Me levanté y fui hacia el jodido cuarto de baño. Odiaba mirarme en aquel espejo, lo odiaba casi de la misma manera que odiaba salir de la cama, pero aun así lo hacía, me miraba en él y solo veía depresión y derrota. Llevaba unas enormes ojeras a juego con una mirada cobarde. Parecía como si me disgustara ser parte de mí.
Habían pasado tres días desde mi último contacto con el mundo exterior. Mi familia había dejado de insistir en intentar saber que era lo que me ocurría, se limitaban a observar y esperar que ocurriera algo. Seguramente ellos lo pasaban peor que yo.
Justo hoy al mirarme de nuevo y ver lo mismo de todos los días me he preguntado qué demonios está pasando. La tristeza se está convirtiendo en algo parecido al odio, contra todo a mí alrededor. Me he vuelto volátil e inestable.
El sonido de alguien aporreando la puerta de mi habitación me hizo volver a la realidad.
-Shai abre la puerta.- era la voz de mi madre, no estaba alterada, más bien parecía cansada y triste.
Hice lo que me dijo y fui a abrir la puerta, pero al hacerlo vi que no venia sola e intente cerrar de nuevo rápidamente. Michael y Calum estaban con ella. Si mi vista no me había engañado me había parecido ver a mi madre con los ojos llorosos y me daba miedo que la razón fuera que ellos dos le hubieran contado algo.
Por desgracia para mí me superaban en número y fuerza y lograron abrirse paso hacia el interior de la sala, que estaba realmente desordenada y oscura.
Una vez dentro cerraron de nuevo, mi madre no insistió en pasar. Mike fue directo a mi ventana y subió la persiana para que la luz del día entrara. Lo único que consiguió fue cegarme con tanta luz y cabrearme aun más.
-¡Iros de aquí ya!-grite intentando apartar a Calum de la puerta para abrir y echarlos. Él me agarro con fuerza y me inmovilizo contra su cuerpo, solo era capaz de quejarme y revolverme en un intento de zafarme de su agarre.
-¿Qué demonios haces?-dijo Mike agarrándome también.
-Nada que os interese, ni a vosotros dos ni a nadie, marcharos de una maldita vez y dejadme sola.-conteste con lágrimas en los ojos.
No me siguieron agarrando, pero tampoco se marcharon. Permanecían entre la puerta y yo, supongo que esperando alguna mala reacción por mi parte, pero todo lo que hice fue irme bajo las sabanas a llorar, ya me daba igual quien se enterara o que se preocuparan, había aguantado esto demasiado tiempo.
-Shailene por favor dinos ya que pasa.- era la voz de Calum cada vez más cerca, noté como se sentó en el borde de la cama y colocó una de sus manos encima del bulto que se suponía que era yo.
-Dejadme en paz.- ya no sabía de qué manera decirlo para que me hicieran caso, ya solo me quedaba repetirlo sin apenas fuerzas.
-Sabes que no nos vamos a ir, así que deja de intentarlo y habla con nosotros.- esta vez era Mike el que hablaba, parecía molesto y lejano.
-¡Derek está en la ciudad!-grite saliendo de mi escondite, por sus caras supe que no se esperaban esas noticias ni en mil años.- y me está buscando...
-Vale, respira hondo.- dijo Calum apartándome el pelo de lacara. Mike se sentó junto a él, parecía ya no estar molesto, ahora estaba preocupado.
-No tienes por qué preocuparte, solo sigue con tus cosas, no vamos a dejar que se acerque a ti.
-Michael vosotros no estáis conmigo las 24 horas del día.
-No tienes que hablar con él, fue un cretino que te engañó.
-La gente no nos engaña, nos engañamos nosotros mismos y después no se olvida, todos te recuerdan tus errores donde quiera que vayas y te deprimes, y estar deprimido es un efecto secundario de esta muriéndose.- conteste cada vez con un tono de voz más bajo
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Burned Too Bright / 5sos
Teen FictionCreo que cuando todo ha llegado a su fin se repite en flashbacks, ¿sabes? Es como un caleidoscopio de recuerdos, todo regresa, pero él no lo hace. Pienso que parte de mi, al segundo de verlo, sabia que esto pasaría. En realidad no es algo que dijera...