Capitulo 27

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Como el resto de la semana, el día de Amaia se resumía en reuniones, en esa ocasión con el equipo de video de uno de los videoclips. Por suerte, el encuentro había ido bastante bien, y habían congeniado las ideas de todos. Por la tarde, la sesión de Ana había ido de maravilla. Prácticamente ya tenían todas las canciones pregrabadas, Amaia creía que en un par de sesiones más podrían terminar el disco, y ya sólo tendrían que trabajar Roi y ella sobre los arreglos y la grabación de los instrumentos, que preferían hacerlo sin la presencia del artista en el estudio, lo que liberaba a Manu de estar allí con ellos.

Después de despedirse de Ana, Amaia cogió su teléfono para llamar a Alfred, llevaban todo el día sin hablar, y aunque sabía que lo vería en una hora, él no lo sabía. Dos tonos después de marcar su número, la voz de Alfred le calentó el corazón.

— Hola extraña — la saludó Alfred cuando descolgó la llamada, sabiendo que era Amaia la que estaba al otro lado de la línea.

— Hola... — le contestó riendo ante el saludo de él — ¿qué tal estas? ¿qué haces? — preguntó sentándose en el sofá de la sala de mezclas.

—Estoy muy bien... extrañándote... no te veo desde el sábado... — contestó medio apenado Alfred con su voz de bebé.

— Ya... lo siento... es que de verdad que no tengo ni un minuto libre... yo también te echo de menos...

— Me alegra oírtelo... ya pensé que no era así... siempre que te invito a cenar, o que vengas a mi piso, me cancelas...

— Pero es sin querer... porque ya tenía otros compromisos... — intentó excusarse Amaia.

— Ya... ya... ¿y qué vas a hacer esta noche? — preguntó Alfred sonriendo intentando disimular la risa.

— Nada especial... me quedaré en casa tranquila... supongo que veré alguna película... y ya — mintió Amaia, mordiéndose las uñas nerviosa — ¿y tú?

— Ese plan suena muy bien... yo he quedado para una sesión en el estudio de música, la dueña me esta haciendo el favor de quedar conmigo después de la hora de cierre...

— ¿Ahhh? La dueña te esta haciendo el favor... ¿me tengo que preocupar? — le preguntó Amaia con voz juguetona.

— Nada que ver... si no sé ni su nombre ni cómo es... solo es trabajo... — le aclaró rápidamente Alfred.

— Bueno... si tú lo dices te tendré que creer... — contestó Amaia sonriendo.

— Créeme... solo me esta ayudando con mis temas... aunque me ha gustado que te pusieras un poco celosa... — añadió Alfred provocando la risa de Amaia al otro lado de la línea.

— Sí... claro...

— Es bueno descubrir que algunas cosas no han cambiado... — comentó Alfred al escuchar la risa de Amaia —...por cierto... ¿vienes a la fiesta del sábado, no?... no me digas que tienes otro compromiso ese día...

— Sí... bueno... tenía pensado... acudir a una prefiesta de cumpleaños, fiesta de inauguración... que organiza un amigo mío... pero no sé si será la misma que la tuya...— respondió Amaia de manera juguetona al escuchar el nerviosismo de Alfred cuando le había preguntado si iría.

— ¡Qué mala! — contestó Alfred soltando el aire — por un momento pensé que no vendrías...

— No me la perdería... tranquilo...

— ¡Bien! Yo... me encantaría seguir hablando contigo... pero acabo de llegar al estudio de grabación... — Amaia miró el reloj al escuchar las palabras de Alfred, se había adelantado media hora, y ella no tenía todavía el equipo preparado.

La magia de la melodía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora