|Capítulo 1|

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{LA MAÑANA EN QUE TODO OCURRIÓ}

Apagué el despertador acelerada y salí de la cama para recoger mis cosas y entrar al baño a darme una ducha mientras el nuevo disco de BTS sonaba de fondo. Sentía mi cuerpo tenso y mis manos temblaban ligeramente y, aunque la ducha calida ayudó, ese extraño sentimiento en mi interior no desapareció.

Peiné mi cabello largo y ondulado y lo dejé secar al aire libre. Enrollé mi cuerpo en mi toalla rosa palo y me dirigí a mi armario para elegir el atuendo que llevaría hoy. Todavía seguía un poco aturdida por el sueño de aquella noche y era notable la falta de motivación que sentía sabiendo que perdería toda la mañana en el instituto. "Perder mi tiempo allí cuando podría estar viendo vídeos de BTS" pensé y suspiré.

Abrí las puertas del armario y saqué mi vestido preferido y unas medias negras de rejilla. Me lo puse con cuidado de no mojarlo (sin mucho éxito) y me miré en el espejo. El vestido, granate, liso y con vuelo, combinaba a la perfección con las converse blancas que tenia enfrente, las cuales me puse. Cogí mi bomber negra y tras un último vistazo al espejo, bajé a desayunar mis habituales cereales.

Para cuando llegué, Lynn, mi hermano mayor, ya se estaba acabando su bol de fruta.

-Ariesen, más vale que te des prisa o no llegarás a clase -me dijo con la boca llena. Un trozo de manzana voló- Hoy no te puedo llevar, tendrás que ir en tren -asentí y tras revolver su cabello de forma traviesa (ganándome un gruñido de su parte), cogí mis cereales, la leche y mi bol naranja y me senté a su lado- Tampoco podré ir a buscarte. Haré horas extras en el bar y hoy tengo turno de noche en el hotel- continuó explicándome. Asentí y me quedé observándole mientras continuaba engullendo como un animal.

-¿No crees que te estás pasando? ¿Cuando estudiarás para la universidad?

No respondió, sonrió ligeramente y acabó su último trozo de platano.

-No te preocupes por mí y come -ordenó al darse cuenta de que no habia apartado mi mirada. Se levantó y tras dejar el bol en el fregadero, se despidió y se fue.

Miré mi reloj. Mierda, las 7:30. Desayuné a la velocidad de la luz y tras coger mi mochila y activar mis audífonos, salí pitando de casa. "Butterfly" se escuchaba a través de los cascos mientras corría hacia la estación. Esa canción siempre me ponía sentimental. Me recordaba la falta de mis padres y la necesidad de cariño que tenía.

Cuando apenas tenía 8 años, mis padres murieron en extrañas circunstancias. La verdad es que apenas recordaba nada de esa época, es como si todo fuera una mancha negra de tinta. Sin embargo, el dolor seguía ocupando su lugar en mi pecho.

Mi hermano y yo, al ser menores de edad, tuvimos que mudarnos a vivir con nuestra abuela, hasta que hace un par de años murió, dejándonos completamente solos.

Afortunadamente mi hermano para entonces ya era mayor de edad y con el dinero que nos dejaron nuestros padres y la abuela pudimos salir adelante.

Cuando llegué, Ties y Judie me esperaban. Jugaban y reían mientras coqueteaban descaradamente. Los tres eramos como los tres mosqueteros, lo hacíamos todo juntos. Sin embargo, estos dos tenían un grave caso de "me he enamorado de mi mejor amigo".

Ties había sido mi mejor amigo desde que llevábamos pañales, siempre juntos haciendo locuras, ya que nuestras madres eran mejores amigas, y cuando llegamos al instituto y conocimos a Judie, una chica dulce y tímida que al mismo tiempo tenía carácter cuando quería, no pudimos evitar incluirla en el grupo. Ties, a diferencia de Judie, estaba como una cabra, más parecido a mí. Le encantaba jugar a videojuegos y hacer travesuras como si de un niño se tratase. Además era muy sociable y su aspecto ayudaba a que su popularidad aumentara. Yo en ese sentido era todo lo contrario, me consideraba una asocial. Odiaba estar rodeada de gente desconocida y mi tendencia a tartamudear y cagarla cuando un chico se acercaba era ya la guinda del pastel. Ties era la excepción claro.

MAYBE REAL ~Taehyung~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora