Capitulo 33

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Estaba terminando de arreglarse para la velada cuando escuchó el timbre de su casa, y una sonrisa de anticipación se instauró en su cara, cuando la voz de Alfred saludando a su hermano y a Roi en el piso de abajo, que había llegado unos minutos antes para ir con ellos, se había colado hasta su habitación.

Al final habían quedado para ir los tres juntos al preestreno. De ese modo, Alfred había conseguido que Amaia aceptara que fueran juntos. Era un modo de poder saludarla y disfrutarla unos momentos antes que nadie, sin la atenta mirada de los reporteros, y sin la presión de tener que asumir nada con respecto a su relación.

Cuando bajó las escaleras, Alfred se quedó boquiabierto. Amaia siempre había sabido cómo deslumbrar en una alfombra roja, siempre había tenido un estilo muy particular, y se había interesado bastante por la moda, pero con los años, sin duda alguna, su belleza y su visión de la moda y su propio estilo, se había perfeccionado. Para esa noche, había elegido un mono, color vino de manga larga y abertura en la espalda que definía su silueta a la perfección. Además, lo había acompañado con un maquillaje muy natural, nada sobrecargado, y un pequeño recogido bajo con algunos mechones sueltos que le enmarcaban la cara, resaltando sus perfiles.

— ¡Uau! Estas... increíble... — Alfred se acercó a darle un beso cuando Amaia terminó de descender las escaleras.

— Gracias... — respondió una sonrojada Amaia, que mirando a los dos de arriba abajo, y viendo como hacían que se colocaban las chaquetas para que ella los viera bien, añadió —... y vosotros que guapos, ¿no? — Este comentario tan "Amaia" desató la risa de ambos, que dejaron de actuar cuales maniquís en una tienda de ropa.

— Si estáis listos, ¿nos vamos? — los interrumpió Javier. Recibiendo como respuesta a su pregunta un leve asentimiento de cabeza. Segundos después, todos enfilaron rumbo hasta el coche que los llevaría al teatro para el preestreno de la obra de Los Javis.

La calle del teatro estaba abarrotada de gente. En la puerta había congregado multitud de fotógrafos, reporteros sin acreditación para la alfombra roja del interior, así como gran cantidad de aficionados o simples curiosos que se habían acercado para conseguir la foto de algún artista que acudiera esa noche al estreno. Después de unos últimos retoques en el coche, y que Alfred le diera un tierno beso en la mejilla, los tres descendieron del vehículo. Primero, salió Roi provocando una nube de flashes fotográficos, seguidamente Alfred, que girándose entre tanto destello tendió la mano a Amaia para ayudarla a salir. Una vez en la acera, los tres sonrieron a los fotógrafos, y bajo la atenta dirección de Javier y de lo guardias de seguridad, consiguieron entrar al edificio, no sin antes pararse un par de segundos a saludar a los fans, sacarse alguna selfie y firmar algún autógrafo.

— ¡Por fin! — la voz de Javi Calvo los saludó nada más cruzar la puerta, mientras se lanzaba a abrazar a Roi, y seguidamente a Alfred.

— ¡Ya pensábamos que no llegabais! — susurró J. Ambrossi en el oído de Amaia cuando la apretó entre sus brazos.

— Ya... perdón... — se disculpó Amaia medio sonrojada — se nos hizo un poco tarde, y el tráfico ha sido horrible...

— No pasa nada, lo importante es que ya estáis aquí... — la tranquilizó Calvo alargando su brazo para saludarla. Sin soltar a Amaia, y viendo como Roi se había alejado un poco para hablar con Ambrossi, se dirigió al tercer miembro recién llegado — Alfred, si quieres puedes ir pasando... creo que algunos reporteros querían hablar contigo...

— Bueno... yo... — un dubitativo Alfred comenzó a titubear. No sabía muy bien que hacer, por un lado, sabía que no se podía quedar en la puerta eternamente y que tendría que atender a los medios, para eso había ido al preestreno, no solo para apoyar a los Javis, sino también porque era un modo de estar presente en la actualidad; pero, quería posar la alfombra roja con Amaia, no él solo. Sin embargo, cuando Javi le había invitado a adelantarse, Amaia no sólo no había dicho nada, sino que en su mirada pudo ver como ella también prefería que él avanzara en solitario. Soltando el aire medio resignado, forzó una sonrisa —...sí, claro... nos vemos dentro, ¿esta bien?

La magia de la melodía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora