Cap 12

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|Punto de vista: ______|

No sabía si reír o llorar. 

Mi mamá miraba horrorizada desde el triste ventanal de casa, para donde estábamos nosotros, en el balcón. Sin embargo, con Justin nos acostumbramos a su mirada y solo vivíamos riendo de tonterías; tonterías que apenas nos entendíamos; pero lo hacíamos y eso contaba. ¿Qué daba lo demás? Ya que el intento de que Justin aprendiera español fuera descartado, -el muy tonto no lograba captar ni una palabra, y solo repetía graciosamente como si tenía una papa en la boca-, y el mío fue… bueno, yo no sirvo para ser bilingüe, directamente. Entonces… hablábamos por señas y mímica. 

Pero ahora, estábamos mirando para la calle, riendo sin saber de qué. 

Por un momento, ambos… o yo, nos olvidamos del resto de las personas, o los problemas que solía tener siempre. 

Y de un segundo al otro… un bus impresionantemente alto y grande, llamó nuestra atención. Ambos lo conocíamos… era imposible que yo no lo conozca, y él menos. Sin pensarlo, nos levantamos del piso en un movimiento rápido. 

-Volvieron… -susurré haciendo una mueca. El 'volver' en este caso, no era un verbo emocionante… era lo contrario; y lo contrarío, sería 'irse'. 

<<Se iría. Se olvidaría de mí. Lloraría. Y volvería a ser la misma tonta antisocial del colegio>>.

Pero él sonreía… como si quisiera alejarse de mí de una vez por todas; aunque a esa conclusión la descarté, porque todo el tiempo me trató como ningún chico lo hizo. Y cuando el bus siguió andando para el lado de la calle en diagonal a mi casa, entonces… Justin gritó algo como si su garganta salió del lugar. Pero no paró. Yo, por mi parte, quité mis pensamientos negativos y volví adentro llevando por delante a medio sillón, otra silla, una mesa, un mantel que estaba sobre la mesa y también me choqué la puerta de madera, por lo que tuve que bajar las escaleras con una mano sobre la barandilla y otra por la frente. ¡Un jodido chichón! 

Mierda. 

Pero lo ignoré y seguí corriendo hasta abrir la puerta del primer piso y salir como si fuera un ladrón en fuga. 

-¡Hey! –grité como pude, sin parar de correr. Nuevamente… <<Gracias clases de atletismo>> .

¡El colectivo no paraba! Y me llevaba más de media cuadra de diferencia. ¿Acaso no me veían? Era pequeña… sí, pero no para que no tomen en cuenta mis 1.56 centímetros que corrían como un animal. Para colmo… me estaba cansando y la respiración se hacía cada vez más pesada e intranquila al compás de mi corazón, que latía desenfrenado. ¡Necesitaba parar! Pero también necesitaba ayudar a Justin. Y habían llegado para buscarlo, aunque eso me desilusione y bajen las opciones de volver a verlo en mi vida; no es su culpa… es la mía; yo sabía que esto pasaría pero lo olvidé. 

Fue como que si cuando estaba con él, todo se esfumaba. 

Eso me hizo escapar una sonrisa mientras paraba de correr, con la boca abierta en busca de aire. Y cuando menos lo pensé, el bus paró en seco a casi dos cuadras de distancia de mí. El pecho me dolía y mi respiración no dejaba de ser pesada.

-¿Te sientes bien? –preguntó Justin de repente, mientras tomaba mis muñecas. Él estaba atrás de mi espalda; yo asentí y ambos mirábamos el colectivo, pero yo todavía estaba con mi dificultosa respiración.

-Sí –susurré exhalando.

Me apretó con más firmeza a su pecho. Y si no estaba tan preocupada porque mi respiración no volvía, estaría desmayándome de encanto. Apoyé la cabeza sobre el libre hombro de Justin, cerrando los ojos. Una estúpida y corta, bueno… casi-corta, carrera me había vencido. Pero los volví a abrir, cuando la conocida fina y femenina voz conocía… por videos. 

Mis ojos volvieron a nublarse de lágrimas inmediatamente. Tenía a nadie más, ni nadie menos que Pattie Mallette frente a mis ojos; observando su sonrisa confundida y mente fruncida, abrí la boca sorprendida. Ella, siendo notable que no sabía ni entendía nada, habló en un inglés que me fue imposible traducir. Justin, pidiéndome permiso lentamente, se separó para saludar a su madre con un gigante abrazo, como si no se veían de años… similar al que anteriormente nos habíamos dado hace solo horas. Yo sonreí, llevando una mano cerca de mi boca intentando contener las lágrimas. Siempre había querido conocer a su mamá… siempre había sido uno de mis sueños. 

Y otro más a la lista de 'sueños realizados'. Hoy, sin duda, era el mejor día de mi vida. 

-¿Quién es ella, Justin? –prácticamente, y si no fallaba, Pattie preguntaba eso al separarse. Más atrás, se veía como Scooter y Alfredo aparecían trotando hacia nosotros. Yo, por mi parte, me mantuve inmóvil, con la mano en la boca conteniendo las lágrimas acumuladas en las esquinas de mis ojos. 

-_____, mamá. –dijo mi nombre directamente, como si me conocía de por vida. Una sonrisa asomó el rostro de Pattie, igual a la de Justin. Ella me miró con sus ojos azules extremadamente abiertos y enseguida separó sus manos de él para abrazarme con fuerza a mí.

Por un momento, me recordó a esos abrazos maternales que teníamos con mamá.

Por otro, recobraron los sentimientos de mi interior y una lágrima resbaló en mi mejilla lentamente. Sonreí satisfecha… me sentía la mayor de las glorias. 

¿Cómo casi pude darme por vencido pensando que esto no valía la pena?

NEVER SAY NEVERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora