Maddi POV
Llegué a casa y me encerré en mi habitación. Carlos es un completamente... Estúpido.
Vaya insulto más inteligente -dijo mi conciencia. - Pero te ha gustado el beso ¿a que si?
No. No me ha gustado el beso. Buff, hasta estoy sintiendo náuseas en el estómago.
-Maddison, que buena hija eres ¿no?- dijo mi madrastra entrando, sin llamar claro, en mi habitación. -Tu padre está en el hospital y tu aquí sin visitarle ni una vez.
-Yo sí que le he visitado Nuria.
-Te he dicho que NUNCA me llames por mi nombre niñata. -levantó la mano y la estrelló contra mi mejilla derecha. -Y esto por no haber ido a visitar a tu padre. -y levantó la otra mano golpeando mi otra mejilla.
Y ese momento me caí al suelo, pero a mi madrastra no la importó y me siguió pegando esta vez con los pies. Sus tacones me hacían daño pero ella seguía con los golpes sin hacer caso a mis llantos y a mis gritos.
Cuando se cansó, se fue de mi habitación dejándome tirada en el suelo. Después de un rato me tranquilicé y me subí a la cama donde me quedé profundamente dormida.
Al despertarme me dolía todo el cuerpo. Nunca me había pegado tan fuerte como ahora. Alguien tocó la puerta.
-Pasa. -dije con voz apenas audible. - ¿Estás bien, Maddi? Lo siento por ti. -dijo Adela, mi hermanastra.
-Tranquila Adela.
Estuvimos hablando un rato. Me levanté y fui al baño. Al mirarme en el espejo vi que tenia varios moratones por el cuerpo. Por suerte aún estábamos en invierno así que podía esconderlos bajo la ropa.
********************
*Día siguiente*
Me desperté alegre y decidí que iba a estar todo el día contenta. No iba a darle a Carlos un motivo para burlarse de mí.
Claro, claro. Nada más pisar el instituto vas a estar de un humor de perros.
Conciencia estúpida. En parte sabía que tenía razón, quiero decir, a mí el instituto me pone de muy mal humor. Pero lo iba a intentar, por mi orgullo.
Me puse unos jeans negros, una sudadera fucsia en la que ponía: No estoy loco, me gusta disfrutar la vida. Y mis vans negras. Y ya estaba lista.
Salí de mi casa junto a Adela antes de que Alex o la bruja me descubriesen. Por el camino se nos juntó Fernando, el novio de Adela, y yo me adelanté para darles un poco de intimidad.
No me puedo creer que mi padre este internado, pero por lo menos no es grave, eso me alivia. Y cuando vuelva le contaré lo que me hizo mi madrastra.
<<Como si él te fuese a creer a ti. Además seguro que ella intentará pararte o hacer otro ''accidente'' >>
Conciencia idiota, cállate ya ¿no?.
<<Yo sólo digo la verdad >>
No. Tu sólo dices lo que te apetece.
<<Yo intento abrirte los ojos. Como cuando pasó lo del beso. Él te gusta pero no lo quieres reconocer.>>
No me cambies de tema. Tu sólo inventas cosas e intentas que yo te crea pero no soy tan tonta.
<<¿Sabes que estás hablando contigo misma? >>
Buff, estoy loca.
<<Todo el mundo lo sabe >>
Tú no existes, conciencia. Bueno si que existes pero eres yo. Da igual.
-Maddi! Maddi! -por un segundo pensé que mi conciencia había salido de mi cabeza y ahora la podía oír todo el mundo. Pero me giré y vi a Lidia correr hacia mí. -Te llevo llamando un cuarto de hora y tú sin oírme. Buff, odio correr por la mañana.
-Lo siento Lidia. Por no oírte y por hacerte correr. ¿Qué tal estás?
-Bien ¿y tu?
-Bien. ¿Has estudiado para el examen de Sociales?
-¿¡¿Había examen de sociales?!? Yo no lo sabía. -gritó Lidia. Acto seguido sacó el libro de sociales de su mochila para intentar aprenderse algo antes del examen a primera hora. -No me entra nada. ¿Puedo sentarme a tu lado y copiarme? Tia, porfavor. No quiero suspender.
-Vaaale. -le dije alargando la primera vocal. -Pero si te pilla no me eches la culpa.
-Gracias. -dijo dándome un fuerte abrazo.
Al entrar en clase, Carlos vino directo hacia mí.
-Maddi. ¿Podemos hablar?
-No. Tengo que estudiar. Hasta nunca. -le dije con el tono más frío que pude.
Pasé a su lado y Lidia me esperaba junto a la mesa.
-¿Tienes algo que contarme Maddison? -me preguntó. Ella sólo me llamaba por mi nombre completo cuando estaba enfadada.
-Te lo cuento en el recreo.
-Más te vale, si no se lo preguntaré a Carlos.
***************
-Oh. Dios mio. No me lo puedo creer. Le has besado. -exclamó Lidia cuando le conté lo que pasó.
-Lidia, tranquila. No fue nada. Sólo un beso.
-Maddi. Eso es lo mejor que puedes hacer para olvidarte de Adrián. Salir con Carlos.
-No. Nunca.
-¿Maddi? ¿Sos vos? -me preguntó un chico rubio, ojos verdes.
-¿José? ¿Eres tu?
-Si, Maddi. ¿Cómo andas?
-Bien. -fui a darle un abrazo. - ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?
-Vine acá para quedarme unos meses con vos.
-Que guay José. Me alegro de verte. Te presento a mi mejor amiga Lidia, Lidia este es José un amigo de mi infancia. Vive en Argentina.
-Encantado Lidia.
-Igualmente José.
Tras varios minutos de charla descubrí que José iba a ir a nuestra misma clase. Me alegraba mucho que se quede en mi casa, ya que así mi madrastra no me iba a pegar durante un buen tiempo.
Cuando tocó el timbre nos fuimos los tres a clase. José se sentó a mi lado, de este modo yo quedaba en medio de los dos. Por el rabillo del ojo vi que Carlos miraba a José con mala cara, podría estar... ¿celoso?
No creo, al fin y al cabo no somos nada, ni siquiera amigos.
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Una Cenicienta Moderna
Romance-Mira niñata, tu papá se ha ido, así que vas a hacer lo que yo diga si no quieres que te eche a la calle ¿vale? -su voz me asustaba, y ahora que ya no estaba mi padre, no tenía a nadie que me defienda. -Niña te he preguntado algo, y no me has contes...