Capitulo 7

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Manu llegaba temprano a Medusa Estudio con la incertidumbre de si se encontraría a Alfred dormido en algún rincón del estudio como en tantas otras ocasiones, porque el chaval cuando se ponía con su música se olvidaba del tiempo, aunque se alegraba que le hubiese vuelto la inspiración, ayer por fin, volvía a parecer el Alfred de siempre, no el taciturno desesperado que se había instalado en él los últimos tiempo. Cuando entró vio todas las luces apagadas, así que supuso que había sido sensato y se había ido a su casa a dormir. Mientras preparaba todos los equipos para el día de grabación que tenía planeado y se hacía una taza de café, seguía dándole vueltas en su cabeza a cómo iba a decirle a Amaia, con la que había quedado en un rato, que no sabía como ayudarla, pues para él todo el disco era perfecto.

Una de las veces que pasó por la sala de bases dónde estaba el ordenador, vio un papel doblado sobre el teclado. Supuso que Alfred le había dejado una nota, aunque le extrañó que no le hubiera mandado un mensaje al teléfono en su lugar, así que, curioso se acerco a coger el trozo de papel. Y al desdoblarlo leyó lo que Alfred le había escrito de su puño y letra:

"Lo siento, vi dónde lo guardabas y no pude resistirme. Encontré la aguja del pajar. En la carpeta de arreglos está grabada la modificación. A."

Manu no cabía en sí del asombro, los ojos se le iban a salir del rostro desencajado mientras leía lo que estaba escrito, tuvo que releer dos veces la nota para darse cuenta que se la había jugado. Rápidamente cogió el teléfono para llamarlo, le daba igual si lo despertaba pero tenía que hablar con el sí o sí. Tras varios tonos de llamada, la voz somnolienta de Alfred sonó al otro lado del teléfono.

- Bue...

- Serás cabrón – le soltó Manu

- Buenos días a ti también – empezó Alfred espabilándose – supongo que ya has visto la nota que te dejé – añadió con voz mañanera mientras se frotaba los ojos y buscaba sus gafas.

- Así es... y todavía no sé cómo te atreviste a cogerlo

- Fue un impulso – Alfred se frotaba la frente, se pasaba las manos por la cabeza, síntoma de lo nervioso que estaba, pues aunque sabía que esa llamada iba a suceder, esperaba que Manu lo entendiera, así tras un leve carraspeo continuó - estaba frustrado porque no me salía ninguna melodía para mis letras, y me puse a buscar en tu ordenador las bases que tienes grabadas, pero nada me convencía, y un momento después la estaba escuchando a ella.

- Alfred...ggggrrrmmmhhh

- Manu, no te enfades conmigo

- La verdad, no me esperaba algo así de ti, con lo receloso que eres tú de tu trabajo, que no dejas que nadie lo escuche salvo que tú se lo muestres. No sé, me siento un poco decepcionado – terminó Manu mientras bebía de su café para no seguir diciéndole todo lo que pensaba al respecto.

- Ya lo sé, y realmente fue un impulso, no lo pensé. De verdad, que no quería decepcionarte Manu, pero fue como si me atrajera, y cuando me di cuenta ya lo estaba escuchando.

- Si tú lo dices, te creeré, y... ¿bueno, entonces? ¿me aclaras tu nota? – le preguntó Manu cambiando el tono de voz, ya no había reproche sino más bien curiosidad, sabía que era absurdo discutir con Alfred, pues aunque no le gustaba lo que había hecho, los conocía a ambos, y sabía que éste sería el último en actuar con maldad en contra de Amaia, todo lo contrario.

- Pues lo que te escribí, encontré la aguja que creo que estabais buscando, o por lo menos yo creo que así es.

- ¿Y grabaste el arreglo de la canción entero?

La magia de la melodía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora