Aquella noche pude dormir perfectamente. Hacía mucho tiempo que no dormía así. Y aunque despertara al lado del hombre equivocado, mientras dormía, me sentía libre. Pronto podría dejar todo atrás.
Agradezco al universo por poner a Hyunjin en mi camino, y hacer que me dé cuenta de todo.
Salí de aquella mansión sigilosamente. Pues se suponía que hoy no debía ir al campus, debía descansar para curar la herida de mi abdomen. Pero había hecho una promesa. Y ésta seguía en pie.
Cogí el metro para ir hasta el campus. Allí me esperaba él. Le saludé con una sonrisa y la mano alzada. Hyunjin me devolvió la sonrisa, y aunque ésta era forzada, agradecía que por lo menos pudiera fingirla, porque a mí, me reconfortaba.
- ¿Has dormido bien? – No pude evitar preguntar cuando me acerqué a él y vi aquellas desmesuradas ojeras.
- Si, claro. – Respondió tratando de ser convincente. Un bostezo después de que hablara, terminó de delatarle.
- ¿Y te encuentras bien? Tienes los ojos colorados. – Hyunjin parecía estar forzando sus parpados para mantenerlos abiertos.
- Sí, me encuentro bien, eso es porque tuve que copiar los apuntes de lengua, y forcé mucho la vista porque se me fundió la bombilla del escritorio. – La habilidad de mentira de Hyunjin después de una noche sin dormir, no estaba nada mal, pero no era lo suficientemente convincente como para creerle.
- ¿Qué te parece si antes de empezar las clases, vamos al baño y te lavas la cara? – Pregunté sin perder mi sonrisa. Asintió con la cabeza, como si me lo estuviera suplicando.
Después de ir al baño, entramos en nuestra aula diez minutos antes de que empezara la clase.
- Jisung... - Hyunjin se detuvo a mirarme. Él estaba de pie al lado de mi pupitre. Yo estaba sentado, mirándolo.
- ¿Sí?
- ¿Querrías volver a comer en mi casa? – Hyunjin estaba extremadamente serio.
- Gracias por la invitación, pero me temo que no puedo. Hoy tengo cosas que hacer. – Ya no debía esperar más. Estaba atrasando lo que tenía que pasar. Ya debía abordar mi destino.
- Sí, claro. Tal vez otro día... - Hyunjin me miraba de reojo esperando una respuesta. Aparté mi vista de él, dejando de lado mi sonrisa. Pensaba que Hyunjin ya lo había comprendido, que había aceptado lo que me preparaba el futuro. Pero no fue así, seguía insistiendo. Pero no me importaba. Sabía perfectamente cual era la solución a todo, y conocía cual era el método para que, de una vez por todas, dejara de doler.
Hyunjin se sentó en su silla y esperamos a que la clase empezara. No presté ninguna atención a las explicaciones del profesor, pues ya no servía de nada.
Cuando las clases finalizaron, todos los alumnos salieron rápidamente, como solían hacer. Yo me quedé para esperar a Hyunjin. Cuando por fin lo recogió todo, salimos del aula y del campus.
Volvimos a las escaleras que bajaban al metro. Donde nos despedimos la última vez.
- Debería irme ya. – Le dije cuando ya habíamos parado en frente de estas escaleras. Hoy ya no cogería el metro.
- Yo también debería. Mi madre podría hacerse daño. – Hyunjin seguía sin sonreír.
- Una última cosa... – Aun que seguía sin poder mirarle a los ojos, lo máximo que podía acercarme a ellos, era la nariz. – ¿Por qué ya no sonríes? – Hyunjin se quedó en silencio por unos instantes. Nadie dijo nada, en cambio, el tiempo pasó bastante rápido.
- El pañuelo que me dejaste en el baño para secarme la cara... - Hyunjin empezó a buscar por sus bolsillos.
- No hace falta que lo busques. Puedes quedártelo. – Le dije ignorando que aún no había respondido a mi pregunta. – Me voy ya. – El silencio volvió a dominar la escena. – Adiós, Hyunjin.
- Adiós, Jisung. – Al fin parecía que había cedido. Empecé a bajar las escaleras sin ninguna preocupación en mi mente. Estaba imaginando la sonrisa de Hyunjin, aquella sonrisa que constantemente rondaba por mi mente.
Cuando llegué al final de las escaleras, miré hacía arriba. Hyunjin ya no se encontraba allí.
Fui hacia las vías. El estruendo me indicaba que el metro estaba llegando a la estación.
- Chico, haz el favor de separarte de las vías. – Escuché la voz de un guarda de seguridad a mis espaldas. No le hice caso y avancé un paso más. - ¡Sepárate de las vías! – Escuché como corría hacia a mí. Uno de mis pies ya estaba en el borde del andén, cuando me estiraron del brazo con fuerza para apartarme. Antes de que me diera cuenta de lo que estaba pasando, escuche como el metro pasó rozando de mi espalda.
Mi cabeza estaba escondida en el pecho de alguien. Sus brazos me rodeaban, podía sentirme protegido. Cuando el metro se detuvo, levanté la cabeza lentamente. Hyunjin me miraba desde arriba mientras derramaba una cantidad incontable de lágrimas. Empezó a reír como loco, una de esas risas nerviosas, que a la vez reflejan tristeza y rabia. Cada vez lloraba con más fuerza. Trataba de decir algo, pero sus propios sollozos no se lo permitían.
Solo existían lágrimas, de las que también, sin querer, acabé contagiándome. Volví a esconderme en su pecho, pegándome más a él, pues necesitaba sentirme protegido del mundo y de mí mismo.
Sin decir nada, nuestras mentes se conectaron. En esos minutos en los que no podíamos separarnos, compartimos nuestro dolor. Ya era mutuo. Ambos lo sentimos.
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Fighting Against Yourself | HYUNSUNG
Fiksi PenggemarJisung se ve obligado a luchar contra él mismo. Jisung y Hyunjin asisten al mismo campus universitario, van a la misma clase. Un día, Hyunjin no puede evitar hablar con Jisung, la persona de la que ha estado enamorado muchos años, a pesar de no con...