Capítulo 4: Anábasis.

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Capítulo 4: Anábasis*.

"El mundo está lleno de sufrimiento, pero también de superación del mismo." Ellen Keller.

>>Ian estacionó la Harley en medio de dos camionetas en la plaza del condominio y desmontó llevando bajo un brazo el casco y bajo el otro un paquete rectangular, subió al octavo piso en solitario en el ascensor y así mismo avanzó por el pasillo, las luces pestañearon en cuando llegó al final del pasillo y, mientras buscaba las llaves, dirigió la mirada hacia la ventana, bajo la luz de los faroles del exterior un cuervo picoteó el alfeizar para luego erguir la cabeza y quedarse tan estático como una estatua, él le ignoró, introdujo la llave en la cerradura y abrió la puerta, pensando en que debería hablar con el encargado del edificio para que arreglara el circuito eléctrico del pasillo, ya en el interior, se quitó los bototos y los dejó sobre la repisa, después de haber vivido diez años en tokio, Sarah se había vuelto una maniaca de la limpieza adoptando las costumbres asiáticas casi como una máxima sagrada. Él sonrió al pensar en eso y, extendiendo una mano, accionó el interruptor de la luz, nada... Arrugando el entrecejo el joven avanzó en medio de las penumbras dejando el paquete y el casco sobre la encimera, ¿acaso también se habían quemado las bombillas del apartamento? Resopló, creyó recordar que había comprado unos repuestos el mes pasado, su madre, aún si era una agente de élite de la Orden y una antigua caballero de Ávalon, era un cero a la izquierda cuando se trataba de desperfectos hogareños.

>>-¡Sarah! ¿Sabes dónde quedaron las...?

>>Él, quien ya había abierto una gaveta de la isla de la cocina para buscar una linterna, vio una silueta moverse ante las ventanas, Ian se enderezó, al entrar había creído ver a Sarah acurrucada en el sillón, posiblemente dormida, no obstante ahora no estaba seguro...

>>-¿Sarah...? -habló llevando la mano a la funda de su revólver.

>>La sombra se comenzó a enderezar alejando las manos de los brazos del sillón, aún en la oscuridad, el exterior se veía muy claro gracias a las luces del letrero de neón del Club Lotus, por esa razón el grupo de cuervos que se había reunido en los cables de electricidad se hicieron evidentes, entonces, tras moverse a una gran velocidad, la sombra se detuvo ante Ian clavando en él un reluciente ojo color verde flúor.

>>-¡Ian! -el grito de Sarah retumbó en sus oídos segundos antes de perder la conciencia.

>>Cuando volvió en sí fue en el momento en que el timbre de su teléfono celular comenzó a llegar a él, aguantando un quejido y tocándose la nuca, lentamente se enderezó sentándose en el suelo, se sentía cansado y en extremo adolorido, no recordaba la última vez que su cuerpo le pidiera tanto a gritos la visita de un sanador...

La Legión del Caos (Temporada 1) [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora