CAPÍTULO 30 «editado»

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No puedo más de veras, estoy viviendo uno de los peores momentos de mi vida, rayándome -como no...- y dándole vueltas a aquello que tenia una solución muy fácil. En cualquier momento me volvería loca, no entiendo porque le estaba pensando tanto, pero no pegué ojo en toda la noche.

«Puto asco de vida que tengo» — pensé dando una vuelta más en la cama.

Llevo así toda la noche, dando vueltas y vueltas sobre este penoso colchón del año de mi abuelo, que además hace un ruido espeluznante. ¿Cómo conciliar el sueño en semejantes condiciones?

He de acabar con esto, con esta guerra mental que estoy llevando a cabo, con esta lucha de no hacer aquello que me grita mi instinto, mi corazón. Dejar de ser tan fría y controladora, y por una vez en mi vidas seguir lo que me dicta el corazón.

Las opciones se acaban, el tiempo mas de lo mismo y mi paciencia se esta perdiendo en el proceso. Y es que no le quiero ver, no quiero que pase lo de siempre, la misma historia. Caigo, caigo porque le quiero y porque por él daría mi vida si fuese necesario. Pero ya no puedo seguir así, sufriendo por una persona que cada vez que le ayudo a salir de su pozo sin fondo, vuelva a recaer, vuelva a joderlo todo. He estado allí, con las manos abiertas, apoyándole en los momentos mas difíciles, pero no, no ha servido de nada. He echo cuanto estaba en mis manos, con tal de que deje sus adicciones. He intentado que mejore su salud, y su fe hacia Allah (Dios), y de nada ha servido. Estoy cansada, agotada, harta. Me es indiferente el amor que siento hacia él, ni las ganas que tengo de agarrarle de su cabellera y morrearlo hasta que no me quede oxigeno. Porque es toxico, nos hacemos daño mutuamente, y porque hizo lo que algún día prometió no hacer; me echó de su vida, sin antes darme explicaciones, sin siquiera escuchar lo que le tenia que decir. Me echó y yo no quiero volver, no quiero volver porque mi orgullo me lo impide, porque recordar aquella escena me hace daño. Es el padre de mi hijo, y eso no lo puede cambiar nadie, pero mas allá de eso... Ya no hay nada, solo un amor que pienso aniquilar, y superar.

Doy una vuelta mas en la cama, me acerco a la mesita y cojo mi móvil; lo enciendo y miro la hora.

—¡Dios! Las cuatro de la madrugada— me grito a mi misma levantándome de sopetón.

Camino entre la casa, buscando saciar mi hambre. Después de un tazón de leche con cereales, decido que va siendo hora de tomar una decisión.

—Va Amal— me animo a mi misma.

¡No se que hacer!

«Solo tienes que ir a casa de Faruk, darle la carta y volver a tu morada, no es tan complicado».

Que sencillo suena dicho de esta manera. Sacudo mi cabeza en una negativa y me acerco a mi armario, me coloco una blusa, y mis pantalones, premamá; para después calzarme mis sandalias sin tacón. Me miro en el espejo y ¡Dios! Que aspecto mas deprimente. Cojo las llaves de la casa, mi teléfono móvil y bajo las escaleras del portal. Son las cuatro y doce, a las ocho he de estar en el trabajo, así que haciendo mis tontos cálculos, necesitaré media hora para llegar a donde Faruk, no tardaré mas de veinte minutos hablando con él, y otra media hora de vuelta. Me da tiempo para volver a casa y dormir un par de horitas, hasta las siete y media o así.

Camino deprisa, por las calles solitarias. Ni un alma por la calle, nadie. Algún que otro coche pasa, pero nada más que eso. Acelero mi andar pasando por enfrente de una de las discotecas que hay en la ciudad y no se me pasa de largo los piropeos lujuriosos de varios borrachos. Mi corazón se acelera, y mis pasos también. Veo un taxi vacío pasar y decido cogerlo, me va a costar un ojo de la cara, que me llevé a la otra punta de la cuidad, pero prefiero eso a ser molestada, robada o peor violada.

INTERESES© - muslima_letters [Completa] [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora