Que sea nuestro amor el eclipse de la maldad y el engaño...
Charlotte MaguireVolvió a la habitación y se dejó caer sobre la cama.
Esperaba que me diera la espalda y dijera que dormiría, al fin y al cabo estaba acostumbrada a eso; sin embargo, lo que hizo fue atraerme hacia él y volverme a besar.
Me acaricio y besó varias veces antes de dejar que mi cabeza descansara en su pecho.
No dijimos nada pero de sobra sabíamos que las palabras no hacían falta, no cuando ambos lo habíamos disfrutado tanto.
Con él no hubo después frases como: «me dio hambre, traeme algo de cenar» tampoco preguntó si me había gustado con la finalidad de levantar su ego; no hizo ningún comentario sobre que había subido de peso, mucho menos me dio la espalda para dormirse e ignorarme.
—¿Te quedarás conmigo toda la noche? —preguntó dejando un beso en mi cabeza—. Cody no estará y bueno podemos pasar mañana por él y luego te llevo a tu casa para que te cambies y vamos a trabajo o mejor aún, nos podemos tomar el día.
Escondió su rostro en mi cuello y me besó con descaro.
—Quiero que te quedes conmigo —dijo mordisqueando mi cuello.
—Puedo quedarme —respondí—. Pero mañana debemos trabajar.
No dijo nada sino que siguió besándome hasta que levantó el rostro y me miró.
—Tengo hambre y sed —dijo y yo me tensé.
Esperaba la frase pidiendo que me levantara para hacer algo pero solo lo vi ponerse de pie y rebuscar en su ropa para sacar su celular.
—Voy a pedir algo.
—Pero si cenamos —dije entre risas y mucho más relajada.
—Pero tengo hambre y tengo pereza de pararme a preparar algo —replicó encongiéndose de hombros—. Además necesitamos comer porque tenemos mucho que hacer esta noche.
Comencé a reír al comprender lo que tendríamos que hacer y no es que quisiera ponerle peros tampoco.
Llamó para pedir algo y luego volvió a la cama para hacer lo mismo: besarme y acariciarme, solo que esta vez estaba mucho más descarado que antes.
—Aiden —dije interrumpiendo sus besos—. Quiero decirte algo.
Dejó lo que hacía y levantó la cabeza para verme.
—¿Pasa algo? —inquirió.
—No, es solo que, hace rato... —Hice una pausa sin saber como decírselo—. Hace rato dijiste que me amabas.
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Si decido quedarme
ChickLitCharlotte Johnson ha pasado los últimos diecisiete años de su vida viendo matrimonios desmoronarse, hijos descarrilarse y ella se pregunta el porqué, sobre todo cuando ella tiene un hijo modelo, un esposo admirable y un matrimonio ejemplar. Con...