Capitulo 13

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-Ooh mi amor. -exclamó acercándose hacia Adela - ¡Cuánto me alegro! Es genial.

- Fer... Fernando, ¿estas seguro? ¿Qué voy a hacer? Creo que... Creo que voy a abortar.

-¡Eso nunca! Podríamos comprometernos y... Tengo un apartamento vacío... Podrías vivir en él hasta que des a luz y podamos casarnos delante de un juez...

-Ehh, Fernando, para el carro. No hagas tantos planes, Adela de momento se lo va a pensar y dentro de unos días te dice la respuesta.  -exclamé yo interrumpiendo.

-Vale...  Me tengo que ir. Adiós mi amor, cuida de nuestro bebé -dijo dándole un beso a Adela y a continuación se dirigió a mí. -Adiós... Maddi.

Después de este encuentro tan... Diferente de como habíamos pensado, nos dirigimos hacia casa sin pronunciar palabra.

Nada más pisar el umbral de la puerta, sentí que algo malo iba a pasar.

-Maddison, cariño. Tenemos visita. -miró con desprecio la ropa que llevaba puesta(unos shorts negros, una camiseta roja y mis vans)  -Ve y cambiate. Ponte algo... Bonito.

Subí a mi habitación y me puse un vestido un poco más arriba de las rodillas de color azul cielo y unas sandalias planas.

Justo cuando estaba a punto de bajar entró mi madrastra en la habitación.

-Pórtate bien, niñata, si no quieres que cuando ellos se vayan empiece tu calvario. -me amenazó. Puso su sonrisa falsa y bajó. Yo me quedé unos minutos y la seguí.

Al entrar en el salón vi a José sentado en el sofá. Junto a él había otro chico, creo que más o menos de mi edad o un año más. En el otro sofá estaban mi madrastra sonriendo falsamente, una señora de unos 38-40 años, muy bien vestida, de expresión amable que hablaba animadamente con mi madrastra, y un señor de la misma edad que la mujer pero con expresión aburrida.

-Buenas tardes -saludé con educación.

-Maddison, cielo -dijo mi madrastra con una hipócrita sonrisa. -Estos son mis buenos amigos Marina y Eduardo.

-Encantada de conocerles -le di un beso a la mujer, Marina, y un apretón de manos al hombre, Eduardo.

-Maddison, que guapa y educada eres. -dijo la mujer sonriendo.

-Gracias señora Marina

-Porfavor no me llames señora, tuteame. -me dijo riendo. De pronto el chico que estaba sentado junto a José se levantó y vino hacia nosotros. -Maddison, este es Theodore, nuestro hijo. Tiene 17 años y creo que va a ir a tu instituto.

-Hola Maddi -dijo Theodore dándome un abrazo. -Llámame Theo.

-Hola Theo encantada de conocerte. -Mamá ¿puedo quedarme esta noche a dormir en casa de Maddi? José me a invitado.

Marina y Eduardo se dirigieron una mirada pero finalmente asintieron.

Fui a hablar con José, y vi que mi madrastra y los padres de Theo susurraban algo mirándonos.

-Hola José.

-Hey Maddi. Ya has conocido a Theo ¿no es así?

-Si. -le dirigí una sonrisa. -Hola Theo. ¿Que tal?

-Bien, Maddi. ¿Y tú? Eres muy guapa.

-Bien. Gracias -dije sonrojandome

-Maddison, ¿que tal si vas a enseñarle la ciudad a Theo? -dijo mi madrastra.

-Vale. Vamos Theo, vamos José.

Pasamos toda la tarde en la ciudad paseando. Al volver a casa, los padres de Theo ya se habían ido e iban a volver mañana. Me duché y me puse el pijama. Justo al ir hacia la habitación de José, ya que Theo dormía allí e íbamos a ver una película, entró mi madrastra en la habitación.

-Mira, niña, los padres del chaval ese son ricos. El niño no tiene novia y tu les has caído bien, así que cuando el chico te pida salir, ni te lo pienses y dile que sí. No quiero perder una fortuna por tu culpa. -dijo lanzandome una mirada asesina. - ¿Entendido?

-Sí Nuria. -le dije. Se fue dando un portazo, aunque yo no hice ni caso.

Genial, no la podía decir que tenía novio, ahora lo único que podía hacer era rezar para que a Theo no se le ocurriese la idea de pedirme salir.

Una Cenicienta ModernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora