MAYBE REAL ~Taehyung~

|Capítulo 20|

{EXTIENDE LAS ALAS}       (1/3)

TAEHYUNG

Pasé mis dedos por entre sus ondulaciones castañas y sonreí atontado apartando mi vista de su rostro escondido entre cabellos para apoyar mi cabeza en la pared. Suspiré.

¿Qué me estaba pasando? 

Noté que se movía un poquito acomodando mejor su cabeza en mi muslo derecho y que hacia un ruidito satisfactorio.

Era tan adorable cuando dormía... Tuve el impulso de dormirme junto a ella, pero me contuve al recordar que si lo hacia había peligro de volver a la realidad, y eso era algo que me rechazaba ha aceptar.

Dirigí mi vista a las vigas del techo pensativo. Ariesen era una chica sensible, pero fuerte al mismo tiempo. Cuando estaba junto a ella me sentía seguro, olvidaba todo tipo de preocupaciones y para mi solo existíamos ella y yo en el mundo entero. ¿Será así como se siente el amor?

"-Ella no tiene alma porque tú se la has robado" recordé las palabras de YoungMi.

¿Cómo podía ser que un ser sin alma fuera tan bello?

"Bésala" escuché que susurraba aquella voz en una pequeña ráfaga de viento que me puso la piel de gallina.

Dirigí mi mirada al rostro de la chica. Sus ojos, aunque escondían su vivaz color verde, desprendían vulnerabilidad con esas pestañas largas. Su nariz, algo respingona pero pequeña, absorbía y desechaba el oxigeno que me aseguraba de que todavía estuviera viva y su piel pálida y sin ninguna impureza, con sus mejillas ligeramente sonrosadas, me daban ganas de pasar el dorso de mi mano por ella. Su boca estaba ligeramente entreabierta, un par de mechones escondiendo su perfecta forma delgada.

"Bésala" volví a escuchar.

Me alejé sobresaltado saliendo del trance. ¿Cuándo me había acercado? Ariesen estaba dormida, no podía besarla sin su consentimiento.

-Eres un idiota, Taehyung -me reprendí a mi mismo despeinando mi cabello inusualmente largo.

Un movimiento por su parte me alertó. ¿Se habría dado cuenta? 

Sin embargo, no era ella la dueña del movimiento. Una mariposa de grandes alas coloridas, la misma de hace unas horas, se apoyó con elegancia en el hombro de Ariesen.

-Todavía no puedo creerlo, todo esto parece como un sueño -comencé a cantar en un susurro- ¿Es verdad? ¿Es verdad? TÚ, TÚ. Eres tan hermosa que tengo miedo.

La mariposa volvió a agitar sus alas y desapareció en las oscuridad de la noche.

-¿Te quedaras a  mi lado? -tarareé observando a Ariesen y acariciando su cabello- ¿Me lo prometes? Si suelto tu mano, volarás lejos y te romperás...

En un movimiento cálido e inesperado, alargó su mano hasta la mía y la desplazó de su cabello hasta sostenerla en su mejilla aún dormida. Sonrió con dulzura y se quedó así, dejándome a mi pasmado.

De un momento a otro todas sus palabras revolotearon en mi mente. ¿Cómo un ser vivo puede hacerle daño a algo como ella y luego poder dormir por las noches? A debido sufrir mucho: sus padres, la escuela, el sentirse incomprendida... Yo lo sabía bien.

En ese momento me sentí culpable. ¿Por qué no había podido estar yo ahí para ella?

"Quizá no estuviera entonces, pero a ahora si lo estoy" pensé y con todo el auto control que pude conseguir, coloqué con cuidado la cabeza de Ariesen en la almohada y me separé de ella. Debía ayudarla.