Capitulo 25

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El día de Amaia había sido una completa locura, cómo ya se esperaba que fueran sus días una vez que empezara con todo lo que requería sacar su disco. Se había pasado la mañana hablando con diferentes diseñadores y vestuaristas para trabajar los looks de sus videos. Pero pese a que le habían mostrado grandes propuestas, había rechazado todas. Ninguna le llenaba lo suficiente como para apostar por ella. Como consecuencia de tanta reunión, no había tenido tiempo de responder las llamadas y los mensajes de Alfred. Esa reducción de los tiempos de su vida normal, le empezaba a agobiar y eso que era solo el comienzo. Además, su hermano no la había ayudado a relajarse, sino todo lo contrario, había contribuido a que sus niveles de estrés aumentaran.

— ¡¿Amaia?! – la intentó llamar Marta cuando la vio entrar en el estudio. Pero Amaia no se paró, ni siquiera le dirigió la mirada, siguió su camino. Frunciendo el ceño ante la actitud de Amaia, que rara vez se ponía así. Marta esperó a ver aparecer a Javier segundos más tarde - ¡¿Javier?! ¡¿Qué ha pasado?! ¿Por qué tú hermana esta así? – le preguntó señalando con el brazo hacia la dirección en la que había desaparecido Amaia.

— Déjalo Marta... - le respondió secamente Javier mientras entraba en la oficina. Pero Marta, no tenía intención de dejarlo pasar, que encontraba la actitud de los dos hermanos preocupante. Así que, siguió a Javier hasta el despacho, y apoyada en el marco de la puerta, lo miró fijamente, sin decir absolutamente nada. Javier observó como Marta permanecía en silencio, esperando una explicación de su parte. Y sabía que no se iría hasta que no se la diera — No me mires así... es culpa de ella... está insoportable... no le gustan las reuniones y encima parece que tiene la cabeza en otro mundo... más de lo normal — matizó al ver la mirada que le echaba Marta.

— Javier... ¿no has pensado que a lo mejor es mucha presión sobre ella? – le preguntó Marta entrando en la oficina y sentándose frente a él.

— Sí... y se lo he dicho... — le contestó Javier frotándose el cabello con las manos para liberar la tensión que acumulaba. Suspirando, levantó la cabeza y miró a Marta que lo miraba expectante — Le dije... que a lo mejor tenía que plantearse que con el disco, no podría seguir dedicándole tanto tiempo al estudio... y que tendría que pensar en... no sé... en centrarse en su carrera otra vez, y bajar el ritmo de todo esto... dejarlo hasta que termine el ciclo en el que esta ahora — añadió alzando los brazos y girándolos alrededor.

— ¡¿Qué tú has hecho qué?! — le preguntó Dani asomándose a la puerta, que no creía haber escuchado bien lo que su amigo había dicho.

— Ey... ¡hola! – lo saludó Javier, que en ese momento veía como Dani saludaba a su madre, y se volvía a girar para mirarlo a él.

— Hola... pero dime que no es verdad que le hayas dicho a Amaia que tiene que dejar esto — le inquirió Dani cruzando los brazos, mientras observaba a Javier mordiéndose el labio igual que hacía su hermana cuando se ponía nerviosa.

— Sí... es verdad — le confirmó Javier que vio como su amigo dejaba caer su cabeza hacia delante y se frotaba la frente — Dani... escúchame... tú sabes muy bien que la presentación de un disco requiere mucho tiempo, y Amaia tiene que grabar todo lo relacionado con los dos singles, y preparar las actuaciones de la gala de los premios...

— Pero Javier... — lo intentó interrumpir Dani

— No... escúchame, no tenemos tanto tiempo... — Javier se levantó para recoger la hoja que había mandado imprimir. Entregándosela a Dani, le señaló algunos puntos —... ¡Mira! Me lo han mandado de la discográfica, ya hay fecha para la gala...

— ¿Eh? Esto no puede ser... — empezó a temblar la voz de Dani mientras leía la hoja que le acababa de dar Javier —... ¿Amaia lo sabe? — les preguntó a ambos mientras era incapaz de controlar el tembleque de su mano.

La magia de la melodía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora