La Legión del Caos (Temporada 1) [Eldarya]

Capítulo 10: Oferta y demanda.

Capítulo 10: Oferta y demanda.

"Vamos a plantearnos que estamos todos locos, eso explicaría como somos y resolvería muchos misterios". Mark Twain.

Cuando Ian y Antoni llegaron al barrio de Capitol Hill, eran las 10:30 p.m. La puerta estaba abierta y, la exclusividad del penthhouse y la ausencia del único vecino de toda la décima planta, había hecho imposible encontrar un testigo, sobre todo tras comprobar que entre las 9:40 y 10:15 p.m. las cámaras de seguridad de los pasillos y ascensores habían dejado de funcionar tras un repentino desperfecto. Cuando Batista había vuelto al apartamento de la periodista Sinoh Bialdi, el jefe de la Brigada Uno estaba sentado en el borde de la cama mirando la laptop hecha trizas en el suelo y el pote con yogurt y cereales volcado cerca de la ventana, todo en el tocador estaba sobre la alfombra y rastros de sangre y cabello permanecían en las grietas del espejo... Ella había luchado, no se había dejado dominar tan fácil, muestra clara de su carácter de fiera que seguía intacto, no obstante, no había sido suficiente... En un punto de la lucha, de camino al mueble donde ella siempre guardada su pistola semiautomática, la habían logrado someter convirtiéndose en la nueva víctima de aquel que perseguían.

-Todos los otros terminaron muertos, si se llevaron a la señorita Sinoh es porque la necesitan con vida... -dijo Antoni intentando consolar a Ian-. La encontraremos.

El teniente asintió poniéndose de pie, apretando los labios el mitad fenghuang, mitad trotapieles abrió la bolsa de evidencias y guardó en ellas los restos de la laptop, no sabía si Ethan podría recuperar algo de todo ese desperdicio, pero le había visto hacer milagros con menos, por lo que tenía fe que ese loco por los videojuegos rescataría algo de la información que Dana Williams le había enviado a la periodista... En ese momento un olor hizo que su piel se erizara... Faerie... el atacante había sido un faerie purasangre...

-Ian, creo que...

El hombre guardó silencio, Blackfield observaba fijamente una muñequita sobre el librero que representaba a Caperucita Roja, recordaba haberla ganado hacía ocho años en una feria en la cual había asistido con Sinoh, y ella, riéndose de él, se la había quitado señalando que no estaba en edad para esos trotes. Un mes después la mujer había desertado de la Orden tras haber filtrado la lista de políticos corruptos dentro del Ministerio de Control y Defensa Sobrenatural, obligando a Ian a hacerse de cargo de un caso que sabía que sería incapaz de encubrir, al final, había sido dado de baja y obligado a volver a empezar como un simple detective... Y si no hubiera sido por Cristina y la posterior llegada de Antoni, él habría quedado estancado en ese lugar...

-Llamaré al resto -dijo Batista-. Les diré que vuelvan sobre la lista de sospechosos, el atacante de la señorita Sinoh es un purasangre, desgraciadamente el aroma ya se ha suavizado demasiado como para reconocerlo...

Ian asintió, de pronto, su rostro se contrajo y, alzando la diestra, cogió la muñequita, Antoni, quien ya había sacado el teléfono para llamar a la Brigada Uno, alzó las cejas expectante, conocía aquella expresión en su jefe, él había encontrado algo...