Por supuesto el odio de la relación de amodio entre los más jóvenes no podría eliminarse de la noche a la mañana por ello cada vez que el mayor se descuidaba Lance pellizcaba a Keith en sus brazos o trasero dependiendo de cuál estuviera más cerca y Keith respondía con empujones o codazos, pero siempre siendo cuidadosos para que su comportamiento pasará desapercibido para el mayor.
Habían estado actuando de ese modo durante 4 semanas ya y Shiro aún no podía superar la escena que había desencadenado su actual comportamiento.
Cada vez que lo recordaba le costaba demasiado calmarse, aquella noche le había costado su total fuerza de voluntad no abalanzarse sobre sus pequeños. Porque una cosa eran las caricias, besos y demás, otra muy diferente tener sexo.
Quería que sus ángeles obtuvieran una primera vez inolvidable, pero cada vez le costaba más y más contenerse. Lo que, claro, era motivo para evitarlos y hacer que se sintieran ligeramente abandonados.
Lance no tardó en demostrar su descontento.
— Shiro, ¿Hicimos algo mal? Nos has estado evitando, y cuando nos das las buenas noches solo ni siquiera nos miras — reclamo el de ojos azules, de brazos cruzados tratando de verse imponente. Cosa que no era muy eficaz cuando su única prenda, ademas de la interior, era una sudadera de Shiro que había robado de sus cajones aquella mañana.
— Estoy ocupado, Lance — fue su única respuesta antes de que un indignado castaño abandonara el lugar, no sin antes lanzarle la sudadera encima.
Cuando fue a buscarlos para que todos pudieran irse a dormir, se encontró con una cama vacía. Ninguno de sus ángeles se encontraba ahí.
Inmediatamente se encaminó al cuarto que los pequeños usaban solo de manera ocasional, al entrar encontró a Keith envuelto en las mantas de la cama con pequeñas lágrimas en sus ojos y Lance a su lado ocultando su rostro en la espalda del más bajo.
Al verlo entrar Keith sollozo levemente y se giró para darle la espalda. El mayor quedó estático, sin saber que hacer o decir, al ver de ese modo a sus chicos sintió que su corazón se partió a la mitad.
— Gatito, Zorrito, ¿Que ocurre? — les pregunto con suavidad, Lance levantó su rostro lleno de tristeza hacia el mayor logrando crear una gran desesperación y ansiedad por abrazarlos.
— Ya no nos quieres — murmuró apenas el castaño antes de volver a acurrucarse junto a Keith.
Alzó dentro de Shiro hizo clic.
Corrió hacia sus niños y los acogió en sus brazos, ambos jóvenes no dudaron en responder ante aquel abrazo, aferrándose a Shiro con todas sus fuerzas y con la compañía de un fuerte llanto.
Shiro llenó sus rostros de besos y les aseguró una y otra vez que les quería, que los amaba.
Tuvo que pasar toda la noche mimandolos hasta que ambos cayeron rendidos ante los encantos del mundo de los sueños.
Pobre par de angelitos.
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Un Amor Poco Convencional
Hayran KurguLo ofrecido es deuda he aquí lo que les comenté que haría.