–Nena, cambia esa cara –dijo alegremente Mia, con una brillante sonrisa en su rostro. A diferencia de mí, donde seguro que mi cara de perro maltratado se veía horrible.
Rodé los ojos sintiéndome más pesimista que nunca. Y la verdad era que envidiaba su felicidad, ella estaba súper animada, contenta de que su papá estaba triunfando en la vida; y yo, bueno, estaba feliz por mamá, pero Justin era como mi hermano y las peleas que solíamos tener, me lastimaban.
–Hoy quiero comer pizza, ¿te parece comer pizza? Hace mucho quiero, pero por el maldito tema del Tour, estábamos de cena en cena y ya estoy podrida de comer tantas vitaminas y pescados.
Hablaba rápido, intentando rellenar los huecos de mi silencio.
–Entonces, tomaré eso como un sí –asintió con la cabeza mirándome aún con su blanca sonrisa –, sí quieres comer pizza. Señor taxista, ¿puede parar dos segundos en la pizzería aquella? –obviamente, le hablaba al señor que manejaba el auto, conversando con tal naturalidad como si lo conociera de toda la vida. El hombre asintió con la cabeza, murmurando un "Claro".
Ella se bajó del taxi apenas este aparcó, me pidió que quede en mi lugar y lo hice, porque no tenía ánimos de discutir con ella. Pasaron pocos minutos, cuando volvió y abrió la puerta todavía con su brillante sonrisa.
–Listo, una pizza de mozzarella llegará a casa.
Pestañé sin decir nada, y luego suspiré. El taxi volvió a arrancar, y por fin, nos íbamos al departamento.
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–¿Habrán llegado ya? –preguntó Mia, mirando el costoso reloj de su muñeca, mientras masticaba un bocado de pizza. Me encogí de hombros como respuesta.
–Seguramente.
En estas horas, de verdad no sentía ganas ni para contestar como se corresponde; mis ánimos yacían sobre el subsuelo, literalmente. Mamá ni Justin, ni nadie había llamado, fue como si tan sólo se olvidaron de nosotras.
–_______, Justin está dolido, es sólo eso –refunfuñó frunciendo su frente.
Más que dolido, decepcionado. Él estaba acostumbrado a estar siempre conmigo, y yo igual.
–De todas formas, él no me lo perdonará tan fácil.
–Si no lo hace, es un estúpido –dijo sabiamente; contempló su porción de pizza un momento, y mordió un pedazo.
–Es mi mejor amigo… –murmuré encogiéndome de hombros.
Ella esperó terminar su porción y me miró a los ojos, nuevamente.
–La amistad entre el hombre y la mujer no existe –respondió sabiamente.
Fruncí el ceño.
–¡Claro que sí! –Exclamé –Justin es mi mejor amigo.
–Oh, ______ –una carcajada de su boca se escapó –, eres tan inocente –me miró casi con compasión y yo no entendí. Al notarlo, carraspeó su garganta con una sonrisa –. Alguna vez, Justin te besará y no necesariamente porque a él le atraigas, es una ley de la vida –mi rostro seguramente enrojeció, y quise pegarme por eso –. Claro, seguramente Justin ya te chapó.
Reí nerviosamente. Chapó, su término de besar me dio gracia.
Cuando reaccioné de lo obvia que estaba siendo, volví a ponerme seria… pero no pude evitar el sentir mis mejillas rojas.
–Él y yo… eh… no, no nos hemos besado –negué con la cabeza urgentemente. No sabía mentir, esto no estaba bueno.
Ella rio muy fuerte, tomando su estómago entre manos.
–Ya… cuéntame, ¿fue un beso rápido, o con lengua? –preguntó, sentándose como indio enfrente de mí. En estos momentos, parecía ser una adolescente y no una universitaria de 19 años.
–Te dije que no nos besamos…
–Oh, deja de mentirme tonta; soy como tu hermana mayor, y no sabes mentir –rodó los ojos en círculos, divertida. Odiaba ese brillo curioso y cómico de sus oscuros ojos.
Bien, mintiendo no llegaría a ninguna parte.
–No puedo recordar… –murmuré avergonzada. Bajé la cabeza sonriendo tímidamente.
Recuerdo que ese momento estaba tan nerviosa, que no pude analizarlo con normalidad.
–Está bien –se encogió de hombros despreocupadamente –. Todo el mundo lo piensa, lo quieras o no; digo… duermen juntos, él te cuida como si fuera tu guardaespaldas, siempre están juntos, era obvio.
–¡Mia! –Exclamé riendo –¡Basta!
–¿Qué? Sabes que tengo razón. Oh, niña, ven aquí –alargó sus brazos hacia mí, para abrazarnos. Yo respondí a su abrazo, sintiendo como si ella de verdad era mi hermana, y lo bonito que era hablar con alguien sobre estas cosas –, sólo no le digas a Katy, y menos a tu chico.
No pude evitar reír. El recuerdo de <<Katy cornuda>> me llegaba a la cabeza.
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Bien, estaba un poco nervioso. El primer show ya empezaba, si bien, la cuenta regresiva empezaba a contarse. Sólo 20 segundos, y me sentía completamente inseguro. Alguien me faltaba, y justamente ese alguien… era indispensable para mí.
Debía dejar de ser tan posesivo con ella, lo sé… también tan egoísta e impulsivo, lo sé, pero es que… no se puede, y con ella menos. Suele ser tan terca, que me molestaba y tan generosa a la vez, que me molestaba incluso más. Digo, <<la quiero sólo para mí, y para nadie más; ella es mía>>, y ese tal Jeremy del que tanto ella habla, no sabe que se está metiendo en mi propiedad.
Bien, ya estaba algo enojado. Bufé e intenté desordenar mi cabello lleno de gel. Volví a bufar rodando los ojos. Afuera ya se escuchaban gritos, y la cuenta regresiva iba en 10. Entonces, mamá falsa (Lucia), me hizo una seña con sus manos a lo lejos; asentí con la cabeza, diciéndole que estaba listo. La plataforma empezó a levantarse, llevándome también a mí; los gritos aumentaron, y me vi obligado a sonreír; pero al ver todas esas luces parpadeando y yendo de lado a lado, me olvidé de todo.
Sonreí embobado, viendo como el estadio estaba lleno… por mí. Todas mis fans gritaban demasiado, algunas lloraban, y otras saltaban, entre las que podía ver. Me quedé mirando en panorámica todo el inmenso lugar, hasta que la música de All around the world empezó a sonar en mis oídos, por el pequeño auricular que estaba en mi oreja.
Todo marchaba bien; yo hacía las coreografías como había ensayado tan duro todos estos meses. Sin embargo, mi estómago empezó a dar vueltas, como si algo que habría comido me hizo mal. Llevé mis manos a los abdominales de mi panza, apretando un poco; y justamente eso, fue un gran error, también el haber tomado leche antes de venir.
No pude evitar que el poco líquido de mi estómago salga, y cuando me di cuenta, ya estaba de espaldas a mis Beliebers… vomitando.
Odiaba vomitar, y el hacerlo aquí, me dio vergüenza.
Escuché como los gritos se oían, y la parte del coro de Out Of Town Girl seguía sonando sin mi voz. Levanté la cabeza, y corrí fuera del escenario, cruzando entre mis bailarines y esquivándolos aún con mi mano en el estómago.
–¡Justin! –exclamó Lucia, apenas me vio. Sus ojos azules me miraron con preocupación.
La corrí un poco, y volví a vomitar, sintiendo mi estómago completamente vacío, pero sin dejar de desperdiciar. Algo no iba bien.
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NEVER SAY NEVER
FanficPRIMERA PARTE: A veces… cuesta mantenerse fuerte, creer en los sueños y creer en ti. Sobre todo, cuando la gente que te rodea, se esfuerza en hacerte pensar y recordar todos las “fantasías” que supuestamente… nunca se cumplirán. En vez de reforzarte...