Abrí los ojos lentamente. No podía mantenerlos completamente abiertos, pues la luz que provenía del techo me estaba cegando. De repente una sombra se puso delante de mí y mientras terminaba de abrir los ojos pude ver de qué se trataba. Era Hyunjin.
- Buenos días, bella durmiente. ¿Te encuentras mejor? – Hyunjin sonreía inocentemente, aunque después de ver la pelea que tuvo con aquella banda, consiguiendo derrotar a cuatro de ellos, me costaba ver su sonrisa como inocente.
- Hyunjin. – Me miró atento, como si esperara que continuase. - ¿Quién eres? – La sonrisa de Hyunjin desapareció por completo. Entonces se levantó mientras yo seguía tumbado sin poder moverme del dolor. Él sabía perfectamente a lo que me refería.
- Yo... bueno... antes de conocerte solía ir después de las clases al gimnasio para practicar kung-fu, y de vez en cuando algo de boxeo, entonces escuché tus gritos, y no pude controlar mi furia. Nadie debe hacerte daño, Jisung. No dejaré que eso pase.
- No te preocupes. – Logré sonreír a duras penas. En cambió Hyunjin seguía igual de serio, como si mi sonrisa no le indicara nada bueno. – Pronto ya no tendrás que preocuparte por eso. – Yo seguía con mi sonrisa de debilidad en la cara. Pero Hyunjin cada vez se veía más serio y atemorizado.
- Jisung, ¿te encuentras mejor? – Entró un hombre de unos treinta años, vestido con una bata y pantalones blancos. En ese momento, me percaté de que estaba tumbado en una camilla de hospital. Aquel hombre llevaba unos papeles en la mano. Hyunjin se apartó para dejarle paso. El médico no dejaba de mirarme. – He estado leyendo su historial médico. Parece que visita mucho el hospital. – El medico empezó a pasar los papeles que llevaba uno encima del otro, para observar la siguiente página. Asentí con la cabeza. – Parece que la primera vez que te ingresaron aquí fue por una operación de corazón y que, a partir de eso, te volviste promiscuo a los desmayos.
- Siempre me desmayo por emociones fuertes. – Respondí sin volver a mirar a Hyunjin. No le había dicho nada de todo esto.
- Debes cuidar más tu salud. – El medico volvió a poner todos los papeles en orden y los dejó sobre la mesa camilla para explorarme. – Sobre las heridas parciales... La del abdomen está bien, simplemente recomiendo que reposes y que la mayor parte del tiempo la pases tumbado mirando hacia arriba, evita esfuerzos. – Se detuvo para esperar que asintiera, y eso hice, entonces continuó. – La del labio... El labio de abajo está roto, pero no te preocupes, con el tiempo estará igual que antes. – Suspiró y tomó aire. – Sobre la nariz... Estaba rota. Entraste en quirófano y hemos arreglado eso. Ahora está vendada. No sé si te habrás dado cuenta. – Toqué suevamente la parte superior de mi nariz. – Ten cuidado, no debes quitártela hasta que la nariz esté curada.
- Claro. – Simplemente asentí. Tenía cara de felicidad para todos. En ese momento sabía que mi sufrimiento acabaría pronto. También el de Hyunjin, quien sufría por mí sin ningún motivo.
- Permíteme preguntarte. – El médico se sentó a mi lado. - ¿Cómo te hiciste todas esas heridas? – Miró a Hyunjin, como si estuviera dejando toda su culpa encima de él. A lo que Hyunjin respondió con un fuerte meneo de cabeza, negando aquella culpabilidad que el médico le había otorgado.
- Él no ha sido. – El médico volvió a mirarme. – Él fue quien me salvó. La culpa fue simplemente de una banda de matones en el campus.
- Creo que ya sé de quienes hablas. – Él médico parecía seguro en sus palabras. Hyunjin y yo le miramos sorprendido. - ¿Por casualidad no serían cuatro chicos?
- En realidad son cinco. Pero uno escapó. – Respondió Hyunjin.
- ¿De qué escapó? – Preguntó el médico frunciendo el ceño, tratando de juntar todas las piezas del puzle.
- Ya le dije que él vino a salvarme. – Miré a Hyunjin de reojo. Entonces el médico comprendió lo que había pasado.
- Esos cuatro chicos están ingresados en la habitación de al lado. El quinto no apareció por el hospital. – El médico se dio cuenta de que ya debía dejar de hablar y se levantó de la cama, entonces cogió los papeles que había dejado sobre la mesa, y cuando estaba a punto de irse, se giró hacia nosotros y miró a Hyunjin.
- ¿Cómo es posible que hayas salido ileso de una pelea contra cuatro personas? – Aún no conseguía encajar todo. Hyunjin dejó ir una sonrisa picarona.
- Señor, ¿usted está casado? – El médico asintió sin entender muy bien por donde iba Hyunjin. - Y ama a la persona con la que está casado, ¿verdad? – Volvió a asentir. – Si se encontrara a un grupo de personas a punto de hacerle algo horrible a esa persona a la que ama, ¿no se desataría su ira de una manera incontrolable? – El médico sonrió levemente.
- Entiendo. Volveré en unos minutos para darte el alta. – Se fue con una sonrisa en la cara, recordando la conversación.
- Voy a por algo de beber, ¿quieres algo? – Hyunjin parecía avergonzado después de la comparación que acababa de hacer. Asentí con una sonrisa.
- Simplemente agua, por favor.
- Ahora vuelvo. – Se fue intentando fingir un paso relajado. Sentía como se había sonrojado incluso de espaldas.
Empecé a sentir que, si me iba, le ahorraría tener que preocuparse por mí. Todos los días pensaba lo mismo. Y Hyunjin sin darse cuenta, aclaraba mis dudas. Cada vez estaba más seguro de lo que debía hacer.
Ya no preocuparé a nadie, nunca más.
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Fighting Against Yourself | HYUNSUNG
FanfictionJisung se ve obligado a luchar contra él mismo. Jisung y Hyunjin asisten al mismo campus universitario, van a la misma clase. Un día, Hyunjin no puede evitar hablar con Jisung, la persona de la que ha estado enamorado muchos años, a pesar de no con...