...
Me dirigí a las escaleras decidida, sin más empecé a llorar, sinceramente que no sé el motivo. Tenía ganas de desahogarme, de sacar todo aquello que sentía, lamentarme por todo lo que estaba pasando y el rumbo que mi vida estaba tomando. Tal vez es la impotencia o la rabia de tener que aguantar este tipo de personas o simplemente los cambios, no lo sé.
«¿Porqué coño piensas que tiene que hacer nada por ti? ¿Porqué esperas nada de él?»
-Pensaba que era diferente- me respondí a mi misma.
Paré frente al primer escalón para quitarme los tacones y subir más cómoda. Me agaché y saqué los dos tacones quedando descalza, agarré el vestido con una mano, porque me quedaba grande, y los zapatos con la otra. Levanté la mirada y subí escalón a escalón mientras seguía dolorida y cansada. El día había sido una show para mí, un estrés tras otro, lloré, reí... Hice tantas cosas en un sólo día.
Llegué a la habitación y agotada me encerré en ella. Puse la llave y la giré dos veces para que nadie me molestara. Tiré los zapatos contra el suelo y salté sobre la cama para poder dormir.
Sentí que alguien intentaba abrir la puerta, pero al darse cuenta de que estaba cerrada, empezó a picar con fuerza contra ella. Los golpes eran muy seguidos y ruidosos.
-¡Abre la puta puerta o la tiro al suelo!- decidí pasar de él, Faruk, que gritaba enfadado.
Se hizo el silencio.
Me acomodé en la cama aliviada, sentí como si me quitara un gran peso de encima. Seguía con el vestido y el maquillaje ya que no me apetecía quitármelo, eso sí, me deshice del velo.
Después de un largo rato intentando dormir me di cuenta de que el sueño no llegaba. Recordé que me había echado la siesta así que era relativamente impossible. Decidí recoger la habitación ya que estaba algo desordenada. Me coloqué delante del armario e intente arreglar todas las prendas y ordenarlas. Cansada de estar de pie, senté mi culo en el suelo y doblé la ropa tranquilamente.
-Assalamo3alayka ya, ya rasol allah, assalamo3alayka ya habibi ya nabi allah- empecé a tararear la canción de Maher Zain, ya que me tranquilizaba y causaba mucha paz interior.
Seguí doblando y cantando, hasta que escuche un ruido muy fuerte. Mi cuerpo dio un salto en el sitio, el corazón se me aceleró y mis piernas temblaban.
«He despertado a la fiera».
Al girarme vi a Faruk enfadado, todas las venas de su cuerpo se pronunciaban, sus ojos estaban rojos y juntaba sus dedos en puños que apretaba con fuerza. Daba miedo, mucho miedo.
-¡Levanta!- se puso a dos pasos, apretó su mandíbula y me fulminó.-¡Nunca, pero nunca, en tu vida, vuelvas a hacer lo que acabas de hacer!- gritaba cogiéndome de la mano y levantándome a la fuerza -Ahora vas a ir a la cena y si no quieres...- hizo silencio, llevó su rostro a la puerta y seguí su mirada. En ese momento un hombre apareció con mi padre apuntándole con una pistola, el miedo se apoderó de mi ser, y verle tan idefenso, tan a su merced me hacía añicos -¡Le volamos la puta cabeza!- Faruk no se andaba con juegos, sabía que era capaz de hacerlo. Di un paso rápido hacía el frente intentando llegar a mi padre, pero él me sujetó por los hombros.
-Déjale, esto es entre tú y yo- pedía rompiendo en llanto. Faruk seguía agarrándome para que no me acercará a mi padre. Al ver que no me soltaba empecé a pegar en su pecho con fuerza. Un nudo doloroso se formó en mi garganta, las lágrimas caían como cascadas y el odio hacía este hombre crecía.
-Ponte el velo y sígueme, no tengo todo el día- ordena saliendo de la habitación y dejándome más que destrozada, abatida. Nunca, pensé que esto me podría pasar a mi. Siempre he sido una chica normal, con una vida normal, una familia, unas amigas, unos estudios... Ahora vivo rodeada de problemas, mafias, préstamos, intereses y armas.
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INTERESES© - muslima_letters [Completa] [Editando]
Romance«No dejes nunca de luchar, esta vida no esta echa para cobardes» La vida de Amal, cambia de una día para otro, todo le iba mal, pero las cosas empeoraron cuando la enfermedad de su padre lleva a su hermano a meterse en líos de mafias, pero... ¿Puede...