Salí de la oficina de mi actual jefe casi saltando de alegría.
Tenía un trabajo, por fin tenía uno que podía darme un porvenir mejor con mi hijo.
Fui a la oficina tal y como me lo había pedido y después de muchas especificaciones firme un contrato para empezar al siguiente día.
Me enviaron al departamento donde entregaban los uniformes y apenas llegué fui atendida por una chica tan bella como las demás. Me preguntaba si acaso nadie era desaliñada en ese lugar.
Me entregaron los uniformes y un kit de maquillajes que no tenía la menor idea de cómo usar pero vaya que algo se me tenía que ocurrir.
Salí del lugar sujetando con fuerza el uniforme y pensando que debía gastar en una zapatillas.
Miré mis zapatos. Eran horribles y los únicos que tenía. Me vería en la necesidad de nuevamente pedir prestado para comprar un par de zapatos.
Suspiré frustrada de tantas deudas.
Subí al elevador pero antes de que se cerrara una mano detuvo las puertas.
El señor Baker entraba llenando con su presencia el ascensor completo.
—Buenas tardes —dijo de nuevo—. ¿Ya se va?
Asentí.
—La espero mañana. —Volvio a hablar.
Volví a asentir sintiéndome estúpida al ver que levantaba una ceja ante mi actitud.
Me aclaré la garganta.
—Lo lamento —dije apenada—. Es solo que pocas veces hablo cuando estoy nerviosa.
—¿Y por qué está nerviosa? —preguntó girándose por completo hacia mí.
—Es mi primer trabajo —dije cambiando el tema—. Estoy ansiosa y nerviosa.
—Ya veo. —Fue lo único que dijo.
No hubo más palabras pero yo iba sumamente incómoda aguantando lo mejor que podía su escrutinio.
No dejaba de verme desde donde estaba y la situación era bastante inquietante para mí.
El recorrido se hizo eterno hasta que finalmente el pitido de llegada nos hizo girar hacia la puerta que se abrió en ese momento.
Salimos y lo primero que mis ojos vieron y que antes no había notado de tan ensimismada que venía, era que llovía a cantaros.
Miré mis zapatos y suspiré. Llegaría con los pies totalmente mojados.
Salí y miré a los lados. La lluvia era torrencial, vi de nuevo mi hora, si esperaba más tiempo no alcanzaría el autobús directo a casa de Elinor y tendría que tomar dos.
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Si decido quedarme
ChickLitCharlotte Johnson ha pasado los últimos diecisiete años de su vida viendo matrimonios desmoronarse, hijos descarrilarse y ella se pregunta el porqué, sobre todo cuando ella tiene un hijo modelo, un esposo admirable y un matrimonio ejemplar. Con...