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-Paola zorra de mierda....!-. Era la voz de mi padre que nuevamente había llegado hebrio a casa. Lo único que quería era desaparecer de mi casa, pero era imposible hacerlo, no sin mi mamá que al parecer estaba acostumbrada a la mala vida que llevaba con el.

-PAOLA HIJA DE PUTA, ¿DONDE ESTAS?, ¡TENGO HAMBRE....!- esta vez sus gritos seguramente se habian oido por toda la calle.

Salí de mi recamara, no quería que me sacara del cabello de nuevo.

-Aqui estoy papá-. Respondí nerviosa y con miedo a la Vez.

-Maldita huevona eres igual que tu madre, sera mejor que te apures a darme de comer si no quieres que te parta la cara. Bien te tienes merecido los golpes que Marco te da, lo hace por tu bien, para hacer de ti una buena esposa y no seas una floja como tu madre — mi papá escupió al suelo, yo solo me limite a verlo.

Marco es el nombre del bastardo para quien trabajo, tengo una razón muy grande por la cual no he dejado mi segunda vida, me da miedo pensar que hoy este viva y mañana tengan que estar los peritos recogiendo mi cuerpo de la orilla de algún río o de un terreno baldío.

-¿Papá? hoy trabajare hasta tarde-. Le dije a mi padre con la voz apenas audible, mis piernas flaqueaban.

-Ah, ahora se le llama "trabajar hasta tarde" a tus puterias...- respondio el sin mirarme a la cara.

-Papá, es que Erika no podra presentarse a trabajar y me pidio que cubriera su turno-. Le respondí temerosa de su reacción.

-Tu amiga es igual de fácil que tú, la he visto con sus escotes que le sacan los senos de fuera.

-Papá solo te estoy avisando, para que no te preocupes porque no llego-. ahora él me miraba furioso.

Dio un golpe en la mesa con el puño cerrado haciéndome brincar del susto, mi corazón latió a mil por hora y sentia flaquear mis piernas adivinando de lo que enseguida me esperaba.

-¿Quien te crees? Tu y tu madre no me preocupan, lo que me preocupa es no tener quien me mantenga —se levantó de la silla y se acercó a mi.

-Bu... Bueno... Es.. Es que yo solo...- en ese momento me vi interrumpida por el golpe de mi padre que llego sin avisar directo en mi mejilla izquierda.

-CALLATE...! Y LARGATE DE UNA VEZ SI NO QUIERES QUE TE PARTA LA CARA...!- me gritó, no lo dude, tome mis cosas y me dirigí al autoservicio "circle" donde realizaba mis labores.

Llegué me puse él uniforme, como siempre la mañana era tranquila, yo trabajo en él turno de la mañana, a partir de las 7:00 a.m. hasta las 2:00 p.m. que llega Erika a relevarme, pero esta vez me tendria que quedar hasta las 11 de la noche. Solo rogando a Dios por que mi mamá estuviera bien, sola en casa con ese hombre que dice ser mi padre.

Llego mercancía a eso del mediodía, y yo ya me moría de hambre pues no habia desayunado nada al salir de mi casa, después de mucho esfuerzo termine de descargar la camioneta con mercancía, los clientes entraban, compraban y se iban, y así llegaban varios mas, no me había dado tiempo de comer nada y ya eran casi las cuatro de la tarde.

Después de que atendi a una señora que había ido a comprar un agua natural por fin me pude sentar a descansar, no habia pasado mucho tiempo cuando alguien entró. Yo estaba respondiéndole un mensaje a Marco cuando una voz que me pareció conocida me interrumpió.

-¿Me puedes dar una cajetilla de cigarros por favor?.

-Si claro, permitame-. Dije levantando la mirada del celular para atender al cliente.

-¡Hola!, no sabia que trabajabas aqui, bueno no te habia visto-. Dijo él oficial que anoche me llevo a mi casa.

-Este... Si, solo que mi compañera del turno de la tarde no vino a trabajar y me quede a cubrir su turno— respondí nerviosa, no me había dado cuenta ayer con lo mal que me sentía, tenía una pequeña cicatriz en su frente, como si en algún momento de su vida le hubieran golpeado abriéndole esta, pero aún así él chico era guapo.

OSCURO SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora