Cap 14

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Los días pasaban rápidos como si fuera que volaban. 

Todo estaba mejorando, de forma lenta, pero lo iba haciendo. 

Desde el día que Justin apareció sorprendentemente, fue como si todo cambió de un momento al otro. Mis notas en el colegio volvieron a subir, dejándome la libreta de calificaciones y cerrándolas con notas mayores al límite, teniendo uno de los mejores promedios del curso; mis compañeros dejaron de molestarme, aunque nunca faltaba el idiota que se burla de ti por muchas razones, aunque ese 'idiota' ya no era Miranda… logró cambiarse de colegio porque mis compañeros, siendo un poco metidos, dijeron y comentaron cada cosa que me hizo desde el primer año que recibí la beca colegial; mi trabajo como camarera sigue pendiente, ayudándole a mi madre, –quien fue despedida de su trabajo hace solo tres días, por una crisis económica de su empresa–, a pagar las cuentas de la casa y demás atribuciones; por suerte, lograron aumentarme el sueldo notablemente al ver la mejoría del local, como cada noche se llenaba y sobretodo los viernes, donde seguía cantando. La ciudad empezó a ser más poblada, con más visitantes y un poco más organizada; ya no más basura por ningún lado ni personas tiradas en la calle. Mi padre, y mi hermana, fueron encontrados… ambos en un prostíbulo a unos treinta kilómetros de aquí, tras una inteligente marcha policial investigadora con ayuda de mi parte; entonces… ambos, y por más que en un lado profundo de mi ser duela, están presos bajo cincuenta años por trata de personas y drogas de por medio. Y Justin… ¿por qué sonrío inconscientemente al recordarlo? No sé, pero me resulta la persona más increíble que nunca conocí. Todos los días, sin excepción de ninguno, él me llamaba por teléfono o hablábamos por un regalo de su parte: una computadora, a pesar de que le dije que no quería ninguna, lo había hecho y mandado desde Los Ángeles. Entonces, Skype y Twitter se convirtieron en los medios más económicos de comunicación. 

–No mamá, no fui a bañarme aún. –rodé los ojos bufando. Era la décima vez que me lo preguntaba, ¡Y cansaba! 

–Apúrate tonta, tengo una entrevista y tengo que bañarme. 

–Entonces báñate primero. –volví a rodar los ojos, mientras seguía mirando el celular.

–Deja a Justin tranquilo, ya te llamará. –dijo como si nada. La miré por un segundo, y le saqué la lengua divertida.

–No estoy esperando a que él me llame. – mentí totalmente. Y ella lo notó, al ver como una piadosa sonrisa aparecía en mi rostro.

–Claro. –comentó irónicamente y seguido de eso, entró al baño.

Y como si él me escuchara, el teléfono empezó a sonar con su tono: 'Beauty and a beat'. Sin esperarlo, y algo desesperada, apreté el botón para atender, sintiendo como mi estómago se llenaba de maripositas. 

–¿Hola? –dije en inglés. Un lado interno de mi mente, me pateó por lo desesperada y emocionada que había sonado mi voz.

–¿Hola? –bromeó esa voz tan conocida para mí. En un español casi irreconocible. 

Reí torpemente. Él rió torpemente también.

–¿Justin? –tonta… tonta _____.

–No, habla _____. –dijo divertido. Rodé los ojos sintiendo como mi estómago se llenaba de mariposas que revoloteaban dentro de él. 

–Mucho gusto, ______, soy Justin, un tonto. –respondí yo jugando. Habíamos encontrado la perfecta situación de hablar inglés–español permitiendo que nos entendiéramos. 

–Yo soy una chica muy sexy. –dijo él imitando la voz de una mujer. Reí con carcajadas limpias, y él lo imitó.

–¡Yo no hablo así! –exclamé mientras me levantaba de la cama, yendo al balcón con una sonrisa tan grande, que apenas cabía. 

–Oh, claro que sí. 

–Hablemos seriamente…

–Nunca lo hacemos, y siempre lo dices. –dejó escapar varias carcajadas a través del parlante del teléfono, dejándome atónita. 

–Es verdad… –sonreí por un segundo. –pero esta vez debo hablarlo contigo, seriamente. –espeté con la voz en un intento de misterio. Él murmuró un '¿Mmh?' dándome un leve asentimiento de que siga hablando. – Tengo una gran propuesta. –dije y sonreí con emoción.

–¿Qué sucedió? –preguntó o algo parecido, pero dio a entender eso. Reí ante su tono entusiasta.

–¡Tengo una beca! –grité con emoción, casi saltando sobre el piso del balcón.

Era el primero que sabía, y me sentía super emocionada por ello. 

–¡Felicidades! –exclamó él en respuesta. Y supe que él también sonreía.

–¡En Nueva York! –grité nuevamente, dejando salir toda la emoción de mi interior. 

Un grito ahogado se escuchó de su parte, y más… al saber que Los Ángeles se encuentra a cuatro simples horas de Nueva York. ¿Genial, no? De repente, otro grito… no mío, no de él… de mi madre desde la ventana del baño y de fondo, el sonido de la ducha.

–¡Te mataré _______! –gritó ella en respuesta, dándome a entender que escuchó mi conversación con Justin. 

Simplemente, reí con felicidad.

–¡Entonces podremos vernos! –dijo él y asentí con la cabeza, sabiendo que él no me podía ver.

–¡Sí! –respondí en inglés.

Y el resto de la conversación… fue lo común, sumando el sentimiento de felicidad, al saber que por fin íbamos a vernos de nuevo porque apenas pasaron casi tres semanas, y ya lo extrañaba en exceso. Al parecer… él también.

–Te extraño. –dijo y fue lo suficiente para que mi corazón se rellenara de cariño; mi garganta suprimió un grito que quedó impregnado en la garganta, casi a punto de salir, y fue como si ella se volvió una estrecha franja permitiendo, solamente, que pase la saliva. 

–Te entiendo… –conteste. –Yo también me extrañaría, ¡es que soy tan genial! –reí tontamente, intentando olvidar los sentimientos evidentes de felicidad dentro mío. 

–Oh… –y murmuró algo que no entendí, sinceramente.

–¡Es mentira! Sabes que te extraño muchísimo también. –suspiré luego de ello. No mentía al decir que lo extrañaba; era lo más sincero que alguna vez haya dicho, y no era de decir demasiadas mentiras. 

–Te quiero, _____. ¡Adiós! –antes de que pueda responder… cortó. 

Pero me dejó con esa sonrisa estúpida en el rostro, quizás imposible de quitar fácilmente.

Ahora, paso dos: "Viajar". 

NEVER SAY NEVERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora