Cap 19

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–¿Qué pasa niña? ¿Te comieron la boca los ratones? –preguntó la idiota de Katy con una cínica sonrisa mirándome tras el espejo. Todavía no entendía como acepté venir una vez más, con ella y Justin. Hice una mueca y le devolví la mirada.

–Mmmh… –hice como si pensara algo –No Katy, no… –sonreí falsamente. –Pero al parecer, a ti unos perros te arrancaron el short. –hice una mueca de desagrado. Podía ver la sonrisa de ambas gemelas a mis lados –Digo… porque, se te ve la mitad del… trasero. –negué con la cabeza. Ella, en segundos, hizo desaparecer su sonrisa.

–Uh… ¿Está de mal humor la nena? –preguntó con un tono de voz estúpido.

–No, hoy estoy generosa. –sonreí. –Vamos a hacer una junta de dinero en el colegio, para comprarte ropa. ¡La necesitas! –exclamé fingiendo emoción. Las gemelas empezaron a reír al compás, y yo la miré a la rubia como si ganaba la batalla.

–¡____! –exclamó Justin, enfadado. Aquí empezamos.

–Cállate tú. –escupí.

–Yo creo que debería bajarse e irse caminando, Justy. –Le dijo ella mientras llevaba su mano para acariciar el brazo de Justin.

Justy. Diu. ¿Cómo soporta esta tortura él?

–Yo creo que deberías… no sé, ¿comprarte un cerebro? Si quieres, ponemos más esfuerzo en la colecta, para… además de ropa, neuronas. ¿Quieres? –sarcásticamente le respondí. Justin rodó los ojos y mantuvo su vista en la carretera.

–Nosotras te ayudaremos, _____ –dijo Hatzumy a mi lado. Reí y choqué los cinco con ella, y luego con Yaritza. 

–Que inmaduras… –rodó los ojos Katy. 

–Que hueca… –susurré yo, solo audible para mí, y las gemelas. Ellas rieron y yo igual.

–¡Justy! –exclamó ofendida. 

–Basta… cállense todas. –ordenó Justin. Ajá… y le haríamos caso.

Le codeé a Hatzumy para que diga algo. Ambas de las chicas, sabían que Justin era celoso, se lo había dicho.

–____, ¡Hoy te saludó Zac! –gritó emocionada ella. La miré, y ella me guiñó un ojo juguetonamente. Rápidamente, sonreí siguiendo mi papel. 

–¡Te dijo que estabas hermosa! –gritó de la misma forma Yaritza. La miré a ella, y carcajeé.

Justin me fulminaba con la mirada por el retrovisor.

–¡Fue genial! –exclamé ahora yo. Ellas rieron conmigo, como locas adolescentes enamoradas. 

Katy rodó los ojos y siguió mirando a la ventanilla; Justin por momentos me miraba y cuando la hacía… me daba las perfectas pistas de que estaba celoso.

–Encima… ¡Ay! ¡Te besó cerca de los labios! –gritó Yary. Yo chité para que se calle… todo sobre-actuado, por supuesto. –¿Qué? Es cierto. ¡Es que es tan lindo! Te envidio. –me pegó de juego.

De verdad… merecíamos un novel por mejores actrices. 

–Basta. Necesito concentración. –dijo un serio y furioso Justin. Las tres reímos sigilosamente, casi en silencio, pero seguimos murmurando sobre nuestra pequeña mentira sobre Zac, y yo. 

Las gemelas ya habían sido dejadas en su casa, y pude conocer a Santiago, su padre; de verdad era muy simpático, y de esas personas de que podrías hablar de muchas cosas, y de todas formas era genial. Obviamente, hablábamos español. Pero al momento de volver al coche, se notaba la tensión. Justin estaba incómodo, porque sabía que yo no me llevaba con la plástica de su novia; Katy hablaba por susurros con él, pero él raramente le contestaba o directamente ni lo hacía, y yo… no les prestaba atención. 

NEVER SAY NEVERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora