VI

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Salimos del bosque sin volver a mencionar nada del inoportuno zorro. Volvimos a la estación. El metro al que debíamos subirnos llegaba a las 2.30 p.m. Faltaban solo quince minutos, que se hicieron eternos. Alguien debía empezar a hablar para romper con la incomodidad del momento.

- Eh... - Los dos intentamos hablar a la vez y nos detuvimos en seco. Si creíamos que el agujero de incomodidad no se podía hacer más grande, ahí estaba nuestro intento de arreglar las cosas solo para empeorarlas. Hyunjin empezó a hablar rápidamente para que no volviese a pasar lo mismo:

- ¿Comes solo en tu casa? – Hyunjin parecía dispuesto a destruir esta horrible situación de la forma que fuese posible.

- Sí, claro, siempre. – ¿Y tú? – Negó con la cabeza. Nos miramos pensando lo mismo. – No creo que sea buena idea que vaya a tu casa... - Podía predecir en su cara que intentaría convencerme.

- Por favor... Puedes ayudarme a hacer la comida si quieres. Y es mejor que comer solo... - Hyunjin insistía haciendo una adorable mueca.

- Está bien, comeré en tu casa. – Hyunjin sonrió al escuchar mi respuesta. – Espero que a tu familia no le moleste.

- No te preocupes por eso. – Hyunjin de repente parecía preocupado, como si se acabara de dar cuenta de que me había invitado a su casa. – Solo una cosa... - Le miré atentamente. – Te importa que las personas no te miren a los ojos mientas hablan?

- No realmente. – No me molestaba eso, ya que yo había pasado por una etapa en la que no podía mirar a nadie a los ojos. Ahora podía hacerlo, pero aún me costaba. - ¿Por qué lo preguntas? – Hyunjin me miró con una expresión seria.

- Ya lo verás. – Parecía que Hyunjin acababa de caer en algo importante después de invitarme a su casa.

Hyunjin estuvo a punto de abrir la puerta de la casa con sus llaves, las cuales llevaban muchísimos llaveros de diferentes colores y estilos, pero antes dijo:

- Te guiñaré el ojo cuando tengas que seguirme el rollo. – Hyunjin empezó a darle vueltas a la llave metida en la cerradura. Yo tenía miedo, parecía que me estaba preparando para algo muy malo. La puerta se abrió tras darle dos vueltas a la llave.

- ¡Hyunjinee! Por fin llegas... - Se escuchó la voz de una mujer al final del pasillo. - ¿Traes a un amigo? – Me mantuve en completo silencio mientras Hyunjin volvía a cerrar la puerta de golpe, sin usar la llave. ¿Cómo pudo saber esa mujer que Hyunjin no estaba solo? Miré en las esquinas del techo para comprobar si había cámaras o espejos. Negativo. La madre de Hyunjin era bruja, esa era la única explicación.

Seguí a Hyunjin hasta la última puerta del pasillo, de donde provenía la voz, la cocina.

- Hola, mamá... - Se acercó a ella, parecía que estaba cocinando. Hyunjin parecía preocupado y alterado. – ¡Mamá! – Le sacó el cuchillo de la mano. Ella se encontraba pelando patatas. - ¿Cuántas veces te he dicho que no debes cocinar? Podrías hacerte daño. – Realmente Hyunjin parecía la madre.

- Hijo, hace mucho tiempo que no te preparo yo la comida. Solo quería volver a intentarlo. – Su tono de voz, era triste.

- Te prometo que lo intentaremos. Pero cuando yo esté en casa y siempre y cuando no utilices un cuchillo. – Hyunjin estaba preocupado y la madre asintió con la cabeza.

- Tu amigo huele muy bien. – Sonreí tímidamente. Ella se giró hacia mi mientras yo levantaba la mano para saludarla. Entonces lo comprendí todo y bajé la mano rápidamente. Saludé con la voz y no con un gesto, pues la madre de Hyunjin no miraba a las personas a los ojos porque era ciega.

Fighting Against Yourself | HYUNSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora