|Capítulo 19|

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{ALMA ROSA}

-¿Qué haces aquí? -le pregunté intentando estabilizar mi respiración del susto.

-Lo siento, no quería asustarte.

-¿En que momento pensaste que colándote en mi habitación en mitad de la noche no me asustaría? -le reclamé molesta.

Alzó sus hombros quitándole importancia al asunto y se sentó a mi lado en el futón de lo más casual.

-¿Cómo has entrado? -le cuestioné con incomodidad, alejándome de él.

-Por la puerta -respondió calmado, ignorando el hecho de que le miraba con cara de pocos amigos.

-No he escuchado el ruido de la puerta -puntualicé recordado el chirrío que está provocaba al ser abierta.

-Es que estabas dormida.

-No lo estaba -aseguré sintiendo como el miedo empezaba a invadirme -¿Por qué has venido, Yeudiel?

Se quedó en silencio unos segundos, observándome con curiosidad, sin demostrar una pizca de arrepentimiento o incomodidad.

-¿Por qué me has ignorado durante todo este tiempo para aparecer ahora de repente de nuevo? -volví a hablar al no obtener respuesta.

-He estado ocupado.

-¿Acaso hay algo más importante que conseguir salir vivos de aquí? -el enfado me estaba consumiendo.

-Ariesen, relájate. Podías haber venido a verme tú y no lo hiciste -comentó fastidiado al ver mi actitud.

Cerré los ojos e intenté tranquilizarme tomando una gran bocanada de aire. Debía calmarme, era Yeudiel al fin y al cabo. Por muchas dudas que Morfeo me provocara, era obvio quien era el malo de la historia.

-Lo siento.

-Tranquila, lo entiendo, debes estar alerta en todo momento -advirtió alzado ligeramente una de las comisuras de sus labios.

Le miré algo dudosa. ¿De verdad podía confiar en él? ¿De verdad trataba de ayudarme? Escudriñé sus ojos en busca de algún indicio de que todo lo que salia de su boca era mentira, pero no lo encontré, sus ojos castaños me miraban con cariño.

Tomé esos segundos incómodos en los que Yeudiel miró a su alrededor para contemplar su aspecto. Su cabello castaño enredado, por encima del hombro, era notablemente más corto que el de los nobles del castillo y estaba parcialmente sujeto en un pequeño moño. Una barba de tres días rodeaba su boca de labios delgados y gruesos y tenia la nariz chapada y amplia. Llevaba un atuendo beige gastado, con barias manchas que, aunque se notaba que había sido insistida su limpieza, no habían salido.

-¿Has descubierto algo sobre las flores? -me preguntó de la nada. Yo negué algo alicaída.

-No se ni por donde empezar...

-Ya te lo expliqué, tienes que... -comenzó tras un suspiro cansado, pero un extraño remolino de aire lo interrumpió.

-Taehyung... -susurré sonriendo ampliamente al ver su figura al fondo de la amplia habitación oscura. Podía percibir que era él, algo en mi interior se activaba con su sola presencia.

Se acercó caminando con parsimonia, y pude percibir su mueca confusa al ver a Yeudiel. Sus gruesas cejas se habían juntado y sus labios habían formado un ligero puchero.

-¿Quién eres tú? -cuestionó en tono seco.

La cara de Yeudiel era un poema. Le miraba totalmente patidifuso, como si estuviera mirando un elefante rosa en Marte.

MAYBE REAL ~Taehyung~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora