— Shiro, no. Ah. Espera, no, Lance está durmiendo. Shiro~ Espera — habia pasado ya una semana desde que sus ángeles se habían entregado a él, y las cosas no podían ir mejor.
Ahora todos los días les tenía nuevos regalos, y como le gustaba ayudarlos a estrenarlos. Justo como ahora.
— Tú lo dijiste, esta durmiendo. Si eres un buen chico ni siquiera se dará cuenta — a pesar de todos sus esfuerzos por mantener su falda en su lugar, Keith ya no podía mantener las manos del mayor quietas, y ya las tenía justo donde trataba de evitar. Una en su miembro y la otra en su entrada, ambas acariciando cada parte respectiva de manera traviesa, como si estuvieran jugando.
Pero dejó de ser un juego cuando uno de los dedos del mayor dejó de acariciar de manera superficial.
— Ah! Shiro no ~ — por supuesto su voz se vió silenciada por un segundo dedo invasor.
— ¿Sabes? Hay un nombre por el que solías llamarme, y me excitaba tanto. Siempre quise que lo usarás en un momento así, ¿Lo recuerdas?— el pobre pelinegro, con sus ojos fuertemente apretados, trataba de evitar emitir cualquier sonido que pudiera delatar su estado, pero se le complicaba cada vez que el mayor aumentaba la fuerza de los movimientos.
— Sí — le había costado tanto emitir aquella pequeña respuesta sin gemir en el proceso, se sentía orgulloso de haberlo logrado.
— Entonces, quiero que lo uses. Justo ahora — un tercer intruso y el pelinegro tuvo que morder su ambos para evitar chillar, asintió como pudo y tiro su cabeza hacia atrás. Shiro lo acomodó entre sus piernas para que ambos estuvieran un tanto más cómodos. Keith sentado sobre el mayor y su espalda en el pecho de este, una vez en esa posición el ojigris no dudó en reemplazar sus dedos por algo ligeramente más grande.
— Daddy!~ — el gemido escapó de sus labios antes de que pudiera siquiera pensar en ello, en seguida cubrió su boca con sus manos mientras el mayor, complacido por el apodo, iniciaba el vaivén con más velocidad de la que se podría considerar conveniente.
El menor trataba con todas sus fuerzas contenerse pero era demasiado, cuando el vaivén se volvió agresivo varios gemidos leves resonaron en el oído de Shiro ya que el pelinegro había colocado su boca muy cerca de su oído.
El orgasmo les llegó desprevenidos, caluroso, abrazador y abrumador.
— ¿Fui un buen chico Daddy? — el ojigris sintió como un clic resonaba en su cabeza y su amigo estuvo listo para una segunda ronda de manera casi instantánea.
— Yo también, quiero jugar, Daddy — el castaño había despertado y escuchado gran parte de su encuentro. Enterró su rostro en el cuello del mayor, reclamando su atención y por supuesto ocasionando un gran brinco en las partes bajas de este.
¿Quién diría que el Daddy Kink sería su estilo?
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Un Amor Poco Convencional
FanficLo ofrecido es deuda he aquí lo que les comenté que haría.