Capitulo 16

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Para preparar la cita con Alfred, Javier y Dani se habían encargado de que los interfonos que utilizaban para comunicarse desde las salas con Manu que estaría en la mesa de mezclas, modificaran el tono de voz, de modo que fuera imposible reconocer que era Amaia, en un principio la que se encontraba al otro lado del cristal. En el primer encuentro que sería esa tarde, sólo estarían ellos, se trataba de comenzar a desbloquear a Alfred, no de innovar en las melodías para lo cual sí era necesaria la presencia de Roi.

- Tranquila, todo va a salir bien, ya lo verás – le repetía Dani, para relajarla. Los nervios no la dejaban estarse quieta, y no hacía más que pasearse de un lado para otro. Durante la semana había estado inquieta, pero relativamente tranquila, sin embargo, hoy llevaba todo el día mordiéndose las uñas, y dando vueltas sin parar.

- Ya está todo preparado – les dijo Javier, que entraba en la sala de reuniones dónde estaban, acompañado de Manu – sólo hay que esperar a que llegue.

- Seguro qué va a salir bien, ¿no? – les preguntó mirando el rostro de los tres.

- Amaia... - le dijo Javier rodeándola con un brazo por los hombros – tranquila, todo va a estar bien.

- Tú sólo tienes que hacer lo que haces siempre... evadirte y crear música. Y yo no voy a perder de vista a Alfred. Te lo prometo – le dijo Manu.

- ¿Y tú? – le preguntó Amaia a Dani implorándole con la mirada que no la dejase sola, que lo necesitaba a su lado.

-  Y yo voy a estar ahí – le dijo acercándose a ella, abrazándola de tal manera que quedó en medio de Javier y de él – he colocado una silla en tu sala. Prometo no hacer ruido, no distraerte, no mirarte ni hablarte... seré invisible si quieres – acercando los labios a su oreja, para que sólo ella pudiera escucharlo, y poder responder al secreto que ambos compartían contenido en la mirada que Amaia le echaba – ...si flaqueas, yo seré tu fuerza ¿si?

- Gracias – le dijo relajándose, apoyando la cabeza en el hueco de su hombro y su cuello, mientras Dani le daba un tierno beso en la cabeza, bajo la atenta mirada de Manu, que nunca había visto tan nerviosa y vulnerable a Amaia.

- Pues entonces sólo hay que esperar, yo me iré cuando Alfred ya haya llegado. Y te llamo por la noche, ¿si? – le dijo a su hermana.

- Vale. Chicos... – empezó Amaia, mirándolos a todos – yo... estoy en el piano, ¿si? Prefiero esperar allí – de esa forma aferrándose a la mano de Dani salió por la puerta, y se encerraron en su sala. Dos minutos después de abandonar la sala de reuniones, Manu y Javier escucharon los primeros acordes, era el modo que Amaia tenía de relajarse, de liberar tensiones.


Alfred había pasado toda la mañana nervioso con su tío en el hotel, no sabía lo que se iba a encontrar, y la espera lo estaba matando. Desde que había recibido el correo el lunes por la noche, no había dejado de darle vueltas a la tensión que suponía entrar en un estudio con gente que no conocía. Por suerte, sabía que contaría con el apoyo de Manu, o por lo menos contaba que estaría allí. A medida que la hora de la cita se aproximaba, los nervios iban en aumento. Quería haber llevado alguna letra o alguna composición para presentarla a los productores del estudio, pero la ansiedad de toda la situación, lo había bloqueado todavía más. Ahora estaban allí delante del impresionante edificio Atlantis. Tanto él como Toni, habían entrado atónitos de que allí pudiese haber un estudio de grabación. Aquello parecía más un edificio de oficinas, pero al mirar el directorio entre nombres de diferentes empresas apareció el que buscaban: Melodix Studio. "Definitivamente es aquí"pensó Alfred mientras se acercaba al mostrador.

La magia de la melodía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora