Prólogo.

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Charlotte Johnson miraba atenta el álbum que tenía en las manos mientras permanecía sentada en su cama

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Charlotte Johnson miraba atenta el álbum que tenía en las manos mientras permanecía sentada en su cama.

Repasó una a una las fotografías que habían en el álbum recordando también los momentos más felices de su vida.

La foto de soltera con su aún mejor amiga Elinor en la fuente de la escuela de bachiller, con su madre de compras; la foto junto su único novio y actual esposo, las de su boda, las muchas que se tomaron en su primer año de casados en el viaje a la playa, la de su hijo a tan solo horas de nacido, sus primeros pasos, su primer diente, el primer día de preescolar, las fotos de su primer diente al caerse; miró una a una las fotos de los dos hombres más importantes de su vida y pensó en que poco a poco se fueron haciendo fotos solos, solo su hijo, solo su esposo, sola ella.

Con cada foto una nueva lágrima recorría su mejilla al darse cuenta de que cada día su familia se desmoronaba.

Consciente era de que no se había dado cuenta cuándo había empezado todo y cuando lo hizo ya estaban en el medio de ello, lo único que quedaba era pelear por restituir aquello que se haya roto entre los tres. Ella volvería a tener una familia.

Pensó en su hijo, en lo difícil que se estaba volviendo la adolescencia para él; en su esposo que cada vez parecía más agobiado por el trabajo, no era para menos, cada día su hijo crecía y las exigencias académicas más los gastos del joven aumentaban y finalmente pensó en que ella no estaba ayudando a su esposo de ninguna manera.

Charloteos se dedicaba al hogar pero también al ver la rebeldía de su hijo se cuestionó si lo estaba haciendo bien, se preguntó si estaba fallando en algo; al ver el humor con el que cada día su esposo llegaba a casa hizo que ella pensara que no era lo suficientemente buena en la tarea. A ella no le exigían más que cuidar de su hijo y atender a su esposo.

Se puso de pie y miró el reloj de la mesilla. Era más de medianoche y como desde hace meses su esposo no llegaba, alegando el trabajo.

Se acomodó la bata y salió de la habitación rumbo a la cocina.

Como cada noche se preparó un té para esperarlo y permaneció sentada hasta casi el amanecer que, vencida por el sueño, volvió a la recamara no sin antes pasar a la habitación de su hijo, arroparlo como cuando era un bebé y volver a la suya.

Se acostó pero no pudo conciliar el sueño. Era sábado y su esposo no trabajaba; sin embargo, últimamente tenía tanto trabajo que se había visto obligado a ir en fines de semana.

Charlotte creyó que su esposo hacía todo por ellos y ella no debía presionarlo ni agobiarlo.

Escuchó sus pasos por las escaleras y se incorporó.

La puerta se abrió dando paso a Colín Johnson, un hombre voluntarioso y de carácter áspero que cada día miraba con agobio su actual vida.

—¿Qué haces despierta a esta hora? —inquirió mientras se quitaba la chaqueta—. Solo vengo a darme una ducha y vestirme para salir de viaje.

—¿A dónde? —refutó la mujer mirando a su esposo y recogiendo la ropa que lanzaba por ahí—. Últimamente trabajas mucho.

—¡Joder pues lo hago por ustedes! —gritó enfadado—. No nos alcanza y de alguna manera hay que pagar esto.

Señaló a su alrededor mientras su esposa asentía.

—Lo sé —respondió avergonzada—. Es solo que te extraño, te extrañamos mucho y estoy segura que con tu sueldo bien podemos vivir sin aprietos.

Se acercó a su esposo para abrazarlo pero fue rechazada con un pequeño empujón.

—¡Por favor! —articuló con fastidio—. ¿Es tan difícil entender que estoy cansado? Tú solo te la pasas aquí sin trabajar ni hacer nada, ¿piensas qué yo vengo a casa con ganas de que te cuelgues de mi cuello? ¡Por Dios, es que no puedo creerlo!

Dejó a su esposa metiéndose a la ducha.

El teléfono del hombre sonó y Charlotte se acercó para verlo.

Era un mensaje de una tal Coral y ella, respetuosa como era no se atrevió a abrirlo.

Esperó a su esposo salir y solo entonces avisó del mensaje viendo a su marido cambiar el semblante y tomar el celular cuanto antes.

—Hazme una pequeña maleta mientras me visto —decretó el hombre mientras ella asentía—. Volveré el miércoles. No quiero que me estés llamando ni fastidiando por el comportamiento de tu hijo. Trabajo todo el día y lo mínimo que puedes hacer es atenderlo y educarlo. No te pido mucho.

La mujer no dijo nada pero negar que no le habían dolido sus palabras, sería mentir.

Lo vio salir de la habitación mientras ella caminaba detrás esperando que se despidiera como hacía años cuando salía incluso para ir al supermercado; sin embargo, escuchó el clic de la puerta y ni una sola palabra de despedida.

Volvió cabizbaja a su habitación y en silencio lloró sin imaginar que poco a poco sus castillos en el aire empezarían a derrumbarse.

Buen día, siento no haberlo subido ayer pero puff que wattpad no me dejaba pero ya estoy aquí

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Buen día, siento no haberlo subido ayer pero puff que wattpad no me dejaba pero ya estoy aquí.

Como dije esta novela se actualizará los viernes y es un drama con escenas +18 claro está, sobre una mujer que como ya sabemos deja de ser joven y atractiva a los ojos de su esposo.

Nos leemos el viernes con un poco más de esta historia y arriba les dejo a los hombres que verán a esta mujer desde dos perspectivas diferentes.

Si decido quedarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora