Una Crónica faérica: El Imperio Oculto.

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Preludio: Pesadilla.


>>El sonido del golpeteo era tan persistente que parecía que le taladrada la cabeza

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>>El sonido del golpeteo era tan persistente que parecía que le taladrada la cabeza.

>>Sintiendo un sabor metálico en la boca, se abrazó a sí misma con insistencia, como si aquel gesto levantara a su rededor una infranqueable muralla que "el monstruo" sería incapaz de atravesar. Sus piernas amoratadas se estremecieron al tiempo que su columna vertebral era recorrida por una descarga eléctrica, que le hizo sentir que sus costillas, resentidas por la reciente paliza, fueran atacadas por dolorosas punzadas que no hicieron más que entrecortar su respiración hasta llegar a detenerse por algunos segundos... Y ella, mordiéndose los labios, solo pensó en una cosa: "Por favor, que se detuviera..." Cerrando ahora los ojos alzó las manos y las apegó a sus orejas sin tener mayores resultados que un suave apocamiento de aquel golpeteo...

>>Recordaba que en la mañana le había gritado a Melissa, le había dicho que era odiosa y que detestaba su compañía, ¡qué deseaba que algún día desapareciera y dejara de molestarla! Pero... ¡por favor! ¡No la odiaba...! Incluso a su temprana edad ella comprendía que en el enfado cualquier persona diría cosas que realmente no sentía en verdad, no negaba que Melissa, con su cara redonda y sonrisa de conejo le desesperaba, sobre todo cuando se encerraba en el despacho con papá cuando mamá no estaba, pero aun así... no la odiaba... A veces le daba caramelos a escondidas y la llevaba al parque para jugar con aquellas mascotas que desde siempre había querido tener, pero que, por la alergia de su hermanito Theo, no podían permitirse en la mansión... Pero volvía a decírselo... No la odiaba...

>>Ella se mordió los labios y crispó todavía más sus manos sobre sus oídos... El cráneo le dolió, seguramente estaba clavándose las uñas en la piel pero eso no le importó... así el golpeteo se hacía más débil... Podía aguantar...

>>También estaba Roberth, el jardinero, Lina de la escuela, la única que era buena con ella, le había contado una vez que en la telenovela que su madre veía el jardinero era un personaje bastante lindo y que "tenía amores con la señora de la casa", ni ella ni Lina comprendían del todo qué significaba aquello, pero cuando había visto a Roberth ayudar a su mamá a levantar unos maceteros y ella se había puesto coloraba ante el roce de sus manos, ella había comprendido que seguramente mamá hacía las mismas cosas que papá hacía con Melissa... Pero aun así no lo odiaba... ¿Cómo podía...? El jardinero siempre la hacía reír, le contaba historias de fantasía e incluso le había ayudado a devolver un pollito a su nido cuando ella lo había encontrado en el patio trasero... No le gustaba verlo con mamá, pero incluso así no lo odiaba...

>>Ella se ovilló todavía más en el reducido espacio entre las cajas del clóset y apoyó la frente en sus rodillas sin bajar las manos de sus oídos... El golpeteo persistía...

>>Estaba la cocinera Clementine... las mucamas Fabiola, Dorothea, Carla y Flavia... También estaba el gasfíter Leopoldo con el acento caribeño y melodioso que tanto fascinaba a Carla... El doctor Sirgel con su enorme panza y barba de chivo y el tío Fermín, siempre niño y jamás adulto que pasaba horas y horas en su taller del tercer piso en medio de tarros y tarros de pinturas y lienzos que jamás terminaba... Y así había muchos otros... muchos que a veces le desesperaban, le atormentaban y hastiaban, pero otras veces eran la mejor compañía que podía tener cuando gran parte de sus compañeros de escuela le decían fenómeno o cuando sus padres no paraban de discutir... así que por eso no los odiaba... jamás podría odiarlos... entonces... ¿por qué...?

La Legión del Caos (Temporada 1) [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora