III

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El vagón al que siempre subía estaba vacío. De vez en cuando, en alguna parada subía alguien y no tardaba en bajar, así que casi siempre viajaba solo. Yo, a diferencia de los demás pasajeros, hacía todo el recorrido hasta llegar al barrio del campus. Era la última parada.

Cuando las puertas estaban a punto de cerrarse, entró alguien corriendo dentro del vagón, como si su vida dependiera de ello. Levantó la cabeza mientras respiraba acalorado, entonces nuestras miradas se encontraron; era Hyunjin. Ambos nos sorprendimos al encontrarnos allí. Él seguía mirándome, agarrado a la barra de metal con su mano izquierda. Agaché la cabeza ignorándolo, le podía ver de reojo entre mi flequillo, parecía no darse cuenta de que lo miraba.

El metro se detuvo en la siguiente parada y Hyunjin aprovechó para sentarse a mi lado. No entró nadie más en el vagón, estábamos solos. Se cerraron las puertas y el trayecto continuó.

- Te dolerá el cuello. – Le miré de reojo al sentir su voz y esto hizo que se incomodara. Levanté la cabeza y estiré el cuello hacia atrás. Pude observar los ojos de Hyunjin en silencio. Miró hacia otro lado para ocultar que se había sonrojado.

- Hyunjin. – Me volvió a mirar tímidamente. Parecía estar contento de que yo hubiera pronunciado su nombre. - ¿Por qué me prestas atención? – Le pregunté sinceramente. Él abrió los ojos como platos. Supongo que no se esperaba esa pregunta.

- Porque... Porque has dicho mi nombre. – Sonrió tontamente, encogiéndose de hombros, sabiendo que eso no era a lo que me refería.

- No. Quiero decir que por qué me prestas atención siempre. ¿Por qué hablas conmigo? ¿Por qué te acercas a mí? No valgo la pena. – Hyunjin parecía decepcionado por mis preguntas. – No lo digo para que dejes de hacerlo. De hecho, me gusta que lo hagas. – Su cara volvió a brillar mientras sus ojos sonreían tímidamente. – Pero quiero saber por qué una persona como yo capta tu atención. – Él estaba pensando, pero parecía que mi pregunta quedaría en el aire para siempre.

El metro volvió a parar. Tampoco entró nadie más. Se cerraron las puertas y avanzamos de nuevo.

- ¿Qué haces en este metro? Nunca te había visto cogerlo. – Hyunjin preguntó curioso.

- Lo mismo podría decirte yo. – Estaba siendo algo borde, pero ya se me había olvidado como tratar con las personas. Hyunjin parecía no molestarse por mi impertinencia.

- Bueno, yo cojo este metro para ir a un parque precioso, en la calle del campus. Voy todos los fines de semana.

- Entonces, ¿por qué coges el metro hoy? Pensaba que siempre ibas a clase con tu vecino.

- Y así es, voy con su coche entre semana. Pero, Han, hoy es sábado.

- ¿Hoy no es lunes? – Los fines de semana los pasaba solo, en mi oscura casa. Así que, para evitar el sufrimiento de la soledad, mi mente debió eliminar el fin de semana. Debí creer que ya había pasado.

- ¿Estás yendo a clase?

- Em... Pues... Sí. – Me sonrió de una manera muy dulce, como lo hacía mi madre antes de caer en coma.

- ¿Te apetece venir a pasear conmigo? Siempre voy solo, pero las costumbres pueden cambiar por alguien como tú. – Su arrebato hizo que cayera en el pozo de la vergüenza. Rojo como un tomate, esperaba mi respuesta.

- Debo reconocer que... Me apetece mucho... Digo... Que es mejor que quedarme en mi casa. – Parece que la vergüenza era contagiosa. ¿Me habría sonrojado? No era capaz de saberlo y eso me causaba más vergüenza.

Me dedicó otra sonrisa de las suyas y nos mantuvimos en silencio hasta la última parada.

Fighting Against Yourself | HYUNSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora