Entonces, todos empezaron a bailar, danzar, perrear, o como sea.
Y tenía dos palabras para definir esto: Estaba. Increíble.
Todos bailaban de una forma sincronizada, con movimientos extraños que te cautivaban tanto que no podías alejar tu vista de ellos, y eso era genial; como las chicas movían las caderas, y los chicos hacían trucos en el suelo, al compás de la música. Los envidiaba un poco al ver como se veían tan libres, felices y sin presión, disfrutando del movimiento de su cuerpo y el sonido de la música. Interiormente me pregunté si yo llegaría a eso alguna vez, a ese momento de éxtasis que ocurre cuando amas lo que haces, que lo deseas tanto que darías la vida por seguir haciéndolo.
Y todavía, yo no encontraba eso en el baile.
Digo, amaba la danza clásica, pero era como esas cosas que las haces por compromiso o porque me gustaba… pero… no era mi pasión, era mi pasatiempo preferido, como tocar la guitarra. Pequeñas cosas que formaban parte de mí, pero no lo eran todo. Y yo deseaba encontrar ese todo.
Cuando me di cuenta, la música había terminado y todos me miraban jadeando por la rapidez de su baile. Entonces, me removí en mi cómoda silla, y justo en ese momento mi teléfono sonó por sobre el silencio del salón.
–Oh… perdón –murmuré entre dientes, con una silenciosa sonrisa. Saqué el teléfono incómoda, al ver el “Mamá” como llamada entrante.
Suspiré y me paré de la silla para alejarme un poco, y dejar a Jeremy hablar con ellos.
–¿Y? –preguntó Jeremy impaciente. Reí tontamente, sintiéndome un jurado de un importante concurso.
Intenté ponerme seria, y luego de carraspear la garganta mirándolo, dije:
–Estuvo bien… –me encogí de hombros.
–¿Sólo bien? –renegó interrumpiéndome, creo que… ¿Erick?
–¡Estuvo genial! –Exclamé emocionada –Todos bailan increíble, en serio. ¡No podía despegar mis ojos de ustedes! –Algunos chocaron sus manos unos con otros, mientras bromeaban entre ellos.
Seguido a eso, Jeremy ordenó que vuelvan a ponerse en su lugar con sus parejas para bailar salsa. Reí al ver cómo quedó solo; entonces, enarcó sus cejas hacia mí, con una curiosa mirada en sus ojos que ya me había dado mala espina. Tendió su mano hacia mí, y fruncí el ceño sin entender.
–Te estoy invitando a bailar… –susurró divertido. Abrí los ojos un poco grandes y negué con la cabeza automáticamente.
–Oh, no… yo… yo, no sé bailar esto –me excusé, sintiéndome pequeña cuando él se acercó a mí, me sacó el teléfono de mis manos, lo metió en su bolsillo del pantalón, y con una fuerza increíble, tironeó de su brazo para pegarnos cuerpo con cuerpo, y yo no tuve más remedio que mirarlo a los ojos.
<<Iba a desfallecer>>.
Sentía mis mejillas encendidas, mi corazón latiendo como loco y como el agua se me iba yendo de la boca.
Entonces, él se empezó a mover con gracia y con sus caderas, impulsándome a mí a hacerlo también. Sin embargo, sus ojos nunca se separaron de los míos ni por un segundo, haciéndome pensar que estaba viendo cada defecto de mi imperfecto rostro; para colmo, me habían brotado granitos.
–Déjate llevar… –dijo sólo para nosotros dos.
Y obedecí.
El baile pareció terminar demasiado pronto. Cuando me di cuenta, tenía mis manos en su pecho y él, las suyas, en mi cadera. Pensé que iba a hacer algo más que mirarme a los ojos, pero recordé las personas que yacían atrás de nosotros, mirándonos con curiosidad; parecía que a Jeremy no le importaba, hasta que levantó la cabeza arriba de la mía y su mirada de iris verde, se dirigió hacia la puerta de espaldas a mí.
No me soltó, pero se sintió incómodo, como si intentaba esconderme.
Y escuché su voz. Grande y fuerte como un eco:
–¿Lista, _____? –preguntó con una voz dura, casi nunca utilizada por él.
Respiré hondo al ver que había aguantado la respiración durante un momento. Cerré los ojos, y giré sobre las manos de Jeremy para ver a Justin… con Katy.
No respondí su pregunta, pero me quedé mirándolo perpleja. Se supone que mamá venía a buscarme… no Justin Drew, y menos con el paquete más desagradable de todos. Oh, él tenía el perfecto poder para ponerme furiosa de un segundo al otro… me molestaba demasiado esto.
<<¡Yo ya no soy una niña!>>
Busqué la mirada de Jeremy sobre mi hombro, y él me vio sonriendo con amabilidad.
–Gracias… –murmuré si saber qué decir exactamente.
Él se acercó y besó mi mejilla tardando más de lo normal; por un instante, se me cruzó por la cabeza que lo que buscaba era mostrar su dominio, pero por otro… quizás él sentía algo por mí, como yo sentía por él.
Cuando nos separamos, y yo ya tenía mi bolso colgando del hombro, miré a todos los bailarines intentando ocultar mi enfado con Justin.
–Muchas gracias, bailan increíble. Espero volver.
Y salí.
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–¡Eres un imbécil! –Grité enojada –¡No soy una estúpida niña de cinco años como para que me manejes la vida!
–Hablaremos en tu casa, ______ –Respondió, como si no tuviera importancia la situación.
Claro, a mí me había dejado en ridículo por el resto de mi vida.
–Juro que te odio. Juro que lo hago –escuché como la zorra de Katy reía –Cállate tú.
Al parecer, Katy lanzó un par de carcajadas que me irritaron aún más. Decidí que era mejor ignorarla… no valía la pena discutir con una hueca y para colmo, plástica, como ella. Apuesto que su cerebro también estaba compuesto por silicona.
El viaje a casa, fue casi silencioso a no ser por la música que tocaba en los parlantes del Ferrari de Justin. La canción era horrible, de verdad; la cantante tenía una voz chillona y con arreglos falsos. A pesar de eso, parecía que Katy la disfrutaba, porque tarareaba en voz baja y por momentos bailaba.
–¿Puedes cambiar esa canción, por favor? –dije sin ocultar lo irritada que estaba. Katy volvió a darse vuelta sobre el asiento y me miró a los ojos.
–¿Tienes algún problema? –preguntó levantando una ancha ceja perfectamente depilada.
–No me gusta… ¿quién es? –ella no contestó, pero Justin habló:
–Es Katy, ______.
Sin querer, una carcajada se me escapó.
–¿También cantas ahora? –empecé a reír tan fuerte que al parecer la molestó. Dejé de hacerlo cuando mi estómago chilló de dolor.
–______ basta –habló Justin.
Lo ignoré.
–¡Es que es súper gracioso! Pensé que sólo eras modelo –dije, sin poder ocultar la sonrisita divertida de mi rostro. Al contrario de mí, ella estaba dura y seria como una roca.
–Canto y actúo, también…
–Y robas fama, también… -dije.
Cubrí mi boca intentando no estallar en carcajadas. Su boca se abrió en una perfecta O mientras sus ojos me miraban con frialdad.
–¡Basta! –exclamó Justin, al parecer cansado.
–¿Me hablas a mí de robafama? ¿Y tú qué? –preguntó mirando fijamente a mis ojos, con aire de superioridad.
–Yo no invento de que es mi novio y después me acuesto con cinco más… –me encogí de hombros, indiferente –Y tampoco salgo a todos lugares con Justin, como si fuera mi perrito faldero.
La enfurecí, y al parecer, a Justin también.
–¡Basta _____! –volvió a decir Justin.
Katy lo interrumpió, volviendo a empezar la pelea.
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NEVER SAY NEVER
FanfictionPRIMERA PARTE: A veces… cuesta mantenerse fuerte, creer en los sueños y creer en ti. Sobre todo, cuando la gente que te rodea, se esfuerza en hacerte pensar y recordar todos las “fantasías” que supuestamente… nunca se cumplirán. En vez de reforzarte...