23

51 1 0
                                    

Cuando abrí los ojos él tipo del bigote tenia un disparo en la frente, Mayra lloraba y alguien a quien no esperaba ver estaba frente a mi. Era él zancudo.

–¿Que esperas? ¡Matame ya!– le dije casi gritando.

–Shhh... Callate o te van a oír –. Dijo él zancudo susurrando, –Siganme los voy a sacar de aquí –. Dijo él zancudo caminando al frente, tomé a Mayra de la mano y lo seguimos.

–¿Porque me estas ayudando?–. Le dije consternado.

–Te prometí que tendrías mi protección Jadiel, eso hacen los amigos, protegerse–. Dijo él zancudo mientras miraba hacia atrás con él rabillo de su ojo y me regalaba una pequeña sonrisa. –Tenemos que bajar a la barranca, tengan cuidado.

Bajamos por la barranca pedregosa de la montaña, había cactus, arbustos con espinas y árboles, al fondo se podia escuchar él río y el otro extremo de la barranca estaba forrado de árboles, los pajaritos cantaban entre los arboles, lástima que este momento tan bonito duraría poco porque enseguida se oyeron nuevos disparos.

–¡Estan cerca!– dijo él zancudo apresurando él paso, faltaban unos cuantos metros para estar abajo pero aun así fue como un kilómetro para Mayra y para mi, caminar cuesta abajo era cansado sentía como mis rodillas se doblaban y temía por que en algún momento me traicionaran y él peso de mi cuerpo me ganara haciéndome caer hasta abajo.

Por suerte no fue así, llegamos hasta un rio de agua cristalina.

–Adelante hay un árbol de donde sale toda esta agua, en cuanto lleguemos aprovechen para tomar toda la que quieran porque sera la ultima vez –. Dijo él zancudo que caminaba como si no estuviera cansado.

Caminamos alrededor de media hora y llegamos hasta una poza de agua muy clarita de tan solo verla daban ganas de meterse a nadar.

–Aqui es, tomen toda el agua que quieran porque el camino aún es largo y mas adelante ya no habrá agua–. Dijo el zancudo.

Mayra y yo tomamos mucha agua, y después continuamos con el camino, después de media hora de caminar pasó un helicóptero de la policia federal muy bajito.

–Ya vinieron por nosotros –. Le dije con una sonrisa al zancudo.

–Corre, a unos cincuenta metros hay un claro–. Me dijo dándome animo.

Corrimos hasta el claro y el helicóptero seguía sobrevolando por ahí cerca. El zancudo comenzó a agitar sus brazos y el helicóptero comenzó a descender, de el bajó Ramirez.

–Jadiel, pense que te habiamos perdido –. Dijo Ramirez emocionado de habernos encontrado. –¿Porque esta José de Jesús contigo?–. Me preguntó.

–Gracias a el estoy vivo–. Le dije a Ramirez mientras le daba una palmada en la espalda al zancudo.

–Suban, nos vamos, logramos rescatar a las muchachas pero los traficantes se nos dieron a la fuga–. Dijo Ramirez con tristeza mientras subía al helicóptero.

Ayudé a Mayra a subir y después subí yo, el zancudo apenas puso un pie en el helicóptero cuando un disparo le toco en la cabeza arrebatándole la vida al instante.

–¡Maldito traidor!– dijo el mafioso de cabello largo que venía montado en caballo.

Los francotiradores a bordo le dispararon a éste en la cabeza y éste cayó del caballo inmediatamente, el animal echó a correr por entre la montaña. Me bajé del helicóptero, aunque él zancudo en algún momento me hizo pasar malos momentos no pude evitar llorar su muerte, le debía la vida y frente a su cadáver prometí no dejar que Marco Antonio ni Santiago me la quitaran, cerré sus ojos y abordé al helicóptero.

Quince minutos después del despegue Ramirez recibió una llamada, el colgó y me miró con lágrimas en los ojos.

–¿Que?–. Le dije nervioso.

–Acaban de matar a tu familia Jadiel, a toda tu familia –dijo Ramirez y después se ahogó en llanto. Yo permanecí callado, mirándolo fijamente.

–¿Quien?– le pregunte sin derramar aún una sola lágrimas, estaba en shock.

–El lider de la banda delictiva, al parecer tenia gente rastreando la ubicación de tu familia –. Dijo Ramirez para después empezar a susurrar entre sollozos el nombre de Juanito, mi hijo.

Me cubrí la cara con las manos mientras seguía gritando que no podía ser posible, comencé a llorar. De nuevo estaba solo, esta vez literalmente sin familia.

***
Una semana después...

Pasó una eterna semana desde que la mafia me arrebató a mi familia, Ramirez se siente tan culpable por lo que pasó, he recibido muchas amenazas de muerte y ahora que no tengo protección personal tengo que andar muy a las vivas, el día de hoy presente mi renuncia, consegui un pequeño apartamento en renta en Querétaro, el agente del FBI me dió quinientos dolares para rehacer mi vida allá e irmela pasando mientras me establezco, contraté a un servicio de mudanza, mi apartamento en el que viví inolvidables momentos quedó vacío, momentos como el nacimiento de mi hijo, los pocos momentos felices que tuve con Elizabeth, las visitas de mi mamá, y la primera vez que traje aquí a Paola, aun no entiendo porque me ocultó algo así y siempre que la recuerdo me pregunto si en verdad me quiso como decía, me quité la mitad del dije de corazón con su nombre grabado, lo colgué en la manija de la puerta del apartamento y cerré con llave, en la ventana frontal de éste hay un anuncio que dice "En venta" abordé al camion de mudanza, iría en busca de un nuevo comienzo.

OSCURO SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora