

Con pánico abrí la puerta. Mis manos temblaban, pero intentaba parecer tan neutra como él. Al salir, vi a Faruk, en una de las puertas, parado, esperando a que me traigan.

Mis pies flaqueban, mi pecho ardía, mi cabeza daba vueltas y todo solo por aquél hombre que me causaba tanto respeto.

—¡Ven!— sabía que hablaba conmigo, así que me giré y le encaré —Venga, rápido, no tengo todo el día— se notaba su impaciencia y sobretodo su enfado, echo que me hacia cuestionarme algo: «¿Habré echo algo mal?».

Intentaba pensar en la cena con sus padres y solo logré recordar el tema del dinero, que dejamos a medias. En ese momento vi salir a una chica de aquella habitación, iba vestida, -si es que se puede decir así- con un vestido azul de encaje, que dejaba ver su conjunto de ropa interior negra, también de encaje. Es evidente que nunca hay que juzgar a una persona por sus apariencias, y mucho menos si pido que la gente respete mi estilo de vida, pero vamos que esa chica parecía salir de una película erótica.

Faruksito, mañana vengo a verte, a estado buenísimo— dijo acariciándole y besando su cuello. No se me escapó la forma en la que le había llamado, y casi suelto una carcajada, de no ser que él estaba allí.

INTERESES© - muslima_letters [Completa] [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora