XII

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Hyunjin seguía queriendo hablar conmigo todos los días. Parecía incapaz de rendirse. Me sentía como si le estuviera engañando. Sin mirarlo la culpabilidad me corrompía. Sí lo miraba, no creo que pudiera aguantar.

Cuando lo veía acercarse, me metía en el baño, giraba la esquina, me escondía tras alguna taquilla, o entraba en alguna clase vacía. Realmente no quería cruzar miradas con Hyunjin.

Pero lo inevitable era, que íbamos a la misma clase. Él se sentaba un poco más atrás, aun así, podía sentir como su mirada se clavaba en mi nuca sin poder verle.

Debía terminar con esto. No podía seguir así. Cada vez que sentía a Hyunjin cerca, me dolía el pecho. El corazón empezaba a latirme más rápido. Nervioso porque en algún intento de escapar de su mirada, me la encontrara de frente.

Estaba guardando mis libros en la taquilla. Trataba de respirar profundamente para quitarme cargas de encima. Estaba solo en la zona de las taquillas, así que nadie podía interrumpir mi silencio, o eso era lo que yo creía.

- Mira quien tenemos aquí... El gran cazador de la noche... Un depredador salvaje... No se acerquen mucho... Podría ser peligroso, en cualquier momento puede arrodillarse en frente de cualquiera y atacar a nuestra... - Corté su habla con un fuerte golpe al cerrar la taquilla. Era él, el chico que se sentaba detrás de mí en clase, con su sequito. Era muy alto, y realmente imponía. No pensaba mirarlo, ni al él ni al resto del grupo. Uno de ellos fue rápidamente delante de mí para cortarme el paso. Levanté la mirada hacia él, éste no era mucho más alto que yo, pero su sonrisa juguetona que se elevaba solo por un lado de su cara, hacía que tuviera un aspecto atemorizante.

- ¿Cres que te puedes ir de rositas? – Dijo el cabecilla de la banda. Me giré hacía él. Entonces pude ver al resto de grupo. Era el más alto de todos. Un punto en contra para mí, era que yo era el más bajo. – Veo que ahora te metes en peleas... ¿Buscas problemas? – Me sonrió mientras los demás me rodeaban para no dejarme salir. Negué levemente con la cabeza, pues ya no me quedaban fuerzas ni esperanzas para nada más. – Suena poco convincente. ¿Vosotros que creéis, chicos? – Todos asintieron mientras me miraban de forma intimidante.

- No busco problemas, solo dejen que me vaya. – Supliqué bajando la mirada sin mover la cabeza. Mi voz sonaba triste y algo rota.

- Cogerlo. – Ordenó el más alto. Los demás le hicieron caso y me agarraron de piernas y brazos. En total eran cinco. Todos eran más altos y grandes que yo, ¿Qué debía hacer? Cuando me cogieron traté de poner resistencia, pero esto no funcionó. Desistí. Dejé que me llevaran allá donde quisieran sin ninguna complicación.

Me llevaron a los vestuarios del gimnasio. Y me tiraron al suelo, el cual aún estaba húmedo, lo notaba en mis rodillas. Uno de ellos se quedó en la puerta, la cual habían cerrado, para evitar que me pudiera ir. Los otros cuatro se quedaron de pie alrededor mío.

- ¿Pero que tenemos aquí? – Me agarró del pelo y estiró hacia arriba para que le mirara a la cara. – Un Han Jisung de rodillas... ¿Qué piensas hacer ahora? – No podía bajar la cabeza, me sería imposible debido a la fuerza con la que tenía agarrado. – ¿No respondes? – Me escupió en el ojo lastimado, lo que me hizo entrecerrarlo del escozor que provocaba. – Bueno, yo ya sé lo que vas a hacer. ¿Qué debería hacer un buen Han Jisung cuando está de rodillas? – Idiotas. Mis ojos demostraban odio, pero el resto de mi cara no expresaba nada. – Sujetarlo. – Le hicieron caso a su preciado líder, dos de ellos me agarraron los brazos para que no pudiera moverme. Mientras tanto, el más alto, decidió desabrocharse los pantalones en frente mío. Luego se acercó a mí y se bajó el bóxer junto al pantalón. – Ya sabes lo que debes hacer.

El que protegía la puerta sonrió. Era el único al que podía verle la cara. No pensaba hacerle caso a ese chico. Me negaba a hacer lo que esperaba.

- ¿Por qué tardas tanto? – Preguntó furioso sin separarse ni un centímetro de mí.

- No voy a hacerlo. – Me negué rotundamente, sin poder imaginar la respuesta de aquel grupo de chicos.

- ¿Te niegas? – Frunció el ceño enfadado. Levantó su pierna y me dio una fuerte patada en el abdomen. Eso hizo que me retorciera hacia delante, pero los dos chicos que me sujetaban los brazos me volvieron a tirar hacia atrás. – ¿Ya estás dispuesto a hacerlo?

- ¡No voy a hacerlo! – Repetí gritando. Esta vez fue un rodillazo en la cara. Pude notar como la sangre resbalaba por mi cara, aunque no sabía de donde provenía.

- ¡Jefe, intentan abrir la puerta! – El chico que la aguantaba, se estaba esforzando mucho para mantenerla cerrada. El más alto bufó.

- ¿Quién es? – El jefe de la banda alzó la voz para que pudieran escucharle desde fuera.

- ¡Dejarme entrar! – La persona que intentaba entrar se quejó, haciendo más fuerza para abrir la puerta.

- Déjale pasar y enciérralo dentro, tiene voz de estudiante, no es ningún profesor ni nada por el estilo. – El mayor le restó importancia, aún sin saber quién era.

El que se encontraba sujetando la puerta, dejó de hacer fuerza, haciendo que el chico de fuera casi se chocara contra la pared de en frente. El de la banda, volvió a cerrar la puerta mientras el otro recuperaba la postura.

- Pero, ¿qué es esto? ¿Ahora tenemos al novio aquí también? – El más alto se rio exageradamente. La persona que entró a los vestuarios no podía ser otro que un inoportuno Hyunjin.

- Pero, ¿qué? – Hyunjin empezó a caminar hacia el jefe para ver quien estaba arrodillado enfrente de él. Hyunjin se sorprendió y miró al más alto con odio y asco. – ¡¿Pero qué mierda te crees que haces?! – Le gritó enfadado. Mientras lo empujaba alejándolo de mí.

- ¿Tú también quieres unirte a la fiesta? – Preguntó el más alto mientras se acercaba a Hyunjin, que estaba en frente mío. Hyunjin no lo dudó dos veces y le pegó un puñetazo de gancho en la barbilla, haciendo que la cabeza del contrario mirara hacia arriba. Al quedar el cuello del jefe de la banda tan desprotegido, Hyunjin aprovechó para pegarle otro puñetazo en el cuello, haciendo que este cayera cao al suelo sin apenas poder respirar.

El chico desocupado que tenía detrás Hyunjin, se aceró a él por la espalda y le agarró del cuello. Hyunjin, con una rápida reacción al ataque, le dio un codazo en el abdomen, haciendo que retrocediera hasta pegarse un gran golpe en la espalda con las taquillas.

Los dos que estaban detrás de mí, de rodillas como yo para sostenerme los brazos, parecían paralizados al ver en ese estado a Hyunjin.

- ¡Jisung, baja la cabeza! – Le hice caso a esa directa orden de Hyunjin. Levantó su pierna y los dos chicos que me agarraban recibieron una fuerte patada en su cabeza, como si de dos pelotas de futbol se tratara.

Solo quedaba el chico que aguantaba la puerta, que al ver como había dejado Hyunjin a sus compañeros, se fue con el rabo entre las piernas, asustado por la situación.

- Jisung. – Hyunjin se giró hacía mí. - ¿Estás bien? – Perplejo, asentí con la cabeza. – Sí, claro. Vámonos de aquí, un médico tendrá que verte... Tu cara... - Hyunjin se detuvo, mirándome con pena y preocupación. – Mejor vámonos ya. – Volvió a subirme a su espalda. Dolorido por todo lo que había pasado, como me habían pegado, dejé caer mi cabeza sobre el hombro de Hyunjin. Empecé a cerrar los ojos y me desmayé.

Hyunjin... Yo ya no debería causarte más problemas. No te preocupes, no volveré a hacerlo.

Fighting Against Yourself | HYUNSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora