• Especial •

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Te encontré.

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Nunca fui alguien de salidas; prefería estar tranquilo en casa estudiando, o simplemente sin hacer mucho. Pero ese día fue la única vez que acepté ir a comer algo después de clases, obviamente con el permiso del profesor y la promesa de volver antes del anochecer.

Desde que estábamos viviendo en los dormitorios de UA, era todo más severo y con precaución; es decir, nunca podríamos tener la libertad que antes era así por nuestra seguridad.

Pero ya había pasado un año desde que empezamos a vivir allí, y ya estaba acostumbrado a las reglas de la academia. Tampoco me desfavorecian demasiado como para renegar.

Ahora, como estudiantes de segundo año y obviamente adolescentes, salir a refrescarse un rato fuera del encierro de los dormitorios, era bueno.

-Me dijeron que una cafetería cerca hace el mejor pastel de queso de todos -comentó Midoriya mientras estábamos parados entre toda la gente dentro del vagón-. En la próxima parada bajamos. -Avisó.

Después de salir de la estación de tren y empezar a caminar hasta nuestro destino, llegamos al centro comercial donde supuestamente estaba la cafetería la cual hablaba Midoriya.

Pero un letrero de "cerrado" se interpuso en nuestros planes. Miré al peliverde como trataba de pensar en otro lugar al ver que la primera opción había fallado.

-¿Qué te parece ese de allí? -dije apuntando una cafetería al otro lado de la calle. Desde nuestra posición, desde el segundo piso del mini centro comercial, se podía ver que el lugar no alcanzaba a estar lleno.

Midoriya asintió y decidimos por ir, cualquier cosa iba a estar bien con tal de no volver derrotados a la academia.

Cuando ya cruzamos la calle y estábamos afuera de la tienda, Midoriya fue el primero en entrar mientras que yo iba detrás de él. Buscamos cualquier mesa disponible y nos sentamos esperando a quién nos atendería.

-Es un bonito lugar -comentó Midoriya mirando a su alrededor, hice lo mismo que él, pues era intrigante ver las decoraciones tan llamativas.

-Buenas tardes, bienvenidos a Issue. -Prestamos atención nuestro lado; y allí estabas tú, con una sonrisa de oreja a oreja dejando algunas cosas en la mesa-. Aquí tienen el menú, pueden llamarme cuando hayan decidido que pedir.

Te fuiste dando una pequeña reverencia. En ese momento no te tomé atención, solo me dispuse a ver qué había para pedir. Sin embargo, cuando levanté la mirada, me di cuenta como Midoriya no desvío su mirada de ti.

-¿Sucede algo? -pregunté al verlo tan desconcentrado, se sorprendió y rápidamente negó. No le di importancia y seguí mirando el menú.

Cuando creí que estábamos listo para pedir, te llamé levantando la mano, llegaste rápido a nuestro lado y empezaste a anotar mi pedido.

-¿Y tú qué vas a pedir, Midoriya? -pregunté al verlo indeciso.

-Sabes -llamaste en un susurro, aunque todos podíamos escucharlo-, te recomiendo el muffin de mora o el sándwich de pavo. El último es riquísimo.

Tu sonrisa tan amable me llamó la atención, parecía que en verdad disfrutabas trabajar aquí, también me daban ganas de sonreír a mí.

Midoriya te hizo caso y decidió por lo último y algo para beber. Te fuiste con todo anotado hasta perderte por la puerta de la cocina.

Al parecer ahora era yo quién no dejó de verte, pues la voz de Midoriya me hizo volver.

Volviste unos minutos después con todo nuestro pedido, y te fuiste no sin antes darnos una de tus sonrisas.

El tiempo pasó, y cuando ya estábamos listos para pagar, Midoriya se levantó para ir al baño.

-¿Se le ofrece algo más? -Llegaste de nuevo, con una charola en mano y varios platos encima.

-No, gracias. -Negué con la cabeza-. Solo la cuenta, por favor.

-Enseguida.

Te fuiste a dejar los trastes sucios y volviste rápidamente hasta la caja, hablando con la cajera y esta pasándote lo que seguro era nuestra cuenta.

Midoriya apareció justo cuando llegaste con la cuenta.

-Muchas gracias por venir -dijiste en una reverencia, y esa sonrisa tan cálida cuando pagamos y ya nos ibamos-. ¡Vuelvan pronto!

Salí de la cafetería, no sin antes dar una mirada desde afuera para ver si podía verte. Midoriya se dio cuenta de lo que trataba de hacer, al parecer era muy obvio.

-¿Qué te parece volver otro día? -preguntó mientras empezamos a caminar-. Tal vez, a la próxima puedes hablarle. -Mientras dijo eso su tono iba bajando. Su rostro mostraba una sonrisa entristecida que en ese momento no me di cuenta.

Asentí a la proposición del peliverde, esperando poder volver a verte cuando volviera de nuevo.

Nunca me había llamado la atención alguien antes, pero tú fuiste la excepción. Aunque en ese momento era simple atracción, nunca pensé que iba a ser el inicio de algo tan importante.

Nunca pensé que iba a encontrar al amor de mi vida; Pero lo hice, te encontré.

21 maneras de decir «Te Quiero». [Todoroki Shouto | BNHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora