Cap 5

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–¡____! ¡Mira esto! –gritó Milagros, dándose vuelta para ver a su amiga que, distraída, miraba el lujoso shopping que se encontraban. Instantáneamente, al momento de escucharla, volteó y la miró inexpresivamente. Mili, le hizo un gesto con la mano mientras una sonrisa de oreja a oreja inundaba su blanco y pálido pero bello rostro.

Con sus ojos grandes y cafés, miró lo que estaba pegado en la vidriera de una agencia de turismo y ventas de entradas.

Por un momento… no respiró.

Su vista se dilató mientras el aire no pasaba por sus narices, ni siquiera podía abrir la boca de la sorpresa y emoción: una importante combinación. 

–¡Respira ____! –volvió a exclamar Mili feliz y emocionada como estaba ______. Pero _____ no la escuchó ni siquiera sintió su presencia. Sus ojos estaban cubiertos de lágrimas de emoción que pronto serían desperdiciadas. 

“¡Justin Bieber en ______ (tp)! ¿Están listas, Beliebers? Pronto la venta de entradas.”

{○•◘☻}

–¿La chica de nuevo? –Preguntó Scooter con una brillante sonrisa que dejaba ver sus blancos dientes. 

Justin se preguntaba por qué su manager estaba tan feliz hoy.

–Sí… ¡me volverá loco! –levantó sus cejas mientras hablaba en una exclamación cansada. 

–Ya la encontrarás. Sabes lo que dicen… todo aparece cuando dejas de buscar. –Y con esa frase, golpeó su hombro en broma y se dio vuelta para ir al ascensor a volver a su habitación.

–Todo aparece cuando dejas de buscar. –Repitió mientras rodeaba los ojos.

El malhumor, había vuelto en esa noche antes de dormir. Y no sabía por qué… pero era consciente del cansancio que tenía, y que su mente solo se dedicaba a pensar en esa chica. <<¿Por qué no puede ser fácil encontrarla?>> 

Aburrido, se levantó del sillón del living del importante hotel de Nueva York y acomodó su chaqueta de algodón gris y roja. Con sus típicos pasos varoniles y largos, cruzó el vestíbulo vacío por la hora de 11 pm, y siguió caminando hasta un ventanal, donde mostraba millones de chicas acostadas en el suelo durmiendo. Ninguna cámara, pero sí había barreras blancas y largas que impedían que crucen, justo detrás de esas… estaban ellas, todas dormidas. 

A Justin se le encogió el corazón mientras esa imagen era vista por sus ojos. Ellas lo amaban, y se preguntaba por qué lo hacían; él mismo, Justin en persona, no era nada fuera de lo común para él porque solo cantaba, pero esa era la humildad de mente que seguía poseyendo. 

Sin pensarlo dos veces, llamó a unos de los botones y les ordenó que le lleven comida y agua a primera hora de la mañana y cuando el chico se fue, Justin siguió mirando con ganas de cruzar esa puerta, acercarse a las vallas y abrazarlas fuertemente. Después de todo… ellas se lo merecían.

Y lo hizo, sin importarle que había empezado a nevar y la cantidad de gritos que escuchaba provenientes de las chicas… de sus chicas. 

Esa noche, había dormido lo suficiente pero no soñó nuevamente… con ella. 

{☻◘○}

–¡MAMÁ! –gritó apenas cruzó la puerta, con una sonrisa que brillaba junto con sus ojos abiertos por la emoción.

–Hola niña. –Lucía le acarició el pelo con dulzura cuando _______ se encontraba a su lado.

–¡No sabes lo que ha ocurrido! –exclamó la castaña, en el tono más entusiasta que alguna vez se escuchó de parte de la niña. Su madre, levantó una ceja, incitándola a decir. – ¡Justin vendrá a _________(tp)! –en un grito emocionado, la abrazó saltando como un saltamontes. 

Lucía sonrió a medias y largó un suspiro mientras se separaban.

–Eso es una obsesión, _____ –las sonrisas de ambas desaparecieron, mientras los cafés ojos de ______ pestañaban con una pizca de tristeza pero también emoción.

–¡No es una obsesión! –ofendida, respondió defendiéndose. 

–¿Irías por un chico a la capital de país, viajando más de mil kilómetros, ____? ¿A eso no llamas obsesión? –retóricamente preguntó. 

_________ cambió de ánimos tan rápido como si fuera bipolar. 

–Sí lo haría… pero no es una obsesión cuando amas a alguien.

–Alguien que no conoces.

–Pero lo haré. –Contestó _____ dolida. Su madre estaba privando su propio sueño.

–Vamos ______. ¡Tienes 14 años! Baja de esa nube –. Negó con la cabeza mientras hablaba. Ella no sabía el daño que le hacía.

–Se le llama sueños. Tengo el mismo sueño que tuviste cuando querías ser bailarina. –a pesar de todo… guardó la calma y la paciencia, aunque el dolor se extendía a lo largo de su cuerpo. Y claro… no era Miranda quien lo decía, era su madre.

Sin embargo… ese comentario quedó en la mente de Lucía; también dolida. 

–Es lo mismo esto. –dijo ______ y se dio media vuelta para ir a su habitación con las lágrimas acurrucadas en las esquinas de sus ojos.

<<¿Por qué todo es tan injusto?>> 

NEVER SAY NEVERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora