XIX

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Esa sería la última noche que pasaríamos allí, pues el psicólogo consideró que ya estaba lo suficientemente bien como para darme el alta hospitalaria, y que Hyunjin sería de gran ayuda en mi completa recuperación. Pero antes de salir del hospital, quería despedirme de mi madre y fuimos a su edificio, el enfermero de planta, me pidió que fuera breve y entrara yo solo. Hyunjin se quedó tras la puerta esperando. Entré y cerré la puerta a mis espaldas.

Ella estaba allí, tumbada sobre la cama, llevaba mucho tiempo en la misma posición. Siempre estaba tumbada mirado hacia arriba con las manos reposando pegadas a ella.

- Mamá, he vuelto... - me arrodillé al lado de la cama cogiéndole de la mano. – ¿Cómo estás? Ya han pasado 3 largos años... Casi 4... ¿qué tal si despiertas ya? – Suspiré profundamente. – Ya no trabajo para aquel hombre, y ya no estoy solo... pero te echo de menos... - Empecé a llorar con fuerza. – ¡Quiero que me vuelvas a abrazar! ¡Quiero volver a escuchar tu voz, que ya está apunto de borrarse de mi mente! ¡Sé que los médicos están considerando la idea de desconectarte! – Apreté su mano con más fuerza y apoyé la cabeza en la cama. – Mamá... por favor... te necesito... - Sentí como si su mano apretara la mía. Levanté rápidamente la cabeza y la miré confuso, se me cortaron las lágrimas de golpe. - ¿Mamá? – Esta vez lo pude ver, vi como su mano apretaba la mía. – ¡Hyunjin! – Grité con fuerza para que pudiera escucharme desde fuera de la habitación. Hyunjin abrió la puerta de golpe, pero no se movió de su sitio. Giré la cabeza, volteando ligeramente mi cuerpo hacia atrás para mirarle. - ¡Llama al doctor, rápido! – Hyunjin se fue corriendo a pedir ayuda. De repente apareció una enfermera por la puerta justo delante de Hyunjin. – Enfermera, mi madre me apretó la mano. – Estaba muy nervioso y a la vez alegre pero confundido. ¿Qué debía pensar en esos momentos?

La enfermera pulsó el botón de ayuda.

- Salir de la habitación, vamos a reanimarla. – Dijo la enfermera mirándonos a los dos mientras entraban más médicos a la habitación. Cuando pasaron todos, pudimos salir y detrás nuestro un médico cerró la puerta bruscamente.

- ¡Hyunjin, mi madre me apretó la mano! – Literalmente daba saltos de alegría. Estaba tan eufórico, abracé a Hyunjin rápidamente y seguí saltando agarrándome de sus manos. Él me miraba emocionado.

Pasaron veinte interminables minutos y uno de los enfermeros salió dejando la puerta abierta.

- Tu madre está volviendo, puedes entrar. – Dijo el enfermero y se fue por el pasillo. Entramos, pero Hyunjin se quedó cerca de la puerta. Yo fui hasta los pies de la cama y pude ver como los enfermeros controlaban su pulso y añadían medicación en su gotero.

¿Está volviendo? ¿Realmente está volviendo?

No podía parar de hacerme repetitivas preguntas a mí mismo. La fuerza de mis piernas empezó a disminuir, como si fuera a caerme.

Hyunjin se puso a mi lado y me agarró por la cintura. Quería que me calmara, si no lo hacía, me volvería a desmayar. Lo consiguió. Aunque seguía nervioso y eufórico, pero la paz que transmitía me sirvió de gran ayuda.

- Está despertando. – Dijo el médico. Eso fue lo último que escuché, ya solo podía ver el movimiento de sus labios, pero no podía percibir ningún sonido. Mis piernas empezaron a temblar, no podía sostener la cabeza sobre los hombros, la emoción me embargaba, la tensión del momento hizo que me desmayara. 

Fighting Against Yourself | HYUNSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora