Capítulo 1

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— No quiero dormir sin Shiro — se quejó el más pequeño acurrucandose junto a su no tan querido compañero de habitación y desde hace unos momentos de cama también.

— Bueno al menos nos dará las buenas noches — el castaño trató de ser optimista, pero realmente no quería conformarse a un simple beso con lengua y un par de caricias, cuando dormían juntos Shiro siempre los mimaba un poco más.

— ¿Seguro de que no hay más opciones? — preguntó el ojipupura cabizbajo, a él tampoco le hacía gracia pasar la noche sin sus mimos aunque nunca fuera a decirlo en voz alta.

— Tal vez... Hay una —

Mientras Shiro casi terminaba con el papeleo, últimamente los negocios estaban algo turbios - más de lo normal - y si no lo resolvía pronto tendría que dejar solos a sus ángeles hasta que pudiera hacerlo.

Pensando en ello, se apresuró en verificar que todo estuviera bajo control y dar órdenes a su equipo para que pudieran hacer el trabajo sucio.

Una vez terminado todo, se levantó de un salto para poder ir a despedirse de sus chicos, no quería pasar la noche sin ellos, pero era hora de que aprendieran a tratar el uno con el otro. Con ese pensamiento abrió la puerta de la habitación en la que descansarían sus ángeles esa noche y pensando en reducir un poco las caricias como castigo.

Bueno o eso eso quería hacer.

Al entrar se encontró con una escena que le quitó el aliento, le prendió fuego en el rostro y una gran alegría en los pantalones.

Su delicado Keith recostado sobre un muy atrevido Lance, besándose apasionadamente.

Lance por supuesto tenía sus manos estrujando el trasero del más pequeño mientras éste último jadeaba con las mejillas más que sonrojadas en medio de aquella húmeda danza entre las lenguas de ambos. Cuando Shiro entró por completo y cerró la puerta detrás de él, se separaron Keith se sentó sobre Lance con una pierna a cada lado de la cadera del antes mencionado con la espalda levemente arqueada y su manos sobre el pecho del mismo. Lance estiró sus brazos hacia atrás en una posición bastante provocativa, elevando levemente sus caderas contra Keith. Ambos se dieron una última mirada cómplice antes de decir con voz cantarina.

— Prometemos llevarnos bien desde hoy, ¿Podemos dormir contigo? —

Shiro estuvo a punto de desmayarse.

Un Amor Poco ConvencionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora