Stockholm Syndrome [VK]

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Se levantó, en cuanto subió las escaleras y cerró la puerta, Taehyung se derrumbó, lloranado a gritos, no le temía a morir, le ardía en lo más profundo del corazón la traición de Jungkook, también que este le hiciera creer que no lo quiere y que todo lo que le dijo acerca de su sentir fue una vil mentira.

"Eres un idiota Taehyung, eres un idiota". Se reprochaba a sí mismo, golpeaba su cabeza en la pared de atrás suyo, no era natural lo que sentía y no solamente porque estuviera enamorado de un hombre si no porque estaba enamorado de su secuestrador, no era natural, eso no pasaba más que una mala película de la que Tae meses atrás se hubiese burlado.

No podía dejar de llorar, sin control, pronto le ardería el pecho, no es mentira.

Jeon estaba arriba sentado en su cama frente a su pantalla, reprimiéndose, fumando un cigarrillo, con los ojos profundos y sin expresión mirando a Taehyung por las cámaras que llevaban tiempo sin revisarse.

Lo veía gritar y llorar con tanta fuerza que no lo toleraba, no podía ver eso, no podía ver a la persona que él quería sufrir de tal manera.

Apagó el cigarro, apagó la televisión, recargó sus codos en sus rodillas y cubrió su rostro con sus manos.

Empezó a llorar, silencioso, no sabía que hacer, ni como reaccionar, ni como dejar de llorar, llevaba muchísimo tiempo sin hacerlo, aproximadamente desde el funeral de su padre que no lloraba con tanto dolor, no se podía odiar a sí mismo más que ahora, sabía que era su error.

No podía culpar a Taehyung de lo que él hizo, pero sus palabras fueron tan dolorosas, le dijo cosas horribles y Jeon a él igual, fracturaron todo lo que apenas estaban logrando.

Acabó de llorar en unas horas, fue al baño, se lavó el rostro y se miró al espejo, tenía la mirada perdida, vio su rostro, estaba marcado donde Taehyung le pegó, había quedado roja esa área.

—¡Maldita sea!— Con su puño golpeó el espejo rompiéndolo, lastimándose la mano.

Fue a su sala, se limpió y salió, quería hablar con alguien y el indicado para eso era Min YoonGi, su mejor amigo.

No podía llamarlo para anticipar su llegada pues ya no tenía celular, así que llegó directamente a su casa.

Toco y él no tardó mucho en abrir.
—¡Joder! ¿estás bien?— Yoongi moviéndose dejándolo pasar.

—Sí, sólo un asalto por eso no llame para avisarte que vendría.—

—¿Te asaltaron? Demonios Jungkook por lo menos estás vivo.— Yoongi dijo examinando su rostro y mano.

—Lo sé, ahora, necesito un favor.— fue y se sentó en el brazo del sillón.

—¿Cuál?—

—Ayudame a conseguir un arma.—

Min levantó una ceja y fue a pararse frente a él. —¿Para qué?— serio.

—Por seguridad propia, así no volverán a lastimarme.—

Min sonrió. —Está bien, saldremos esta misma noche, te llevaré a un lugar donde la puedas conseguir fácilmente.— le dio unas palmadas a Jungkook.

Este asintió, llegó la noche.

Jeon iba hacía su auto pero Yoongi lo detuvo con la mano. —No, iremos en mí auto.—

Jungkook levantó los hombros y fue al auto de Yoongi.

Empezó a conducir, algo largo, llegó un punto donde Jeon ya no conocía, se estacionó en un mercado, bajaron y él seguía a Yoongi, la gente de ahí no inspiraba confianza.

—¿En dónde estamos Yoongi?— Jeon susurró.

—Hola.— Min saludó a unos sujetos jugando cartas y ellos le devolvieron el saludo. —Bueno Jungkook, todos tenemos secretos ¿no?— se detuvo y lo miró.

Jeon asintió dándole razón, siguieron, hasta llegar a una carnicería, donde el olor realmente era insoportable pero Jungkook no demostró expresión alguna.

—¡Agust D! Hermano, ¿cómo estás?— saludó a Yoongi uno de los hombres con un gran machete.

"¿Agust D?". Pensó Jungkook.

—Hey, estoy bien ¿y tu?— fue a tomar la mano del hombre.

—Bien también, y .. ¿el quién es?— se refería a Jungkook quien estaba tras Yoongi mirando toda la habitación de una forma despectiva, sin darse cuenta.

—Es mi amigo, se llama Jungkook, Jungkook ven.— Min lo miró.

En ese momento Jeon dejó de mirar y fue hacia ellos. —El es Will, Jungkook— Yoongi le presentó al sujeto.

—Un placer.— Jeon extendió su mano a él.

El apretó la mano de Jungkook demasiado fuerte, sin mencionar que estaba lastimado de esa mano exactamente.

Pero no mostró signos de dolor, los reprimió.

El hombre le sonrió y lo soltó. —¿Y qué necesitan de mí?— empezó a afilar su machete.

—Un arma.— Yoongi fue directo.

—Bien, pasa ahí ya está Levi.— señaló una puerta al fondo.

—Gracias.— Yoongi caminó hacia allá y Jeon lo siguió.