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Me dirigí hasta la estación de policia ahí estaba Axel que sin duda se alegró mucho de verme. Llegó Ramirez acompañado del agente del FBI.

–¿Ya estas listo?– me dijo Ramirez, yo solo asentí.

–Llevaras este celular contigo, estara siendo rastreado para que nos guíe hasta la ubicación del lugar donde trafican con las mujeres–. Me dijo el agente entregándome un celular de los mas recientes.

–Bueno Jadiel, ya es hora, tranquilo todo saldrá bien –.

Me dirigí hasta la dirección que me habia dado él zancudo, llegue a un lugar con pocas casas, todas retiradas una de la otra, un tipo que estaba fumando un cigarro se acerco a mi.

–¿Buscabas a alguien?–. Pasó su mano izquierda para atras, seguramente para sacar un arma
–A José de Jesús –. Me detuve y le respondí al tipo que me miraba con sospecha.

–Sigueme–. Dijo él tipo caminando por delante mío.

Llegamos hasta un autolavado que parecia estar fuera de servicio, había varias camionetas cerradas y autos con vidrios polarizados.

–Esperame aquí –. Dijo él tipo.

Después de cinco minutos apareció acompañado del zancudo.

–Que hubo, pensé que ya no vendrias–. Me dijo sonriente.

–Te dije que necesitaba él trabajo –. Respondí.
–Bueno mi amigo, espero que estes preparado, porque ahora mismo te llevaré a donde esta él negocio grande, ya hable con él patrón acerca de ti te presentare con el–. Dijo mientras terminaba de fumar un cigarro. –Chanclas, te encargo el negocio –. Le dijo el zancudo al otro tipo.

Nos subimos a una camioneta 4x4 color negro y los vidrios polarizados completamente sucia de polvo.

–Te va a gustar el trabajo, galán, como tu eres de mi confianza él patrón te dejará echarte a la nena que mas te guste de todas sin cobrarte, eso si, cuidala mucho –. Dijo mientras reía como idiota, yo solo le devolví la sonrisa.

Entró a una autopista, él panorama era bastante solitario porque no había nada mas que colinas rodeando la autopista, después de unos quince minutos de conducir llegamos a una entrada a la orilla de la carretera, el zancudo saludo a dos tipos armados que hacían guardia en la entrada, después de que entramos los tipos cerraron la puerta. El zancudo condujo por un extenso camino de terraceria entre la montaña, prácticamente todo era bosque a excepción de la carretera de terraceria y después de media hora de conducir llegamos a un bonito rancho con palmeras y una enorme piscina había una casa de dos pisos con ventanas grandes y con plantas en los balcones.

Él zancudo estaciono en él patio principal de la residencia y toco a la puerta, un guardia abrió.

–El jefe los espera–. Dijo éste dandonos el paso.

La residencia por dentro era muy bonita, había muebles que a simple vista eran muy costosos al igual que los cuadros que adornaban las paredes, entramos a una oficina en donde estaba un tipo con barba y de complexión delgada, se veía mas o menos de mi edad, vestía un traje blanco que se veia era muy costoso, a su lado estaban dos chicas vestidas como prostitutas.

–¡José, que gusto verte! Veo que vienes acompañado – dijo el hombre de traje con una sonrisa y sin levantarse de su asiento.

–El es Jadiel, es el muchacho de quien te hablé–. Dijo el zancudo presentándome.

–Hola Jadiel, yo soy Marco Antonio Torres, a partir de hoy trabajarás para mi–. Me dijo mientras estrechaba mi mano, yo asentí con una pequeña sonrisa. –Bueno, basta de tantas palabrerías, te voy a presentar para que mis empleados y mis perras te conozcan–. Dijo Marco mientras se levantaba de su cómodo sillón. –Sigueme–.

Seguí al jefe de los tratantes de blancas por un largo pasillo para después entrar por una puerta secreta. Lo que vi ahí dentro será algo que se quedará por siempre en mis recuerdos, había varias niñas y jovencitas de entre nueve y veinte años de edad todas con desnutrición algunas con golpes en la cara.

–José, hablale a los demás –. Dijo Marco, el zancudo salió enseguida. –Ellas son mis perras,  como tu eres el mejor amigo de uno de mis mejores traficantes te dejaré estar con una de ellas, escoge la que quieras–. Dijo él patrón mirándome con una sonrisa.

De entre todas ellas había una niña de unos doce años que me recordó a Monse cual si fuera ayer, como cuando veíamos pasar las nubes por él cielo y les buscábamos forma.

–Ella, la que esta al fondo–. Dije señalándola y mirando a Marco.
–Muy bien, ella apenas llegó ayer y ya la estrené, te va a gustar–. Dijo con una sonrisa.

Enseguida llegó el zancudo con tres tipos, uno era flaco y alto con barba y cabello largo, el otro era un señor de unos cuarenta años gordo y con bigote y al tercero lo conocía bastante bien, era Santiago.

–¿Y a mi chiquita porque no la trajiste atarantado?– Dijo Marco.

–Esta preparando a Jessica para él cliente que llegará en unas horas –. Dijo él zancudo.

–Traela, no se va a quedar aqui todo el día solo es un ratito–. Dijo Marco molesto.

–Si patrón – dijo él zancudo y enseguida salió del lugar.

Enseguida llegó acompañado de una chica, sentí que mi corazón se partía en mil pedazos cuando vi quien era la famosa "chiquita".

Era Paola, quien al verme se sorprendió y palideció y Marco se dio cuenta de ello.

OSCURO SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora