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Salí del hospital, me recargué en la barda de la entrada de este y lloré, no podia creer que Jadiel me haya mentido, yo no deberia haberme enamorado de el, sin embargo ya lo quería y lo que me habia dicho me dolía mucho.

Aunque por otro lado lo mejor sería dejar de verlo pues Marco seguramente ya sabía acerca de Jadiel.

Sequé mis lagrimas y me dirigí hacia el autoservicio donde trabajé con Erika, caminé unas cinco cuadras y llegué a mi destino, por suerte no tenia ningún cliente.

-Hola Pau-. Me saludó dejando su celular en él mostrador.

-Hola Eri-. Respondí con desánimo.
-¿Que te trae por acá?- dijo Erika sonriendome.

-Eri... ¿Puedo quedarme en tu casa?- respondí con mi voz quebrándose.

-¿Que te pasó?¿Y Jadiel, se enojo contigo?- dijo Erika preocupada.

-¡Tiene un hijo con esa estúpida de su ex-pareja y yo no lo sabía..!- respondí llorando.

-Pau, el te lo iba a decir, pero no sabía como, tenia miedo de que reaccionaras como lo estas haciendo ahorita, te lo digo porque una semana antes de su accidente estuvo aqui con el Axel pidiéndome consejos sobre como te lo iba a decir -. Respondió Erika tratando de tranquilizarme.

-Aun así estoy confundida, no quiero saber de él por ahora -. Respondí llorando.

-Paola sabes que yo te apoyo, y si, puedes quedarte en mi casa, por mi mamá no te preocupes yo hablo con ella. ¿Tienes muchas cosas en su casa?- pregunto Erika.

-Solo un poco de ropa-. Respondí
-Pues entonces ve por ella y te vienes para acá, de aquí nos vamos a mi casa cuando salga de trabajar-. Respondió Erika.

-Gracias Eri-. Le dije sonriendo.

Salí del establecimiento camine por la calle recordando a Jadiel, a todas las veces en que nos vimos, las veces en que iba a por mi a casa de mi padre para llevarme al trabajo, la vez que lo conocí estaba a tan solo cinco cuadras de distancia del autoservicio. La vez que Santiago me golpeaba y yo lo miraba como rogándole que por favor hiciera que él parara de golpearme.

Sin darme cuenta llegue al residencial, y no pude evitar recordar la primera vez que me había llevado a su casa, nuestra primera vez en la intimidad. Abrí la puerta del apartamento, aun estaba el aroma de su perfume en el ambiente de este, tomé mi mochila y comencé a guardar la poca de ropa que había llevado el dia que me sacó de la casa de mi padre, me acordé de las veces en que dormí y amanecí a su lado, no pude evitar llorar, no era lo correcto y no estaba ddntro de mis planes pero ya lo amaba, pero no era para mí, lo tenía que dejar ir, el tenía un hijo, motivo por él cual debía unirse de nuevo a Elizabeth para darle un buen ejemplo de familia al niño, yo solo fui una entrometida en su relación, el debía luchar por salvar su vida de pareja. Salí del apartamento y me dirigí de nuevo con Erika al autoservicio.

Pasaron las horas muy despacio, solo me pase pensando en Jadiel, deseando que todo fuera un sueño, deseando al día siguiente despertar a su lado.

-Recoge tus cosas Pau ya nos vamos- la voz de Erika me sacó de mis pensamientos.

Salimos del autoservicio caminamos tres cuadras y llegamos a una casa bastante bonita de una sola planta con reja al frente a los lados había dos locales, tenía un jardín muy bonito. Erika abrió la reja dándome el paso, cerró y se pasó adelante, tocó la puerta y una señora con él cabello teñido de rubio abrió la puerta.

-Hola ma, ella es Paola, es una compañera de trabajo, se peleó con su papá y me pidió de favor que si se podía quedar un par de semanas aquí -. Dijo Erika mordiéndose las uñas.

-Claro que si hija, Pasa Paola, estás en tu casa-. Respondió la señora amablemente. -Ya está la cena, Paola, deja tus cosas en la recamara de Erika -. Se dirigió a mi la señora -¡Ya se vienen a cenar!-. Gritó desde la cocina

Cenamos y después Erika me mostró el lugar donde iba a dormir, apagó la luz y en cuestión de segundos ya estaba roncando, sin embargo yo no podía conciliar él sueño, no por sus ronquidos, sino por pensar en Jadiel, en que injustamente jugué con el, y sin querer me habia enamorado de el, pensaba en como estaría en este momento. Después de tanto pensar no me di cuenta de cuando me quedé dormida.

OSCURO SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora