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Eran casi las once de la noche y Jadiel no llegaba, le llamaba a su celular y mandaba al buzón, tal vez este con ella, tal vez estén cenando y hablando de lo mucho que se extrañaron, por alguna extraña razón sentía celos, no sabía que pensar, me salí afuera y me senté afuera. Pero no se veía ni siquiera la luz de los faros del auto, ya casi eran once y media, le seguí llamando pero aún se iba al buzón mi llamada, la preocupación me empezó a carcomer, tal vez Marco y Santiago le habian hecho algo y mi plan no serviría de nada, no sabia a donde ir a buscarlo a estas horas de la noche. Decidí salir, tomé mi celular y una chamarra, y salí a buscarlo, a donde, no lo sabía, pero me estaba desesperando. Salí del residencial y comencé a caminar, las calles estaban desiertas, no pasaban autos, camine un par de calles cuando una voz conocida me habló.

-¿A donde tan solita hermosa?-. Era la inconfundible voz de Santiago.

Me llené de terror al ver que venía acompañado de otros cuatro tipos que no reconocí.

-Iba a comprar unas cosas -. Respondí.

Seguí caminando pero oí que Santiago tronó los dedos y enseguida los cuatro tipos que venían con el me acorralaron.

-¡Santiago dejame ir!- respondí llena de miedo.
-¿Donde esta tu poli marrano ahora Paola?-. Respondió Santiago riéndose.

-¡Dejame ir Santiago! ¿Que le hiciste a Jadiel, donde esta?-. Respondí al borde del llanto.

-Yo no se nada de tu imbécil municipal corrupto- respondió Santiago serio, se veia que estaba convencido de decir la verdad. -Seguramente ya te vio la cara de estúpida y ya se esta cogiendo a otra en algún motel barato-. Las palabras de Santiago me dolieron en el alma, tal vez tenia razón, tal vez estaba con Elizabeth, haciendo lo mismo que hizo conmigo hace dos días, mis celos eran un sentimiento extraño, se suponía que no debía enamorarme de él.

Enseguida Santiago le hizo señas a uno de los que me tenian acorralada, me tapó la boca y me cargaron hasta un callejón solitario y oscuro, uno de ellos se bajó los pantalones y en contra de mi voluntad me penetró, gritaba pero Santiago me dio un golpe en la cara gritandome que me callara si no quería morir, yo solo pedía por que todo terminara pronto. Después de que acabó el primer tipo siguió otro y después el otro y asi hasta que Santiago tomó su turno, mi parte intima me dolía, solo me rehusé a guardar silencio, mis lagrimas no paraban de salir, quería que parara ya.

Santiago se bajó de mi, y después se me acercó y me dijo al oido que si se me ocurría decirle a Jadiel o a Marco de lo que acababa de ocurrir me iba a arrepentir, seguido de eso se fueron, dejándome con varios golpes, rasguños en mi entrepierna , y un dolor inmenso al caminar. Decidí regresar al apartamento, lloraba con desesperación, sentía que me faltaba el aire.

Entré al residencial y afuera del apartamento estaba un auto con las luces prendidas. Era Jadiel había vuelto. O al menos eso creí en ese momento. Caminé mas rápido, cuando estuve mas cerca me di cuenta de que era una patrulla, tal vez él auto se le habia descompuesto, solo quería llegar y abrazarlo, como la primera vez que los latidos de su corazón me calmaron.

-¡Jadiel!-. Grité al mismo tiempo que lloraba.

Vi que alguien se salió de la patrulla, definitivamente no era Jaddiel. Era Axel que al verme despeinada y llena de tierra se espantó.

-¿Paola, que te paso? ¿Donde andabas? ¡estoy aquí desde hace una hora!-. Dijo Axel con cara de preocupación.

-¿Donde esta Jadiel?- le pregunte llorando.
-Paola necesito que te calmes -. Respondió Axel. Hice todo lo posible por calmarme, cuando ya estuve calmada Axel habló.

-Jadiel tuvo un accidente Paola, me mando a por ti-. Respondió Axel.

No pude evitar volver a llorar, mi única oportunidad había tenido un accidente y quizás había sido por culpa mía, de mi padre y sus amenazas.

OSCURO SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora